Cuenta en privado un empresario cómo se quedó embelesado un inversor extranjero con Pedro Sánchez. Era una cita programada en el Palacio de La Moncloa, a la que acudieron miembros del equipo de Presidencia y asesores del millonario mencionado. En la sala apareció el presidente del Gobierno y, en un perfectísimo inglés, con los modales del mejor 'gentleman', se metió en el bolsillo al inversor extranjero. Sánchez había certificado con su presencia un compromiso de inversión.
Pocos líderes políticos españoles han sabido venderse tanto y tan bien en el exterior como Sánchez. Es esa destreza, completada con una resistencia a prueba de bombas (sobrevivió a la humillación inicial de Joe Biden) y una llamativa ausencia de escrúpulos, la que explica editoriales como el del Financial Times. El diario británico -diario de cabecera de empresarios, directivos y liberales de toda Europa- sorprendió este lunes con una nota en la que apoyaba abiertamente la amnistía a los condenados del 1-O.
Con su inesperado editoral, el periódico color salmón regala una carta magnífica al Gobierno, para vender fuera de España las virtudes de la operación de blanqueamiento contra los líderes independentistas, que choca frontalmente con la Constitución. Tras esa publicación, amplificada este martes de inmediato por medios afines, hay una importante labor de zapa en las instituciones europeas. No sólo de Moncloa, sino también de los partidos independentistas, que han trabajado con tesón para colocar sus verdades en Bruselas, centro neurálgico de los 'lobbies' en la UE.
Quienes invierten en España desde la City mantienen lo que siempre han defendido: no gusta la amnistía, ni los bandazos políticos ni la inestabilidad fiscal
El editorial del FT demuestra que se ha hecho el mismo esfuerzo en Londres. Todo un logro, teniendo en cuenta que el diario británico se posicionó clara y abiertamente a favor de la Constitución y en contra del desafío independentista del 1-O. Y lo hizo antes incluso que muchos empresarios catalanes, que mantuvieron un silencio calculado hasta que las urnas empezaron a rodar por los sotanos de Barcelona… y no hubo vuelta atrás.
El 17 de septiembre de 2017, el FT publicó un editorial en el que recordaba que el caso de Cataluña en nada se parecía al de Escocia o Quebec, donde los procesos de referéndum se llevaron a cabo con el acuerdo del Estado. Y lo más importante, el diario alertaba de que la vía unilateral vulneraba la Constitución. Citaba incluso un párrafo del articulo 2, referente a la "indisoluble unidad de la nación española, patria común e indivisible de todos los españoles".
El editorial concluía con una apelación al "sentido común". Sánchez camina hoy día en la dirección opuesta. La negociación para amnistiar a Carles Puigdemont procede de su propia contradicción (el líder del PSOE se oponía hasta las elecciones generales) y choca con la opinión de millones de españoles amparados por la Constitución.
La negociación para amnistiar a Carles Puigdemont procede de su propia contradicción (el líder del PSOE se oponía hasta las elecciones generales) y choca con la opinión de millones de españoles amparados por la Constitución
La medida de gracia emana inestabilidad política a raudales. De esa incertidumbre huyen como de la peste los grandes inversores. Y entre ellos están los afincados en la City londinense, los mismos que leen cada mañana en su despacho el FT. Ello no implica que le compren todos los mensajes a su 'Biblia' periodística de cabecera. Al contrario, quienes invierten en España desde la City mantienen lo que siempre han defendido: no gusta la amnistía, ni los bandazos políticos ni la inestabilidad fiscal.
Son tres argumentos de peso para recelar de la nueva coalición de Gobierno. Hay un cuarto: la experiencia de lo ocurrido tras el 1-O, que provocó la fuga de Cataluña de miles de empresas y miles de millones de capital. Muchos de ellos no han vuelto. Eso es un hecho, no una sospecha. El dinero es más precavido que algunos editorialistas del FT.
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