Ayer entre los periodistas que tomaban posiciones a las puertas del Congreso de los Diputados impacientes por seguir el inicio del debate parlamentario sobre el estado de la nación, cundía la noticia de la destitución fulminante del presidente de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET). Porque cuando un dato se desvía, se destituye al
que proporciona el dato. De modo que la decisión, parecía seguir en línea con la firmeza del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, empeñado en mantener a raya a los detentadores de poderes oscuros adictos a los puros habanos en los cenáculos de Madrid y a sus terminales mediáticas. Si no le ha temblado el pulso para poner a la orden a empresas como INDRA, ni para designar como presidentes de las empresas públicas a militantes del Partido Socialista de Cataluña, si ha sabido atajar los datos adversos de inflación suministrados por el Instituto Nacional de Estadística forzando la dimisión de su presidente, Juan Manuel Rodríguez Poo, tampoco parece que fuera a temblarle el pulso ahora para destituir al presidente de la AEMET.
Así que, estando fuera de discusión que las asfixiantes olas de calor afligen de manera muy especial a la clase media trabajadora, causándole graves padecimientos, mientras que los poderosos culminan sus cenas fumando habanos en ámbitos climatizados que les preservan de los rigores térmicos infernales, en absoluto podría descartarse que el presidente de AEMET fuera destituido. Preparando esa decisión algunos de los asesores ministeriales se han apresurado a preguntarse qué ha sido del anticiclón de las Azores, desaparecido de los mapas sin dejar rastro ni siquiera en Villarejo, y a señalar intencionadamente que el hasta ahora responsable de la AEMET fue nombrado por un Consejo de Ministros presidido por Mariano Rajoy el 12 de julio de 2013, lo cual le haría en principio sospechoso de conexiones con el principal partido de la oposición que ahora está hinchando sus velas con los augurios favorables de las encuestas de intención de voto.
El hasta ahora responsable de la AEMET fue nombrado por un Consejo de ministros presidido por Mariano Rajoy, lo cual le haría sospechoso de conexiones con el principal partido de la oposición
Además, la ocasión del relevo en la cúpula de la AEMET pudiera ser aprovechada para transferir a las Comunidades Autónomas todas las competencias en el ámbito meteorológico, de modo que en adelante cada una de ellas pueda determinar libremente la temperie que mejor le convenga y presentar los mapas de su mejor elección, sin sometimiento alguno al yugo candente de Madrid, ni a sus isóbaras, ni a su proyección territorial más allá del corsé de los límites estatutarios. Consultados los aliados parlamentarios del Gobierno consideran que, en tanto no se
alcancen estas transferencias meteorológicas, todas las demás quedan en buena medida invalidadas. Veremos.
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