Esa es probablemente la pregunta más repetida estos días entre los inversores que buscan proteger su patrimonio de la voracidad depredadora de los que crean y agravan las crisis que padecemos pero también de quienes, conocedores de los ciclos de la Bolsa, saben que la cartera bursátil que deconstruyeron al comienzo de la crisis luego se reconstruye partiendo de los suelos de los índices.
Podría pensarse que hay una cierta impaciencia del tipo "¿falta mucho, falta mucho?" en la constante repetición de la pregunta, pero también hay que decir que dicha reiteración contiene un aspecto positivo: el de la confianza de los particulares en las capacidades del sector privado. Así que, dado que en este blog prestamos una atención especial a la estrategia bursátil, hoy intentaremos responder primero a esa pregunta y luego aprovecharemos para hacer el repaso trimestral de siempre.
De las distintas formas de predecir los suelos hay dos de gran utilidad al estimar el horizonte y la derrota bursátil, ellas son: las medias históricas de duración y el porcentaje de caída de los mercados bajistas. Sobre ambas, recientemente, Zerohedge publicó un artículo sobre el trabajo de Peter Oppenheimer, estratega bursátil de Goldman Sachs, cuyos cálculos empiezan en 1835. Yo prefiero comenzar en la crisis de 1873, pues entonces ya se habían industrializado EE.UU. y Europa Continental, pero también es cierto que mi interés principal es en los suelos seculares (de largo plazo) según cada fase del ciclo largo, cosa que él no diferencia, pues no es lo mismo el comportamiento en la fase inflacionaria que la del despegue inicial; aún así, sus aportaciones son muy útiles.
Según el estudio de Oppenheimer, la duración media de un mercado bajista es de 26 meses con una caída nominal media del 37%. Luego divide los mercado bajistas en tres tipos, el cíclico, propio de la fase recesiva, con duración media de 26 meses y una caída nominal media del 30% (¿EE.UU.?); el segundo tipo sería el estructural, con 42 meses y 57% (¿Alemania, U.E., etc.?) y, finalmente, el que se produce por un evento, con 8 meses y 29% de caída.
"El patrón es el prólogo"
Que es una expresión que siempre repetimos aquí pues, a partir de las conclusiones sobre los datos (objetivas, científicas), empieza la casuística y el oficio de gestión económica, aparte que hay "índices e índices". En el caso actual hay otras complejidades pues a día de hoy no se puede hablar propiamente de recesión, ni en EE.UU. ni aquí; tema distinto es lo que viene. Luego hay aspectos estructurales, sobre todo de oferta, detrás de la inflación actual (modelo energético progre para pillar, la sustitución de China), que empezó tras la reapertura y antes de la guerra y que se ha empeorado por la procrastinación de los bancos centrales, algo que ha empobrecido el ahorro, que es el que fijará el suelo esperado. Adicionalmente, no es lo mismo el cambio estructural que, por la Nueva Pax Americana y por modelo energético, debe hacer Japón y su efecto en su bolsa, al de Alemania y su efecto en la suya o Francia y su bolsa, etc.
Surge así la discusión sobre si se solaparán los efectos cíclicos y los estructurales o si primero padeceremos el quebranto de la recesión y, dada la afición a la procrastinación, sobre todo en la suicida, cobarde y meliflua Europa, luego se dará el cambio estructural; lo digo porque eso nos daría 66 meses como valor esperado de duración del mercado bajista y unos índice que, en términos reales, se irían a la zona de capitulación (datos aproximados); obviamente, "hay índices e índices".
El mejor índice global es el S&P500 y, desde el 3 de enero de este año, cuando hizo máximo, la corrección estacional (de la que siempre alertamos) se prolongó y ya llevamos nueve meses y una caída, a fecha de hoy, cercana al 19,2%, que lo situaría más o menos, a mitad de camino. Eso si las cosas salieran muy bien, pero antes están las elecciones americanas y luego el campo de minas de la inflación. Los posibles suelos los tienen en la gráfica anterior (flechas rojas), con el peor en 2.200, el mejor en 3.400 y el intermedio en 2.900. ¿Vale, pero cómo vamos?
Márgenes, beneficios y riesgo
Los últimos datos completos con el 99,5% de la empresas reportadas, muestran una caída adicional de los márgenes operativos sobre ventas (siguiente gráfica). Se demuestra una vez más que la inflación, aún joven, es ruinosa y que la ideica de "a las empresas no les afecta porque trasladan los aumentos al cliente", es una idiotez más que demostrada (solo hay que estudiar un poco el fenómeno) Lo esperable es que sigan cayendo hasta que remita la espiral inflacionaria.
Con el beneficio por acción (siguiente gráfica) pasa algo parecido pero se nota menos, pues las empresas recompran sus acciones y, al reducir el denominador, se atenúa la caída. Hay que señalar que esos datos no se refleja la caída en las unidades vendidas propias de una recesión, pues son datos del segundo semestre; cuando se ven los primeros resultados del tercer trimestre, como los de Fed Ex (multinacional de transporte, e-commerce y paquetería), se informa de una fuerte caída en los volúmenes, los peores en veinte años. Indicando que podría estar empezando la recesión.
En este ambiente de riesgo creciente, lógicamente, la relación entre el precio y los beneficios (o PER) se resiente (siguiente gráfica, línea negra), aunque todavía falta mucho para una situación de capitulación, que se da en los peores momentos económicos y que suelen ser los mejores para comprar, por cierto.
El suelo de la FED
Lógicamente, las empresas reaccionan subiendo dividendo y la rentabilidad por ese concepto ha subido del 1,41% Q1 al 1,69% del Q2, pero eso nos lleva a pensar en los Bonos del Tesoro (libre de riesgo) y en la FED, con su subida de tipos y, lo más importante, su contracción monetaria, cuyos efectos no se perciben tanto pues, de momento, la banca está utilizando sus reservas excedentarias, tema que vimos recientemente.
Este artículo se envía justo antes de que se anuncie su subida de tipos de la FED, pero cualquier valor por debajo del 1% (100 p.bb.) sería un error, dada la inflación y a que no habrá otra hasta noviembre; da igual que Powell diga que admira a Volcker, nosotros, dada su poca credibilidad (la del BCE es peor), nos fijaremos en lo que haga. Así pues, todo depende del éxito de la FED en parar la inflación y, aunque Putin se rindiera, que ya se ve que no, eso solo haría más fácil tanto la ineludible lucha contra la espiral inflacionaria - que empezó antes de la guerra - como hacer el cambio estructural necesario, con lo que mi respuesta a la pregunta de si falta mucho, dicha como siempre con la debida reserva legal, es que sí y creo que, dejando de lado imponderables, lo más probable es que, por ejemplo, el S%P500 haga un suelo próximo a 2.900 en 2023; por supuesto que hasta allí habrá mucho trading especulativo y a algunos se les hará muy largo, pero ese es hoy mi escenario central para la estrategia bursátil.
Grossman
Una vez le preguntaron a uno de los fundadores de Lehman Brothers sobre la tendencia futura de la bolsa. Fluctuará, contestó lacónico. La mejor definición de la bolsa que he conocido.