Madrid.
Sede del “Master en Influencerismo y Gestión de la Marca Personal”, impartido por el experto en redes Pablo Ermitas.
Primer día del curso.
Ilusionados alumnos atienden a la definición que hace el profesor del concepto de influencer: “Persona con capacidad para influir sobre otras, principalmente a través de las redes sociales”.
En primera fila, llama la atención, por lo repeinado, un tal Jisperson, que se presenta al resto diciendo “yo sólo he venido a perfeccionar y pulir, porque ya soy influencer”.
- ¡Yo también lo soy!, dice una mujer rubia con look de Las Grecas, desde la fila de atrás. Y añade: “llamadme Yolanda. Yo he venido a sumar”.
El resto es gente joven que, al ver estas dos intervenciones estelares, asumen resignados su condición de NPC. (Non-player character en un videojuego; un triste secundario en la vida real).
El curso se divide en tres bloques, que se desarrollan con una estructura fija: exposición de la teoría, a cargo de Ermitas, y participación de los alumnos, aportando su experiencia.
BLOQUE 1-SIN GLAMOUR NO HAY INFLUENCERISMO
“El glamour se materializa en los estilismos y el lujo elegante”, apunta Ermitas.
Jisperson saca una cartulina con su simulacro de portada en Harper’s Bazaar España. (Primer plano. Careto de empotrador sonriente y pajarita de esmoquin. Mano de mujer con uñas rojas y pulseras multicolores, enmarcando lado derecho de la cara).
-Molo, ¿eh?, se vuelve y pregunta a los enepecés.
(Estupor y silencio general).
-Y yo qué, ¿eh?
Yolanda se levanta y saca otra cartulina con una imagen de su reportaje en Yo Dona, con look de sadoleidi. (Vestido cincuentero de cuero negro; una Sandy de Grease, pero en perverso y ornitológico).
(Enepecés volviendo cabezas hacia ella, en momentazo Wimbledon, y murmurando cosas).
Jisperson se mosquea, y suelta:
-Bueno. Sólo recordar que en América me llaman Superman por guapo…
Mira a Yolanda, retador que es él.
-Mi llimin sipirmin pir guipi - le imita ella, moviendo la cabeza al ritmo de la frase.
(Se oye alguna carcajada).
Jisperson mira al techo, resopla, y lanza su artillería final:
-Mira, bonita; para glamour, el Falcon.
Ella responde, ladeando la cabeza y entornando los ojos:
-Te recuerdo, Pedro, que lo cogí para visitar a Susan en Roma, y hace nada para ir a Santander. No soy Georgina, pero mis pinitos hago.
Los enepecés sacan bolsas de palomitas y bebidas. Se repanchingan en sus pupitres y gritan “¡queremos más!”, para cabreo de Ermitas que ve que el máster se le va de las manos.
BLOQUE 2: EL INFLUENCER SE ACERCA E INTERACTÚA CON SUS SEGUIDORES
“Llevar una vida deslumbrante no es incompatible con mostrar el lado íntimo y humano de cada uno. Ahí está la magia del buen influencer”, explica el profesor con cierta pedantería.
Enepecés asienten aborregados, y Jisperson pide la vez con la mano.
-Dinos, Pedro.
-Nada. Contar que el otro día, en lo de Évole, confesé haber ido al psicólogo y haber llorado.
Baja la cabeza teatralmente, pero se delata manteniendo arriba la mirada, para analizar las reacciones circundantes.
(Enepecés comienzan a ablandar corazones y sentirse mal por haber pensado que era un cretino presuntuoso).
- ¡Buah!, dice Yolanda desde el fondo. ¡Menudo teatro! Yo también estuve en lo de Évole, ¿sabes? Y no para dar pena. Hablé de mí misma: “Soy libre y clara, (…) no me gusta que me halaguen, soy seria, no me enroco y soy bastante profunda”.
