El espejismo de una derecha triunfadora se resquebraja. Los columnistas más afilados no tienen piedad en describirlo. Por ejemplo, Hughes en La Gaceta, que se atreve a exponer lo que muchos rumian en silencio: “El primer problema político de España no es Bildu, ni ERC, ni es el PSOE. Es la llamada derecha española, terrible y absurda, timo piramidal de varias generaciones ya, y nada se puede hacer sin rebelarse antes contra su enajenación (delirio y venta), extendida por el país como una especie de sentido común”, resume. Menos echar la culpa de todo a los progres y más mirarse en el espejo, aceptando la triste imagen que nos devuelve.
Desde la izquierda política, Manolo Monereo, el pensador estratégico más cercano a Anguita, escribía esto a mediados de junio, antes de las últimas turbulencias en la derecha: “Vox juega un papel esencial: blanquea al PP, no al revés. Levanta los temas claves y los sitúa en la agenda pública, defiende sin complejos un programa liberal extremo y un nacionalismo español perfectamente compatible —¿cuándo no lo fue? — con la subordinación nítida, férrea a la política exterior de los EE.UU. y a la pertenencia a una OTAN centinela y guardiana de Occidente. La primera ministra italiana Giorgia Meloni enseña mucho”, constata. Sin duda, Meloni confirma lo fácil que es ablandarse una vez que se llega al poder, pero no olvidemos que ella llegó allí aferrada a sus principios y enfrentada a un bloque donde estaban todo el resto de partidos italianos.
Derecha sin brújula
Quien arroja mejor luz sobre la pregunta que nos ocupa es Carlos González Cuevas, prestigioso estudioso de la derecha española, durante una sustanciosa entrevista en 'El Correo': “Vox tiene, a diferencia de Ciudadanos por ejemplo, una sustantividad propia”, destaca. El problema es que resulta difícil predecir su porvenir político, ya que no tiene el respaldo de las élites financieras y mediáticas españolas, mucho más cómodas como la alternancia (que no alternativa) entre PSOE y PP, como se ha visto en las últimas elecciones. ”La derecha identitaria ha llegado muy tarde a España. Un amplio sector de la sociedad no entiende su significado y necesidad. En el caso de las derechas, algunos la creen compatible y complementaria del PP; lo cual es falso. El PP odia a Vox más que al conjunto de las izquierdas”, subraya. Hay mucha tela que cortar en esta respuestas.
La derecha española está descubriendo que la batalla cultural comienza dentro de su propia cabeza
Gonzalez Cuevas afirma también que "la influencia de Federico Jiménez Losantos en parte de la derecha ha sido nefasta", una opinión que se extiende sin prisa pero sin pausa. La defensa de un liberalismo reaganista o thatcheriano no cuaja en las capas populares, que prefieren un pensamiento español enraizado en los valores sociales cristianos. El rechazo a un estado fuerte y a unos servicios públicos protectores de los más débiles es popular en el mundo anglosajón, pero no en las culturas mediterráneas. El mayor ejemplo de esta disfunción son dos discursos recientes de Isabel Díaz Ayuso, la principal líder de las derecha española en 2023: uno en el que defiende los valores católicos ante la Asociación de Belenistas de Madrid y otro en el que rechaza el concepto de justicia social, de hondas raíces cristianas y gran aceptación en España. Nuestra derecha necesita definir nítidamente sus principios para reconectar con las mayorías. La batalla cultural comienza en la propia cabeza.
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