Opinión

Educar en valores, ¿recuerdan?

En estos tiempos, la integridad individual y cultural de los occidentales está siendo embestida con saña por las oligarquías

  • Sigmund Freud, fotografiado por Max Halberstadt, en 1921.

“Podemos situar los inicios del universo hace unos trece mil millones de años. Sin embargo, no tenemos ninguna explicación científica satisfactoria sobre los orígenes y el significado del universo; en pocas palabras, carecemos de teoría alguna de todo lo que nos concierne.” Eso dice el neurocientífico Antonio Damasio en El extraño orden de las cosas. La vida los sentimientos y la creación de las culturas (2018).

La soberbia de los ingenieros sociales, pertrechados con ideíllas tras las que esconder tanto sus verdaderos propósitos de dominio como su profunda ignorancia, se lanzaron a partir de los años 80 a llevar a las aulas sus planes bajo el epígrafe de Educar en valores. Esto formaba parte de una acción coordinada de gran envergadura. En España, esa operación se reforzaba con cursillos que organizaba el PSOE para formar animadores socioculturales, es decir comisarios políticos para controlar, con la excusa de la cultura, nuevas asociaciones, nuevos chiringuitos. El PSOE iba seleccionando de entre quienes asistían a esos cursillos no a los más competentes intelectualmente sino a los más controlables y dispuestos a parasitar el presupuesto bajo sus directrices.

La intención era inculcar a los jóvenes que los valores morales solo pueden provenir del poder progre, porque lo progre es la autoridad moral indiscutible. El caso es que esta intención engrana muy bien con otra gran operación que Jenkins bautizó en 2013 -aunque era una realidad desde hacía al menos dos décadas atrás- como cultura transmedia y que era la legitimización de los monopolios del mundo de la comunicación para erigirse en creadores de discursos morales por medio de la televisión, los periódicos y, sobre todo, de las ficciones y documentales audiovisuales. Eso permitía convertir a personajes conocidos en sacerdotes de la nueva moral con alcance internacional: así DiCaprio, Greta, Taylor Swift... El mercado doméstico de sacerdotes también tiene sus personajes: Bardem. Almodóvar, Marisa Paredes, Almudena Grandes

El pensamiento y los valores morales quedan reducidos a lo que en cada caso conviene a los que mandan. Un ejemplo: en el periodo la gran manipulación pandémica consiguieron que los grupos de las redes avalaran las restricciones más brutales a la libertad individual

Se trataba de hacer tabula rasa de las tradiciones culturales, especialmente de las católicas, e imponer una moral supuestamente universal modulable según los intereses de los que mandan, es decir un sistema de administración ideológica en permanente inestabilidad respecto de algunos temas, pero persistente en otros como es el caso de considerar que el aborto es un derecho o que, por el bien del planeta, es bueno eliminar población.

En los procedimientos de manipulación se trabaja con grupos. Esos grupos adoptan unos principios bajo la supervisión de un educador que establece los mecanismos de censura para llevarlos en una dirección determinada ideológicamente. La aparición de las redes sociales desde finales de los 90 ofrecía una nueva herramienta deslocalizada de control. Se le dijo a la gente que las redes servían para el empoderamiento, pero no se le dijo que sólo algunos detentaban el poder en esos grupos virtuales. De forma implícita o explicita cada grupo de relación digital asume unos códigos de censura. Por tanto, el pensamiento y los valores morales quedan reducidos a lo que en cada caso conviene a los que mandan. Un ejemplo: en el periodo la gran manipulación pandémica consiguieron que los grupos de las redes avalaran las restricciones más brutales a la libertad individual.

Al servicio de la inestabilidad ideológica deliberada sirve bien el sintagma “transformación social”. Es importante por ello ofrecer constantes apariencias de novedad, como si fueran modas, para simular versatilidad y capacidad de adaptación. Solo se trata de oportunismo. Ahora, en buena parte de Europa la energía nuclear se considera verde. En la España de la muy peligrosa Ribera, no.

Manipulación emocional

Esos procedimientos son utilizables por igual, con las pertinentes adaptaciones, en los narcoestados bolivarianos o al servicio del Foro de Davos, incluso en las estrategias de introducción de la sharía en Occidente. Educar en valores funciona mejor cuanto peor es la calidad de la enseñanza. Es más fácil la manipulación emocional de los niños y los jóvenes si, a la vez, se paraliza su desarrollo cognitivo.

Freud, en El provenir de una ilusión (1927) inauguró una serie de escritos en torno a la cultura y a la civilización -para él eran lo mismo- recuperando lo que en realidad había sido su primitiva pasión intelectual. De hecho, él consideraba que sus trabajos sobre psicoterapia fueron un rodeo que a lo largo de mi vida di. Hete aquí que la verdadera vocación de Freud fue la filosofía. Los progres canceladores, con su porcino hozar, declaran que Freud está superado, pero nunca explican en qué partes de su inmensa obra ha sido superado. Es bueno, que, tras cien años, se discutan con datos y argumentos sus aportaciones, pero, desde luego, en el descubrimiento del imperio del inconsciente sobre la vida psíquica humana, no solo no ha sido superado, sino que ha sido refrendado por las actuales investigaciones en neurociencia. Ya saben ustedes que, si un progre proclama algo, se trata de una majadería para intentar esconder alguna verdad.

Educación para la realidad

Y es verdad que en El provenir de una ilusión, Freud no elude el debate acerca de los, por ahora, irresolubles problemas teóricos en torno a si son mejores los fundamentos morales sustentados por la religión o si es posible que la moral se fundamente en la ciencia y en el conocimiento. Ofrece al final una propuesta: El hombre no puede permanecer enteramente niño; a la postre tiene que lanzarse fuera, a la «vida hostil». Puede llamarse a esto «educación para la realidad».

Volvamos con Damasio. El neurocientífico es también filósofo y en el libro arriba mencionado ofrece una minuciosa explicación acerca de la creación de las culturas a partir del concepto de homeostasis, que es una función de los organismos vivos para alcanzar la estabilidad, la cual se ve constantemente atacada. Para él las emociones y sentimientos son factores de motivación en los procesos cognitivos y en la inteligencia y creatividad humana. En estos tiempos, la integridad individual y cultural de los occidentales está siendo embestida con saña por las oligarquías. Para alcanzar una homeostasis civilizada, es preciso identificar y destruir a los agentes, visibles u ocultos, que nos infligen dolor y muerte.

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