Durante el pasado puente de la Constitución, Pedro Sánchez le soltó otro golpe a la democracia española. En esta ocasión, de su interpretación se ocupó el golpista Oriol Junqueras. Si Alberto Núñez Feijóo asumió en abril el liderazgo del PP pensando en la situación de su partido, hoy la apuesta se le ha multiplicado. Es a la crisis constitucional que el PSOE ha provocado en España a lo que tiene la obligación de enfrentarse. Así son las cosas, y en esa misión la realidad ha convertido en insustituible al líder del PP.
Que el Partido Socialista, históricamente esencial para el sostén de la democracia del 78, se dedique a debilitarla da una idea de la envergadura del problema. El sanchismo se sustenta en la decisión de hacer todo lo que sea necesario para conservar el poder. Y, como estamos comprobando, todo es todo. Incluidas dos trampas electorales. Una consiste en enmascarar los ataques secesionistas como un conflicto izquierda-derecha. La otra, en incentivar una guerra territorial permanente centro (Madrid)-periferia. Los análisis políticos desde el constitucionalismo deberían advertir de esta estratagema.
Para comprender una situación tan peligrosa, la teoría política explica que es necesario responder con convicciones democráticas y algo más. Contra la decidida traición del PSOE al marco constitucional, se necesitan, además, emociones patrióticas que movilicen a la Nación, que hasta la fecha se muestra anestesiada. Tener razón no es suficiente para lograr derrotar a quienes han decidido un asalto al edificio constitucional del 78.
Se le suele advertir a Núñez Feijóo que debe demostrar la capacidad para movilizar a los ciudadanos que sí tiene acreditada Isabel Díaz Ayuso. La presidenta madrileña ha sabido unir convicciones y emociones para movilizar electores contra el populismo sanchista. Pero importa no confundir los datos de la realidad. Feijóo debe superar las trampas que Sánchez explota para el conjunto de España.
Jugar la partida nacional en defensa de la democracia liberal española es más complejo que la batalla política de Madrid. Hasta la fecha, el líder nacional del PP no ha dado con la tecla que movilice a los españoles contra la amenaza existencial que representa la coalición anticonstitucional (plurinacional) que sostiene a Sánchez. No será suficiente con la que sí le ha servido a Ayuso en la Comunidad madrileña. Las trampas de caza electoral izquierda-derecha y centro-periferia que utiliza el PSOE para toda España son desafíos políticos más intrincados.
A la directora del Pravda (“la verdad”) sanchista, Pepa Bueno y compañía, se les debe agradecer la claridad con la que se explican
Para dar la medida de la dificultad, invito a valorar el significado de dos encuestas publicadas por Prisa (La Ser, El País), principal grupo de comunicación nacional. Con la primera se buscaba consolidar la idea “Sánchez remonta, Feijóo se estanca”, con las mismas intenciones que las del Cis de Tezanos. La segunda llama especialmente la atención. Plantea qué pasaría si la extrema izquierda se presenta dividida o, por el contrario, se une bajo el paraguas del Partido Comunista (PCE) de Yolanda Díaz. Utilizan el estudio para normalizar la coalición anticonstitucional, secesionista, y marcar su hoja de ruta.
Orientan al tripartito (PSOE-PCE-Independentistas) sobre cómo sumar para seguir gobernando y evitar divisiones. Concentrarse en la alternativa a Núñez Feijóo es el objetivo. A la directora del Pravda (“la verdad”) sanchista, Pepa Bueno y compañía, se les debe agradecer la claridad con la que se explican. Y el constitucionalismo debería tomar nota. Se enfrenta a una coalición del no a España, como ya la calificaba Santos Juliá, decidida a jugar todo a la carta del independentismo, el que dicta al Gobierno como hemos comprobado en el golpedel pasado fin de semana.
Es muy interesante una tercera encuesta, la de Sigma Dos publicada el 6 de diciembre en El Mundo. Demuestra que, ante el ataque a la Constitución, los electores socialistas coinciden plenamente con las opiniones de los votantes del PP, y en contra de las de los socios comunistas e independentistas de Sánchez. Es decir, el PSOE gobierna desde posiciones contrarias a las de quienes le votan. La encuesta de VP lo confirma: las dudas (abstención) se concentran en los votantes socialistas.
El sanchismo se ha especializado en fabricar una grieta de odio entre españoles como fórmula para conservar el poder, a lo que Prisa y sus intelectuales tribalizados contribuyen decisivamente
Aceptemos el terreno real de juego. Como en los versos de Yeats, “los mejores no tienen convicciones, y los peores rebosan de intensa y apasionada energía”. El sanchismo se ha especializado en fabricar una grieta de odio entre españoles como fórmula para conservar el poder, a lo que Prisa y sus intelectuales tribalizados contribuyen decisivamente. Es el momento de recordar que, ante tamaño desafío, nada fundamental se podrá lograr si no se despierta una reacción nacional contra el golpismo. De eso se examina Núñez Feijóo, al que nadie podrá reemplazar en las obligaciones de liderazgo asumidas.
Es una enseñanza universal que para entender algo debes llamarlo por su nombre. Lo que el PSOE ha implementado como concesión a las exigencias independentistas es un golpe contra la Constitución de 1978. Ahora toca ejercer el patriotismo, fortalecer las convicciones de los demócratas españoles. Y desenmascarar a quienes banalizan cada día sobre nuestra democracia en peligro. Cuando escribo, oigo en el telediario de Matías Prats del fin de semana que hay, dicen, una polémica en España con la sedición y la malversación. ¿Una polémica?
Las experiencias de Argentina y Perú de estos días demuestran hasta qué punto los populismos de izquierda han arraigado en España. Como ejemplo este tuit del bolivariano confeso Íñigo Errejón contra los jueces argentinos: “Van contra Cristina porque persiguen las políticas de redistribución del ingreso, la igualación de oportunidades, el matrimonio igualitario, la decisión por la soberanía económica y el compromiso por los más humildes”. Si fascismo es “el cultivo político de los peores sentimientos irracionales” (Rob Riemen), estos tipos del “Grupo de Puebla” son fascistas. Con florituras izquierdosas, pero fascistas.
Los españoles tenemos un serio problema -repercusión en la cesta de la compra incluida- y no será fácil salir de esta. Desde luego, hará falta algo más que democracia deliberativa. Por el bien de la patria, que Núñez Feijóo no se despiste. La legitimidad de la causa se verá fortalecida con buenos argumentos, pero la victoria en política rara vez se logra solo con buenas razones. Es tiempo de convocar a la Nación, y pronto.
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