Opinión

Desfase sobre desfase

Vivimos un desfase de luto, un desfase de muertos, un desfase de fases. Prudencia y sensatez, es lo que más nos hace falta

España sigue de luto. No han pasado aún los diez días decretados por los fallecidos en la pandemia y aquí no sé quién les rinde el respeto que merecen. Ni a ellos, ni a sus familiares y amigos, ni a toda la sociedad que ha quedado muy tocada por la covid. El Congreso está claro que no. Un desfase de luto, un desfase de fases que ya no sabemos en la que vivimos a juzgar por cómo están algunas calles, playas y terrazas mientras tenemos parques y colegios cerrados a cal y canto. Cada sesión para prorrogar el estado de alarma, por fin parece que será el sexto y último, resulta un bochorno. Por los improperios, los insultos, las salidas de tono y el mal ejemplo de respeto al prójimo que dan de una bancada y de otra del hemiciclo.

El lío de los datos

Una pandemia, una crisis de salud pública, sólo merece una buena gestión de equipo, la oposición y la crítica tóxica bien pueden esperar a que esta pesadilla vivida en los últimos tres meses se acabe. Por fin parece que vemos la luz, por lo menos anunciar 'cero' muertos es un magnífico dato, pero incluso los datos son un desfase. Desfase no sabemos si del gobierno, si del INE, si de las comunidades autónomas, no sabemos, pero el desfase genera desasosiego y desconfianza.  

Comunican y mucho todas las personas que ocupan un escaño y, en general, falla la buena comunicación en una España en crisis, en un país en la UCI económicamente, en un país con colas de gente que no tiene para comer, con miles de personas vulnerables. Y ganan los que aportan sensatez y soluciones, los que no generan más problemas y los que vuelven a ocupar una “centralidad” o “utilidad” que debería ser el modus vivendi de la política. Pero nada más lejos de la realidad aquí en España. Desde la “objetividad” periodística, sorprende el discurso equilibrado, centrado y sensato de un partido como Ciudadanos que un día perdió el rumbo. No sabemos aún si sabrá recuperar su rumbo, el centro prometido a sus votantes, pero a juzgar por el discurso de Edmundo Bal se agradece el tono solucionador y no crispado.

Nace un nuevo gran orador político, una persona que conoce bien como abogado del Estado los entresijos de la administración y lo que representa el servicio público. Esperemos que su gran oratoria se corresponda con una capacidad de gestión política y de trabajar por y para el bienestar de los ciudadanos. Vivimos ahora un gran desfase, el de la política, que bien haría con empezar a construir de cero, y centrar ahora todos los esfuerzos en contribuir a la recuperación económica de todos. Oposición si, la crispación no la necesitamos. Información y datos también, intoxicaciones periodísticas ninguna. Que la profesionalidad, el rigor y la prudencia nos acompañen a todos en esta 'desescalada' para vivir los desfases y las imprudencias justas y necesarias. Cuídense.  

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