No existen motivos para sospechar que el panfleto digital dirigido por Dina Bousselham, la (ex) amiga de Pablo Iglesias, tiene relación alguna con Podemos. El hecho de que sus críticas vayan siempre dirigidas contra los objetivos políticos de la formación morada es casual; como también lo es que esta formación política pidiera a sus afiliados y simpatizantes que se suscribieran a esta publicación y apoquinaran cinco euros al mes para impulsar el proyecto.
La prensa independiente es importante, qué duda cabe. El diario digital en cuestión lucía este miércoles en su portada un artículo con el siguiente titular: “La Vicepresidencia de Iglesias defenderá en el Gobierno una prórroga del Escudo Social al menos hasta 2021”. Debe resultar difícil publicar una noticia tan comprometedora –ese cóctel molotov periodístico- en un momento en el que ‘las cloacas’ del Estado y los poderes político y económico condicionan de una forma tan obscena la labor de los periodistas.
Por eso, frente a las presiones del deep state, Bousselham y su equipo arrojan un poco de luz a los españoles; y lo hacen ensalzando la figura de Pablo Iglesias, es decir, del vicepresidente más íntegro y del auténtico héroe de la resistencia contra las pestilentes ‘cloacas’.
El medio en cuestión se ha acostumbrado a emplear el método calabrés para ajusticiar a sus objetivos políticos, que básicamente consiste en llenar el cargador del fusil y vaciarlo sin miramientos contra la persona en cuestión. Aquí ni siquiera se plantea la posibilidad de elegir entre 'plata o plomo'. La cuestión aquí es más siniestra: quien denuncie las políticas de Podemos, bien podría ser puesto en la diana de Dina.
Tal es el descaro de sus ‘sicarios’ periodísticos que ni siquiera utilizan la clásica funda de violín para camuflar el arma. ¿Para qué? Cuanto más burda sea la ‘balasera’, más se pensarán los enemigos si atacar al partido.
El presentador de Antena 3
Entre las últimas víctimas de este diario digital se encuentra Vicente Vallés, quien se ha convertido en uno de los periodistas más incómodos para el Gobierno, tanto por el alcance que tienen sus críticas –su informativo reúne al 15,9% del share- como por la forma de pronunciarlas, que es sin gritos ni alharacas. Es decir, sin histrionismo, esa forma de hacer otrora tan común en los patios de vecinas y hoy tan habitual en las portadas de los diarios y los platós de televisión.
El caso es que Vallés se atrevió a cuestionar a la portavoz de Podemos en la Asamblea de Madrid, Isabel Serra, quien atribuyó el caso Dina al plan de las cloacas del Estado para destruir a la formación morada. Tras escuchar estas declaraciones, el periodista afirmó: “Una campaña que, de existir, no ha evitado que Podemos esté en el poder ni que su líder sea vicepresidente del Gobierno”.
Pocas horas después de pronunciar esas palabras, Vallés fue el protagonista de un generoso artículo en el citado libelo –llamado La Última Hora!-, en el que se denunciaba su “obsesión” contra Podemos. Entre otras cosas, el texto le recordaba la actitud "machista" que demostró cuando se le ocurrió preguntar a Pablo Iglesias –en una entrevista- si no le parecía extraño que Irene Montero y él, que son pareja, tengan tanto peso en su partido y en la facción ‘morada’ del Ejecutivo.
El artículo también aseguraba que Vallés “disfrutó” con las tensiones que generó en el Gobierno de coalición el pacto entre el PSOE, Podemos y Bildu para derogar la reforma laboral. De paso, sugería, que el presentador de televisión podría ser mejor compañero en su empresa. Lo dicho: métodos sicilianos para un periódico de partido.
Periodismo como venganza
Sobra decir que este medio se ha especializado en disparar contra los periodistas a los que Podemos considera como sus enemigos; y no sólo por sus noticias, cosa que sería lícita, sino por asuntos como los relacionados con su patrimonio personal. Sin ir más lejos, este medio digital ha publicado un artículo en el que especificaba el precio de la casa y del vehículo de un conocido periodista.
Todo esto apesta a venganza a la italiana. Es decir, para contrarrestar el efecto del chalé de Galapagar, ¿qué hay mejor que indagar en la vida privada de un periodista?
Lo que más llama la atención de todo esto no es que Podemos le pusiera un periódico a la exasesora de Pablo Iglesias en plena investigación sobre el ‘asuntillo’ de la tarjeta SIM. O que cualquier publicación difunda noticias tan sesgadas y acríticas con Podemos.
Lo más chocante es el estilo macarra que emplea para golpear a sus enemigos políticos, lo que vuelve a dejar claro que los líderes y portavoces de este partido –basta ver las redes sociales de Echenique- cruzan frecuentemente la línea que separa la crítica de la intimidación.
El resultado es lamentable, como se puede apreciar cada día en este libelo, que es el fruto de la idea penosa de un partido que ha perdido los papeles. Y, lo peor de todo, que retrata la insoportable tensión que rodea al debate en la sociedad española actual.
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