No son pocas las veces que tengo dudas con las palabras que elijo, y de forma especial cuando se trata de un titular. Me he leído el informe que ha redactado el Ministerio de Óscar Puente sobre la manera en que José Luis Ábalos contrató la compra de mascarillas cuando él era el ministro de Fomento. En ese papel se afirma que se compraron a una empresa de chichinabo. Como la palabra, en su construcción sobre todo, me parecía ordinaria y grosera, pero muy propia de la educación de la que hace gala el ministro Puente, fui al diccionario de la RAE, una herramienta que deberíamos utilizar todos con frecuencia, viviendo como vivimos en un mundo en el que las palabras reclaman continuamente su verdadero significado.
Me tranquiliza saber por este camino que chichinabo es un adjetivo coloquial que tiene que ver con la chicha y el nabo, y no con eso que uno cree cuando la chicha muta en chichi y el nabo recuerda por analogía aquello que tan pocas veces se nombra para no perturbar las buenas maneras. Metidos en estos terrenos, dejen que les cuente que la misma Fundéu (Fundación del Español Urgente) hizo en su día una encuesta entre sus seguidores para determinar qué expresión utilizar, chicha y nabo o chichinabo, y ganó, con el 70%, chichinabo. De modo que, si esto es así, titulemos esta última Cotufa agosteña con el parecer de la mayoría, ya que de democracia pretendo hablarles este jueves.
Aquí Sánchez perdió las últimas generales, pero se comporta como si las hubiera ganado. Feijóo se las ganó, pero actúa como si eso jamás hubiera sucedido
La verdad es que uno ve lo que está sucediendo en Venezuela y enseguida piensa en los estragos que se pueden llegar a hacer en nombre de la democracia. Es sencillo mentar los beneficios del sistema, que igual da que lo hagan desde Bildu a Vox, pero no es fácil ser un demócrata. Desde esa evidencia puedo explicarme, que no entender, el silencio de Rodríguez Zapatero, consumado exégeta de Nicolás Maduro. El silencio que mantiene acerca del pucherazo electoral hace que por momentos cueste creer que un señor así haya podido ser presidente del Gobierno de España. Algún día, y no será muy tarde, iremos comprendiendo que, más allá del independentismo, el podemismo, el blanqueo del partido de Otegi, la normalización del de Puigdemont y sus pactos espurios con los de Junqueras, más la inquietante figura de Pedro Sánchez, junto a todo eso, o detrás de eso, está José Luis Rodríguez Zapatero. Y miren, no creo que esa fortaleza, en lo tocante a su influencia, venga derivada de una ideología articulada en y desde la reflexión, más bien creo que se debe a una personalidad insatisfecha y errada, siempre pendiente de ajustar cuentas imposibles.
Zapatero es una singularidad que nos recuerda que la democracia necesita defensa y apoyo constante, pero sobre todo precisa de militantes, de gentes que estén dispuestas a entender las diferencias y el respeto al adversario. Y las derrotas, cuando son propias; y las victorias, cuando son ajenas. Aquí Sánchez perdió las últimas generales, pero se comporta como si las hubiera ganado. Feijóo se las ganó, pero actúa como si eso jamás hubiera sucedido. La opinión pública, en la que estoy, hace tiempo que cree que esto nunca pasó en este país.
Lo que pretenden hacernos olvidar
Tener la mayoría en el Congreso no asegura que la democracia ampare todas las decisiones, y menos cuando esa mayoría es como la española, en la que se juntan socialistas, comunistas, nacionalistas de izquierda y de derechas, supremacistas independentistas y otras fuerzas que hacen del paisaje un entorno exótico y nada distinguido.
Me gusta recordar lo que decía Adolfo Suárez, que la democracia era “elevar a categoría política de normal lo que a nivel de la calle es normal”. Pues bien, este verano, en la calle, en las sobremesas y en las reuniones y conversaciones de terraza y chiringuito, los españoles hemos hablado de muchas cosas, singularmente del problema de la inmigración, pero también de los que traerá que Cataluña tenga un concierto económico distinto al resto de los españoles, que éste el pago de Sánchez a los de ERC para que Salvador Illa se hiciera con la presidencia. Ya sé que esto último es sabido por todos, pero yo no me canso de recordarlo. Sí, sí y sí: Debemos recordar continuamente lo que con tanta facilidad nos hacen olvidar.
Y todavía se asombran porque muchos españoles se preguntan para qué vale el Congreso, para qué el Senado, al que la mayoría sanchista le ha quitado poder
En un acto que engrandece la inmejorable salud de nuestra democracia, el martes, y quizá porque es el día de la semana marciano por antonomasia, la disparatada mayoría del actual Congreso que apoya a Sánchez votó en contra de que el presidente, de viaje por Mauritania, Gambia y Senegal, comparezca con carácter de urgencia para explicar la crisis migratoria. Esa misma mayoría tan progresista y tan democrática votó también en contra de que la ministra María Jesús Montero explique en el Congreso, lo que para todos menos para ella y su partido, es un concierto económico con mayúsculas para Cataluña. Las dos grandes cuestiones nacionales de las últimas semanas han sido hurtadas del debate nacional dentro de sus órganos de representación.