- ¡Clara!... Jajajajajajaja… ¡Bastante profunda!... Jajajajajajaja…
Jisperson estalla en carcajadas, la otra se pone roja, y enepecés vuelven a pensar que es un cabronazo.
Ermitas empieza a anteponer el disfrute personal a la calidad del curso, y pasa a gozar con el machaque mutuo.
Ella replica, ya perdiendo los papeles:
- ¡Pero vamos a ver, desgraciao!, ¡¡¿quién se ha molestado en “escuchar a la gente”?!!
(Bocas de enepecés abiertas).
Jisperson replica malévolo:
- ¿Se lo dices al tío que se ha recorrido España en un Peugeot?
Enepecés sucumben ante la rodada gesta, y estallan en aplausos.
BLOQUE 3: LAS REDES SON EL HÁBITAT DEL INFLUENCER
“Dominar las redes, es dominar el mundo. Hablaremos de dos puntos clave: filtros y hashtags”, comienza Ermitas. “Los filtros favorecen el postureo y, en cierto modo, la manipulación. Un abuso de los mismos puede generar el llamado Rechazo por Mentira”.
(Silencio sepulcral; la palabra “rechazo” hace que un escalofrío recorra las espinas dorsales de los enepecés y del dúo Pimpinela).
Jisperson, incómodo, dice:
-Bueno. Este tema es complejo…mmm…los límites entre filtro y mentira no están claros…
De pronto, desde la fila de atrás, Yolanda carraspea fuerte y dice, yendo a pillar:
- ¿Algo que contarnos de la mo-ti-to económica, Pedro?
Él tensa mandíbula, y responde:
-Nada por mi parte… ¿y tú, querida?... Hablemos de los fijos discontinuos…
Ella vuelve a ponerse roja, hace aspavientos con la melena, y le responde, desesperada:
- ¡Eres lo peor!
Llegado el momento hashtags, cada uno, para superar al contrario, comparte con la clase dos ejemplos:
Él: #VoxGlutamato y #BurbujaDeMentirasYMaldad.
Ella: #PrimeraPresidentaVerde y #ParaQueLaGenteSeaMasFacilParaLasPersonas.
(Estupor general ante el último).
Días después, en el cocktail de entrega de diplomas, Yolanda saca el esquilero de pescadora, y le dice a Jisperson, entre puñetera y pueril:
-Pedro, que si quieres incorporarte a mi proyecto, ya sabes que tienes la puerta abierta.
Él responde:
-Antes muerto que sumando.
Y brindan con cinismo.
El otrora esquivo con los medios presidente, ha devenido en vedette radiotelevisiva (ya hay gente en sus casas con miedo de encender la tele
Que la izquierda domina las redes es un hecho (en twitter dobla en seguidores a la derecha); que esta pareja, como parte causante de ello, o como parte beneficiada, se identifica con el concepto de político-influencer, también. Consecuencia de esto es que, por un lado, el otrora esquivo con los medios presidente, ha devenido en vedette radiotelevisiva (ya hay gente en sus casas con miedo de encender la tele y que este hombre tome cuerpo en su salón); y por otro lado, la caricatura de lideresa anda empeñada en mostrar un Sumar idílico e instagrámico, que oculta el sindiós que en realidad es (sumandos tensionados por referéndums indepes, causas saharianas, y venganzas podemitas contenidas). Muy bueno tiene que ser el fotógrafo que acaba de fichar, para que las instantáneas de grupo no reflejen el mal rollito.
Este goaverno de selfis y poses, busca una España de seguidores embobados con stories deslumbrantes de gráficos manipulados, chachoagendas, y buenismos woke; aquejado del Síndrome del Personaje Principal (gente que, en redes, se siente protagonista absoluto de su vida y de la de los demás, aún a costa de inventarse una identidad falsa), no tiene ningún reparo en maquillar la realidad, apropiarse de banderas que no son suyas, sólo porque el arcoíris queda bien en la foto, y esconder todo lo feo que sus políticas dejan.
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