Ayer me levanté con ganas de escribir sobre Olona. Vale, contra ella, lo reconozco. Soy consciente de que hay personas, personajes y personajillos mucho más execrables en el panorama político español, pero a ella le tengo especial manía. Quizá por aquello de “con amigos como estos no hacen falta enemigos”. Es muy posible también que me repatee que ande con delirios de grandeza teológicos: señora, los católicos y patriotas ya lo tenemos bastante crudo en sociedad, ¿no podría cerrar un poco esa bocaza? Para acabar de rematar la cosa, me desagrada ese tour que se está dando por medios escritos y audiovisuales.
Quizá debería -precisamente por aquello de ser católica- inspirarme lástima, pues es obvio que la están usando unos y otros para distintos intereses, algunos más retorcidos que otros. Pero la lástima se la tendré hasta que sepa con seguridad que lo que la mueve es una ida de olla monumental, y no simplemente un ego que la ciega de tal forma que no se da cuenta de que comentando en El País lo de unas supuestas exaltaciones de Hitler dentro de Vox lo único que hace es escupir hacia arriba: ¿Qué pasa, Macarena? ¿Las odas al del bigotillo sólo te parecen mal ahora, que te han dado la patada?
Lo cierto es que me enteré por twitter de esas afirmaciones y pensé que debía de ser una interpretación muy retorcida de las palabras de Olona: imposible que sea tan corta. Me fui a la entrevista de El País y, efectivamente, la tía afirma muy seria y circunspecta lo de las loas a Hitler. De repente me observé desde fuera y me dije “¿pero por qué tengo que dedicarme a ver esta clase de cosas? ¡Mátame, camión!”. Para más inri, me entró mucho frío (y no precisamente porque Olona resulte espeluznante, aunque podría resultar una explicación lógica). Llevaba puesto un jersey de lana, y encima un fachaleco que mi marido se había dejado en mi silla. Aun así, estaba lo bastante destemplada como para no poder concentrarme (está claro que el tema no ayudaba, lo reconozco).
En Pamplona ya refresca, y la comunidad de vecinos ha decidido no encender la calefacción central por ahora y por prudencia. Me acordé de mi cuñada, que vive en Praga, donde tienen prohibida la calefacción excepto en hospitales y colegios. En su universidad les han dado mantas a los profesores para calentarse en los despachos, a 10º de máxima están. Así que pensé “bueno, pues ni tan mal, podría ser peor, podrías estar como ella”.
Un jovencito diciendo que pone el lavavajillas con tres platos, porque no puede verlos sucios (¿esta gente ha convivido alguna vez con un veinteañero?)
Me distraje un rato en twitter para poder volver al tema Olona con más ganas y me encuentré con una de las cosas más deleznables que ha perpetrado el gobierno (y está el listón alto, ojo): un anuncio que muestra una reunión de “derrochólicos anónimos”, con un señor acusándose de poner a tope la calefacción para poder deambular por su casa en gallumbos; un jovencito diciendo que pone el lavavajillas con tres platos, porque no puede verlos sucios (¿esta gente ha convivido alguna vez con un veinteañero?), una señora diciendo que usa el coche hasta para ir por el pan (ahí, ahí, insistiendo en los estereotipos de género) y no sé qué más disparates, porque me niego a volver a ver ese bofetón a mano abierta en la cara del 90% de los españoles. ¡Son la versión contemporánea de Maria Antonieta y su “¿No tienen pan? ¡Que coman pasteles!”.
Sabemos de muchos pequeños y medianos negocios que están teniendo que cerrar porque las facturas del gas son pantagruélicas y, por toda respuesta, ¡nos echan la culpa a nosotros! Esta gente debe de ser descendiente de Hernán Cortés o Elcano lo mínimo, ya hay que ser audaz como para tenernos ahogados económicamente, con terror al invierno que viene y, aún así, tildarnos de derrochones y enseñarnos a usar mantas y apagar la luz, como si no supiéramos. ¿Derrochólica yo?…¡Derrochólico tu padre, imbécil!
Karl
Obligar a una persona a contribuir con sus impuestos a la propagación de ideas que aborrece es tiránico. __ "[..]to compel a man to furnish contributions of money for the propagation of opinions which he disbelieves and abhors, is sinful and tyrannical[..]" ~Thomas Jefferson, esclavista, †1826
Aleluyo
Macarena Olona es muy libre de hacer lo que mejor le parezca. Un día, más pronto que tarde, sabremos que razones manejaban en VOX para echarla del partido, porque enviarla a las elecciones andaluzas fue una forma de expulsión. Estaría bonito que ahora tuviera ella que cuidar los intereses de Abascal/Buxadé.
mariem
De lo de Olona paso. Ya me pareció en plena campaña andaluza que andaba como desubicada y confundida en que tecla tocar para resultar atrayente. Lo del execrable spot de los “derrochólicos” , qué podría decir, que hubiese sido más impactante elegir como actores a unos señores orondos que fuman puros en pijamas de seda y unas señoras en deshabillé paseando por el interior de sus mansiones con la calefacción a tope, y un chico hijo de la familia, jugando al tenis antes de pasarse por su piscina climatizada, su spa y su sauna privados. Así, así es como se conciencia a la gente que para calentarse están las batamantas. Hablando de ricos, o sea, personas con alto nivel económico ¿en Moncloa y en la mansión de Galapagar han encendido ya la calefacción? ¿a qué temperatura?
vallecas
Mire Dª Mariona, a mi lo de que Olona vaya de diva me da igual, la publicidad del Gobierno me importa un "pimiento". Lo que me asusta es lo que hacen mis vecinos (compatriotas) al ver esto. ¿ha vista la publicidad de las empresas energéticas y bancos?. Aunque el PP o VOX (da igual) ganaran por mayoría absoluta, sería una catástrofe que el 49% votaran a Iglesias-Sánchez.
Apeiron
Da bastante lástima Olona en su desvarío místico-patriótico. Si sigue así, acabará denunciando a Abascal por violencia de género o declarará que es el anticristo. Mientras la prensa de izquierdas celebra con alborozo su descenso a los infiernos y le da la cobertura que le niega a Vox. En cuanto a lo de derrochólicos, una infamia más de este gobierno que no contento con mentirnos y no cumplir ni la constitución ni la ley, se ríe de nosotros con absoluta desfachatez. Lo más triste es que todos sabemos que todo esto apenas les pasará factura en las urnas.