Despertarse suele ser engorroso cuando uno sueña con sus muertos. Se podría hacer el ejercicio de imaginarlos en la mesa del salón o en el lecho conyugal, pero sucede que el mundo suele ser bastante más hostil de lo que dictan nuestros deseos. Hay unos cuantos cientos de estadounidenses que esperan estos días la resurrección de John Kennedy Jr e incluso se han congregado en Dallas para esperar su llegada, pues esperan que ayude a Donald Trump a ganar las elecciones de 2024. Se van a llevar un buen chasco cuando se cercioren de la verdad.
Jordi Évole debería darse un paseo por la realidad de vez en cuando para evitar incurrir en delirios a la hora de definir el mundo actual. En primera lugar, los de grandeza, como demostró hace unos días, cuando anunció que Salvados -que ya no presenta él- iba a dedicar un programa a analizar las causas del incremento de la factura de la luz y, de paso, lanzó algunas críticas a los 'fachas' que se lo habían reclamado en las semanas anteriores.
Objetivamente, el programa de La Sexta del pasado domingo versó sobre el sector eléctrico en España, pero realizó algunas omisiones interesadas en su análisis. ¿Por qué? La situación podría explicarse a partir de dos de las tres viñetas de una de las tiras cómicas más populares de Mafalda. En la primera, la niña aparece conversando con su osito de peluche. “Mira, esto es el mundo, ¿lo ves?”. A continuación, afirma: “¿Sabes por qué es tan lindo este mundo?”.
Hasta ahí todo bien. Lo que ocurre es que en el tercer recuadro se revela la cruda realidad: “Es tan lindo porque es una maqueta, el original es un desastre”, concluye Mafalda. Pues bien, el programa de Salvados realizó un llamamiento al desarrollo de las energías renovables y está en su derecho. Es más, su equipo viajó incluso a un pueblo de Alemania donde se genera ocho veces más electricidad para autoconsumo de la que se emplea. El problema, una vez más, se encuentra detrás de la tramoya, es decir, en lo que no se ve. Y en lo que no se quiere contar. Entre otras cosas, porque no todo es ejemplar en ese país europeo, donde el pasado 2 de noviembre, sin ir más lejos, el carbón fue la energía más consumida, en una decisión que se tomó, evidentemente, para evitar el alza de la factura.
Pero todavía hay algún aspecto más chocante al que Évole no se refirió en sus redes sociales, y es que, media hora antes del estreno del programa, La Sexta emitió un singular publi-reportaje de Endesa sobre las bonanzas de esta compañía en el que incluso apareció su consejero delegado. Seguramente, quien lo programó a esa hora no sabía que, al inicio de Salvados, aparecerían varios habitantes de Ricobayo de Alba (Zamora) denunciando que “Iberdrola les ha llevado a la ruina al vaciar su embalse "por la pasta"”.
Casi al final del programa, se observa a Ignacio Sánchez Galán -su presidente- en un foro público en el que se queja del “intervencionismo terrorífico del Estado” para con el sector energético, mientras Jorge Fabra, expresidente de Red Eléctrica, le lleva la contraria. Por supuesto, en ningún momento del reportaje se hace referencia a las palabras de la ministra del ramo, Teresa Ribera, quien reconoció que calculó mal los efectos de su 'ruta verde' sobre el sistema eléctrico. Dicho de otro modo, que hoy por hoy y pese a sus evidentes bondades, las energías renovables no son ni mucho menos la panacea. Eso, querido Évole, no se introdujo en la anterior edición de Salvados.
Por si no hubiera quedado claro a estas alturas, las culpas se situaron en el tejado de las compañías eléctricas, que es evidente que tienen una buena parte de la responsabilidad. El gran beneficiado de esta decisión editorial fue el Gobierno, que con su apuesta decidida por el mundo verde del mañana ha empeorado ostensiblemente la situación de este mercado. No ayudó a aclarar este punto la participación en el programa de activistas contra las empresas energéticas, claro. Y eso el espectador no tenía que saberlo.
Greta Thunberg, Évole y la levedad
Ojalá existiera el cielo y ojalá tuviéramos la oportunidad de hablar con los muertos para escuchar su relato acerca del mundo, que observan desde las alturas. Seguramente, allí retumbarían menos las declaraciones altisonantes sobre los objetivos de descarbonización de 2030 y 2050 que grita a los cuatro vientos Ursula von der Leyen. Quizás también, desde la estratosfera, o donde quiera que esté el Paraíso, sea más sencillo observar la sinrazón que supone hipotecar la competitividad del tejido productivo europeo para adaptarlo al calendario verde mientras países altamente contaminantes como China, Rusia o India se toman mucho menos en serio dicha causa e incluso hacen el don Tancredo en los foros internacionales.
Este domingo, La Sexta emitirá una entrevista a Greta Thunberg y en las promociones ya se observa a la muchacha -cada vez más hiperventilada- pronunciar su último lema, con el que quiere ilustrar sobre la palabrería de los gobiernos mundiales en lo que respecta al cambio climático. “Bla bla bla”. Seguramente, se vuelva a criminalizar a los combustibles fósiles y a loar a las renovables. El mundo, en dos colores, polarizado en blanco y en negro. O, mejor, en tres, pues también hay que contar el verde.
Quienes apuestan por este último modelo, también se llenan los bolsillos estos días. Porque ésa es una de las claves que se ocultan: la transición energética también es un negocio que muchos -incluidas las eléctricas- han querido impulsar porque es muy rentable.
Pero ya se sabe: Salvados no lo subrayará porque no conviene, del mismo modo que Évole no inundará sus redes sociales, como antes de 2018, con las historias lacrimógenas de señoras que sufren la pobreza energética. Ahora, no toca.
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