Y todavía se asombran porque muchos españoles se preguntan para qué vale el Congreso, para qué el Senado, al que la mayoría sanchista le ha quitado poder precisamente para eso, para que el presidente no dé explicaciones y su pizpireta ministra del concierto/desconcierto tampoco.
Democracia orgánica
¿Debemos llamar a esto democracia? Pues miren, no. Que uno pueda votar cada cuatro años y decir y escribir lo que piensa -de momento-, no hace que lo sea. Como no lo era aquello que de niños nos ponían en el libro de FEN (Formación del Espíritu Nacional), que España era una democracia…orgánica. ¡Acabáramos! El significado de las palabras está en el diccionario, y no en lenguaje romo y malintencionado de quienes no quieren o no pueden dar explicaciones de lo que hacen, pactan y perpetran.
Ya sé que esto que les digo tiene un riesgo, pero estas son las cosas que deberíamos recordar cada vez que nos llamen a votar. Quien en verdad se cree esto de la democracia y quien no. A menos que, siguiendo la doctrina Suárez, convengamos que la anormalidad esté en la calle, o sea en nosotros, y la normalidad en ellos, es decir en los políticos que no quieren dar explicaciones desde el chichinabo institucional que viven y disfrutan. Dicho sea sin perdón.
lordUsuario
No hay separación de poderes, tampoco políticas de estado consensuadas a mediano/largo plazo, ergo: NO HAY DEMOCRACIA.
Puntualizando
Totalmente de acuerdo. Esto demuestra la locura de una parte de la sociedad catalana. Por cierto, yo fui a votar, no me quedé en casa. Hay que echar a toda esta gentuza soviética y terrorista.
k. k.
Si a estas alturas de la película considera usted que Feijoo ganó las generales, mal vamos. Las perdió y por goleada, a las pruebas me remito. Y bastante peor es perderlas con mayoría insuficientísima. Poner a Bildu y Vox en la misma línea es de pésimo gusto. Bildu no es un partido político. Debería estar ilegalizado.
Talleyrand
En efecto. El sanchismo ha devenvido el nuevo franquismo, pero ahora con chorizos e incompetentes. El Movimiento nacional es ahora el movimiento progresista con la banda al completo y el psoe de mandamás con sus sindicatos verticales pagados por el estado incluidos. Para llegar así no hacia falta ni Transición ni nada de nada. Reconciliación para nada, esta gentuza ha vuelto a la guerra civil.
Urente
Ahora entiendo por qué posiblemente me banearon en EC hace muchos años tras poner en un comentario algo sobre la titulación "de chichinabo" de una de las tétricas hijas del entonces presidente del gobierno ZP. La otra hipótesis es que alguien de EC tuviese alguna relación con el centro de chichinabo que otorgó el título.
avinguda joffre
quienes son los detenidos? mireselo ande, porque se le ha olvidado la segunda parte de lo que dicen Samper y los Mossos, la de alboratadores profesionales y deliencuentes comunes...la tercera parte no la pueden decir, los infiltrados policiasles espanoles, un clasico en Bcn
Juanmanuelito
En cualquier caso, creo que los antiguos griegos tenían un nombre para la forma de gobierno que padecemos en España. Invito a visitar el blog "quenoyqueno", refugio de cuatro vejestorios, y buscar la entrada; CAQUISTOCRACIA A LA ESPAÑOLA Gracias.
Procusto
Hay dos líderes que encarnan en la actualidad una democracia con ese apelativo: Maduro, que afirma que el único órgano que puede dictaminar el resultado electoral es el Consejo Nacional Electoral, y Sánchez, para el que lo constitucional sólo lo puede fijar el tribunal que preside Pumpido. Dos tipos de una legalidad “impecable” como diría Bolaños.
Arcano1964
Por curiosidad: ¿tiene idea de lo que dice? ¿utiliza las palabras conociendo su significado o, simplemente, se deja llevar por la máxima de "cuanto más bestia, mejor"?
Bluesman
Eres audaz si te atreves a leer algo que redacte el ministerio ese.
luki
El coletas estaba todo el día con lo mismo...imagino que cuando gobiernen los nuestros será democracia plena de nuevo (claro).
vallecas
Todo esto porque no existe una Ley fuerte y previsora que nos proteja. La Democracia Española permite nombrar Presidente a un tipo que miente y engaña a sus votantes. Es legal mentir. Así vamos directos al abismo, no hay fututo, estamos abocados a la violencia. Democracia de chichinabo. Y de chichinabo es equipara a Bildu y Vox (y de indecente), de chichinabo es decir que Feijóo ganó ¿Aún no ha visto que el que gana es el que suma 176?, de chichinabo es el Congreso. de chichinabo es la Constitución. Hay mucho "chichinabo" suelto.
poraquiandamos
¿Ha visto las amenazas a una señora respetable como Argelia Queralt? ¿También son extranjeros los que las profieren? ¿Y las amenazas a todo aquel que no comulgue con el catecismo independentista? Todo muy tolerante, sí.