Opinión

¿Y si no me dejan votar?

Es una pregunta lógica. Si este domingo los separatistas me impiden el sacrosanto derecho al voto, ¿a quién reclamo?

¿A Torra y Puigdemont, por ser los máximos incitadores de los CDR y otros grupos violentos? ¿A Artur Mas, por haber empezado el procés? ¿A Pujol, por haberlo planificado? ¿A Sánchez y Marlaska, por no haberlo sabido cortar a la que empezó la violencia, o a Rajoy por haber sido débil en su momento? ¿Reclamo a Iceta, por mantener pactos vergonzosos y vergonzantes con los mismos que escupen, pegan, cortan carreteras, invaden aeropuertos y queman Barcelona?

¿A quién he de presentar mi queja, a una Europa pusilánime que relativiza criminalmente con nuestros delincuentes? ¿A la justicia de Su Majestad la reina Isabel II, tan pulcra cuando se trata de nosotros y tan expeditiva cuando son sus cosas? (Recuerdo a los SAS enviados a Gibraltar para cargarse a un tipo, que fueron recibidos en el Reino Unido con honores de héroes, por vía de ejemplo)

¿Quién es responsable de que se impida el derecho a elegir libremente y sin coacción a nuestros representantes? ¿Los alcaldes de esos pueblecitos separatistas donde rige la ley del Juez Roy Bean, dulcificada solo en parte? ¿Los Mossos separatistas que harán la vista gorda? ¿Los comentaristas de TV3 o cualquier medio de comunicación lacayo que harán todo lo posible para escondernos, una vez más, la realidad?

Solo encuentro una respuesta a todas esas preguntas: responsables son todas y cada una de las personas, partidos e instituciones que he citado, pero hay alguien que tiene una responsabilidad mucho mayor: nosotros. Sí, nosotros, que nos quejamos de que nos han dejado solos, cuando los primeros en abandonar la lucha fuimos quienes, por acción u omisión, permitimos a esta banda de totalitarios hacerse con todos los resortes del poder en Cataluña. Fuimos nosotros los que nos apartamos porque, a fin de cuentas, la autonomía no interesaba a nadie y lo de Pujol era una broma de mal gusto. Nosotros somos responsables por quitarles hierro a unos partidos racistas, supremacistas, por limitarnos a explicar algunos chistecitos sin mayores consecuencias, incluso por haberles reído las gracias en alguna ocasión. Servidor el primero, que conste, y lo digo a fuer de honesto y de ejemplo de que aquí, el que esté limpio de pecado que tire la primera piedra.

Los separatistas, pagados o por convicción, tienen una organización considerable. ¿Por qué, en cambo, el constitucionalismo carece de ella?

El resultado de la inacción social, unida, indiscutiblemente, al pesebreo de PP y PSOE con la exconvergencia y al común denominador de la corrupción y el chalaneo, nos han llevado hasta el borde del abismo. Es posible, y ojalá me equivoque, que este domingo muchas personas no puedan votar de manera libre, sin coacciones y sin miedo. No hay policías suficientes para garantizar el más elemental de los derechos en democracia ni el coraje ciudadano necesario para organizarse y defender nuestros derechos. Tanto hablar de que somos mayoría cuando, a la hora de la verdad, no se nota.

Esa es otra consideración importante para meditar en el día de reflexión. Los separatistas, pagados o por convicción, tienen una organización considerable. ¿Por qué, en cambo, el constitucionalismo carece de ella? Es evidente, tantos años de abulia han atrofiado el músculo democrático de los que, teniendo muy claro que defienden la libertad, la democracia y la Constitución, no están para nada más que votar y, si acaso, acudir a una manifestación. Y conste que eso ya es meritorio tras cuarenta años de dictadura disfrazada de democracia.

La pregunta sigue en el aire. Si no puedo votar, ¿a quién me quejo? El espejo, con su cruel e inapelable veredicto, el del último juez, nos dará la terrible respuesta.

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