A veces un pueblo hace caer a una dictadura. En Venezuela, la Plataforma Unitaria liderada por María Corina Machado logró convertir las elecciones presidenciales de este domingo en referéndum sobre la tiranía de Maduro y este lo ha perdido. El chavismo está intentando reproducir fraudes anteriores con los resultados, pero la alternativa al régimen ha logrado que un millón de testigos organizados, mesa a mesa, sean hoy la voz autorizada para controlar el recuento. Sus datos serán los que importen y el Consejo Nacional Electoral (CNE), un órgano de absoluta disciplina chavista, no tendrá credibilidad alguna. Algo es seguro: solo la dictadura y sus aliados han dado por ganador al dictador.
Tienen un problema insalvable. El régimen dictatorial venezolano ha recurrido a las trampas que sí le sirvieron en las elecciones de 2018, pero se ha encontrado con una oposición unida que ha demostrado haber aprendido la lección. Sabían que, frente a la tiranía, no les valía una simple victoria, necesitaban ganar por goleada para hacer inevitable el cambio. Lo han logrado. Un resultado de 70-30 según ha explicado María Corina Machado en su primera intervención tras los comicios. Ya antes del día electoral era evidente su victoria y el entusiasmo trasladado por los medios internacionales desde los centros de votación no se improvisa. Las encuestadoras internacionales más solventes dan una diferencia abismal, siempre superior al doble de votos para el candidato demócrata Edmundo González Urrutia. Los trucos de hace seis años para falsificar resultados suenan ahora ridículos.
Nada de lo que está ocurriendo en Venezuela se entiende sin el liderazgo poderoso, excepcional, de María Corina Machado. Ha sido capaz de transformar el derrotismo de la sociedad en voluntad decidida para ganarle la partida al chavismo. Logró que el miedo cambiara de bando y ahora son los dirigentes del régimen -divididos- los que están buscando refugio fuera. Los estudios de opinión fiables han detectado un hecho espectacular: el 5% de los electores que declaraba estar dispuesto a defender los votos en la calle ha crecido hasta el 50%. Las imágenes que ha visto el mundo no dejan lugar a dudas: Machado es una líder nacional que ha unido a los venezolanos.
Lula sabe que en su precaria situación política en Brasil, dependiente de grupos liberales para gobernar, no se puede permitir un apoyo a un fraude masivo televisado. Venezuela es hoy una fuente de inestabilidad regional
La dictadura chavista, apoyada por todas las tiranías del mundo, se creía invencible, hasta que “llegó Corina y mandó parar”. Con ella, despertó un pueblo. Desafió al movimiento bolivariano que ha arruinado a su país y hoy, domingo 28 de julio, les ha vapuleado en unas urnas vigiladas por 90.000 interventores que no van a permitir el fraude previsto. “He venido a unir a los venezolanos”, ha proclamado para ponerse al frente de un cambio dialogado que ha convencido a las propias bases chavistas. “Soy liberal y vengo a privatizar PDVSA”, se compromete sobre Petróleos de Venezuela, una cueva de ladrones, incluidos los beneficiarios españoles. Donde el chavismo ha provocado una diáspora histórica -7,7 millones según ACNUR- “traer a nuestros hijos de vuelta a casa” es un eje de su proyecto nacional compartido.
La reacción de Lula condenando el “baño de sangre” de Maduro es preventiva. Sabe que el régimen tiene los días contados y lo que menos le interesa al presidente brasileño es que se le asocie al espectáculo indecente de resistencia de una tiranía que va a ver el mundo en los próximos meses. No es tonto, sabe que en su precaria situación política en Brasil, dependiente de grupos liberales para gobernar, no se puede permitir un apoyo a un fraude masivo televisado. Venezuela es hoy una fuente de inestabilidad regional, con millones de emigrantes y una exportación del crimen organizado con la macrobanda venezolana del Tren de Aragua a la cabeza.
La líder de los demócratas venezolanos se pregunta cómo se puede autonombrar mediador alguien que ya en 2015 fue declarado persona non grata por la Asamblea Nacional electa
El poderoso movimiento democrático venezolano ha dividido al Grupo de Puebla y -¡asombroso!- el sector más radicalizado de apoyo a Maduro lo lidera Rodríguez Zapatero, que está al frente de una misión electoral castro-chavista, comprometiendo al PSOE y al Gobierno español. María Corina hace tiempo que le desenmascaró como agente principal de una dictadura que ha provocado una diáspora histórica, un colapso económico y pobreza masiva. La líder de los demócratas venezolanos se pregunta cómo se puede autonombrar mediador alguien que ya en 2015 fue declarado persona non grata por la Asamblea Nacional electa. En su libro, el expresidente español afirma que gracias a él no se ha producido una guerra civil en Venezuela. ¿Está en sus cabales?
Ahora lo que se inicia en Venezuela es un proceso imparable de transición democrática desde una dictadura, como en 1988 en Chile o en 1990 en Polonia, por ejemplo. En estos cinco meses hasta la toma de posesión del candidato opositor Edmundo González, habrá intentos por abortar el cambio con violencia. El método chavista aplicado en 2018 es conocido: 7.000 asesinados por escuadrones chavistas en 2018 y 2019, según datos del Alto Comisionado para los DDHH de Naciones Unidas. Este domingo electoral han llegado a utilizar a los narcoguerrilleros del ELN en los centros de votación para amedrentar a los votantes. Pero la atmósfera del país es muy diferente a la de hace seis años.
Para que no hubiera dudas, Maduro amenazó en pleno proceso electoral: “la milicia es nuestra arma secreta”. Su problema es que confunde la élite corrupta de la Fuerza Armada controlada por su ministro de Defensa con el conjunto de los militares. Estudios internacionales han detectado que en torno al 80% de los uniformados apoyan la transición que propone Corina Machado. Las transiciones democráticas nunca son fáciles, pero esta tiene todas las bazas para triunfar. El sufrido pueblo venezolano se lo ha ganado.
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