Opinión

Delenda est Rafael del Pino

Pedro Sánchez se considera agraviado y reacciona con artillería de grueso calibre acusándole de traidor a la patria de la que habría abusado

Sumisión o cese, escribió en estas páginas digitales el miércoles pasado un buen amigo periodista. Y en esas estamos. Un empresario, Rafael del Pino, que recibió de su padre una gran empresa, Ferrovial, cuya dimensión ha sabido multiplicar hasta convertir en prestigiosa multinacional, anuncia la decisión de trasladar su sede a los Países Bajos y se desata el linchamiento. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se considera agraviado y reacciona con artillería de grueso calibre acusándole de traidor a la patria de la que habría abusado. Las adjudicaciones de obra pública que consiguió limpiamente, compareciendo en concursos públicos, pasan a ser ahora presentadas como dádivas y favores inmerecidos a los que el ingrato Rafael del Pino no ha correspondido como hubiera sido su deber más elemental. La prensa impresa y digital y los medios audiovisuales de estricta obediencia han hecho fuego a discreción sobre los blancos que les han sido mostrados. Columnistas, comentaristas, analistas, tertulianos, imbuidos todos de los oportunos argumentarios han lucido sus habilidades dialécticas en ejercicios circenses remunerados emulando el coro de los hinchas con el “¡a por ellos, oé!”.

Las acciones de una sociedad española cotizada en España solamente pueden negociarse en los EEUU a través de American Depositary Receipts u otras fórmulas indirectas

La inminencia de la campaña para las elecciones autonómicas y municipales del domingo 28 de mayo ha desatado las urgencias demagógicas que jalean a los de abajo contra los de arriba, buscan la complacencia de los tendidos de sol, a los que se quiere halagar con el salto de la rana, rehúsan los cánones de toda torería, sin escuela rondeña ni salmantina que valga. En esa línea se prefiere inducir la polarización que escinda la plaza, que provoque la histeria del 7, que denuncie de modo airado al diestro si se sirviera del pico de la muleta. Pero se acepta sin reproche el truco de mancharse de sangre la taleguilla arrimándose a toro pasado. Así, los asesores de Moncloa olvidan la geometría del toreo y se muestran incapaces de formular la ecuación de la curva del toro ni de atender al precepto de que, para que el lance se verifique con valor artístico añadido, es preciso que el diestro intervenga en la venida del toro -parar, templar y mandar-, que le cite en debida forma y que le dé salida con el engaño sin necesidad de quitarse de donde está o, si en último extremo se viera obligado a hacerlo, proceda evitando descomponer la figura, de manera irreprochable, como ha escrito mi amigo periodista en su columna El teorema de Belmonte publicada en el último número de la revista Quites

Cuestión distinta es que la nueva sede a la que se trasladaría la empresa que preside Rafael del Pino se encuentre dentro de la Unión Europea y que para el Grupo Ferrovial, los Países Bajos constituyan una plataforma óptima para que las acciones puedan negociarse simultáneamente en España, los Países Bajos y, llegado el momento, también en los Estados Unidos. Según Ferrovial la condición de compañía cotizada neerlandesa facilitará la futura admisión a negociación de esas mismas acciones en los EEUU y, de darse las condiciones para ello, su inclusión en los índices bursátiles estadounidenses. Por el contrario, las acciones de una sociedad española cotizada en España solamente pueden negociarse en los EEUU a través de American Depositary Receipts u otras fórmulas indirectas, y los American Depositary Receipts no son elegibles para acceder a los índices bursátiles estadounidenses. Pero esos detalles son difíciles de aducir en los mítines de fin de semana. Atentos.

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