Opinión

¿Dónde están los ricos?

Mientras todo el mundo está atento a si amnistía sí, amnistía no y muchos andan más perdidos que el barco del arroz, buscando en el diccionario la diferencia entre indulto y amnistía, un titular pasa desapercibido entre tanto barullo: El Gobierno de S

Mientras todo el mundo está atento a si amnistía sí, amnistía no y muchos andan más perdidos que el barco del arroz, buscando en el diccionario la diferencia entre indulto y amnistía, un titular pasa desapercibido entre tanto barullo: El Gobierno de Sánchez fracasa y sólo recauda 20 millones de los 1.500 previstos con su “impuesto a los ricos”.

Lo leo y no doy crédito: ¿Pero esto cómo puede ser? ¿Cómo puede fracasar nuestro amado líder, con su maravilloso doctorado en economía? El caso es que cuanto más busco información sobre el tema, más extraño me parece todo.

Nada tiene sentido. Y me viene a la memoria el mes de febrero, en el que la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, corrió rauda y veloz a anunciar los resultados del nuevo impuesto a las empresas energéticas: había recaudado 817,4 millones de euros y el impuesto a la banca, 637,1 millones de euros, lo que sumaba un total de 1.454,5 millones de euros de los 1.500 millones previstos.

Sin embargo, en esta ocasión, ni rueda de prensa, ni bombo ni platillo: la campaña del impuesto a las grandes fortunas de 2022 se llevó a cabo del 1 al 31 de julio. Había alrededor de 23,000 contribuyentes potenciales y la presentación de declaraciones se realiza de forma telemática. Así que, a pesar de que desde el 31 de julio, la AEAT ya tenía acceso a los ingresos recaudados, el resultado no solo no se incluyó en el Informe de Recaudación de julio de la AEAT, sino que Hacienda aún no ha hecho público el resultado, publicado el lunes pasado con retraso “debido a las vacaciones de verano”.

A pesar de que el PSOE y Sumar nos vendieron a todos que el impuesto a las grandes fortunas ayudaría a impulsar la economía nacional, su fracaso recaudatorio acaba dando la razón a todos los que advertían de que bajar los impuestos favorece más a las cuentas públicas. Es totalmente inexplicable, quién lo iba a imaginar.

Así que como no creo que Pedro I de España El Guapo y la señora que plancha puedan estar equivocados en que los ricos son el mal y que hay que exprimirles como una sanguijuela para que levanten ellos el país a costa de sus fortunas y empresas, decido realizar un trabajo de investigación que sería la envidia del mismísimo Sherlock Holmes.

En mis primeras conversaciones se me ocurre decir que a lo mejor cuanto más tienes más te tiene que exprimir el Estado, para poder seguir pagando las ayuditas y subsidios de los que no han hecho nada con sus vidas ni quieren

Me sumerjo en la deep web. Para aquellos profanos en el tema, es la Internet profunda, donde el contenido no se encuentra indexado por los motores de busqueda convencionales. Tras una exhaustiva búsqueda y descartar distintos foros de pederastas y narcotraficantes, encuentro por fin el foro que estoy buscando: un foro para ricos.

No me lo pienso dos veces: abro una cuenta con nombre de usuario Ibai1990 y comienzo a introducirme en esta fauna adinerada, en busca de la verdad. En mis primeras conversaciones se me ocurre decir que a lo mejor cuanto más tienes más te tiene que exprimir el Estado, para poder seguir pagando las ayuditas y subsidios de los que no han hecho nada con sus vidas ni quieren... Y me banean del foro.

Pero no me doy por vencida. Nuevo intento. Esta vez accedo mediante un sofisticado sistema de ilocalización de mi IP, (uso una aplicación gratuita de VPN) y me registro nuevamente: Rockefeller1968.

Tras varios días de interacción con distintos usuarios del foro, entiendo lo que está pasando. Los ricos se saben perseguidos y han preparado una vía de escape para no pagar impuestos: se están marchando del país por la puerta de atrás y sin llamar la atención.

Logro ganarme la confianza de uno de los usuarios más antiguos de la plataforma, que por fin me da el contacto: tengo que hablar con el usuario Yevgueni_Prigozhin3.0, persona que está al cargo de toda la operación salida, que ha sido bautizada con el nombre en clave de “liberad a Amancio”.

Gracias al cielo, hay almas caritativas como Yevgueni, que me asegura tiene contactos con los mejores economistas del mundo, que son capaces de traspasar toda mi fortuna a un paraíso fiscal en cuestión de 48 horas

Finalmente, tras alardear del Tesla y el pasaje a Marte que le acabo de ganar a Elon Musk en una partida de mus online, me gano la confianza de Yevgueni, que me explica los pormenores de la operación: se trata de facilitar una vía de salida digna y rápida para los ricos, antes de que todo su capital y patrimonio sean requisados y ellos sean apresados por el Gobierno. Hay mucho miedo: se rumorea que existen distintos campos de concentración de ricos esparcidos por el país y que están haciendo jabón con ellos. Gracias al cielo, hay almas caritativas como Yevgueni, que me asegura tiene contactos con los mejores economistas del mundo, que son capaces de traspasar toda mi fortuna a un paraíso fiscal en cuestión de 48 horas y sacarme del país en jet privado en menos que canta un gallo. Le pregunto si no hará mucho frío en Andorra, que soy muy dada a los resfriados. Me dice que me olvide de Andorra, el diminuto país está colapsado por los youtubers y no cabe un rico más.

Por fin entiendo todo lo que está pasando: no es que nuestro nunca bien ponderado líder haya fracasado con su plan de machacar a los ricos para salvarnos a todos. El problema es que los ricos se están escondiendo y huyendo despavoridos.

Inmigrantes y perroflautas

Mientras me pongo cavilar sobre cómo podemos hacer para explicar a los ricos que ser patriota es ceder tu riqueza a los inmigrantes que vienen a vivir de ayudas y a los perroflautas que te ocupan la mansión y no quieren trabajar, pero que lucir una bandera de España es de ser muy fascista, me quedo dormida. Esto de navegar por la deep web y hacerme pasar por rica es agotador: he tenido que retocar con mi photoshop pirata unas 17 fotografías por hora, para publicarlas como selfies, figurando como un jovenzuelo vestido a la última, sentado en el capó de un Ferrari y rodeado de prostitutas.

Suena la alarma del móvil. Me despierto. Me preparo un café mientras reviso la bandeja de entrada de mi correo electrónico. Encuentro un email enviado por Youtube cuyo asunto dice: “Te damos la bienvenida al Programa para Partners de YouTube”.

Enciendo el portátil. Me sumerjo de nuevo en la deep web. Busco al usuario Yevgueni_Prigozhin3.0 y le envío un mensaje privado: ¿cuándo salimos?

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