Dice el artículo 56 de la Constitución, el primero que menciona su figura en nuestra Ley Fundamental, que "el Rey es el Jefe del Estado, símbolo de su unidad y permanencia", que "arbitra y modera el funcionamiento regular de las instituciones", que "asume la más alta representación del Estado español en las relaciones internacionales, especialmente con las naciones de su comunidad histórica" y que "ejerce las funciones que le atribuyen expresamente la Constitución y las leyes". Es a ese título de símbolo de la unidad y permanencia del Estado de árbitro y al de moderador del funcionamiento regular de las instituciones al que se acoge el mensaje de Nochebuena del Rey. Antes de aplicarnos a juzgarlo críticamente convendría precisar las condiciones en que se emite y saber que su redacción literal ha de recibir la aprobación del Gobierno.
Al menos, la componente "sanchista" del Gobierno porque la otra componente, la "yolandista", igual que los aliados parlamentarios, se complacen en descolocar a Pedro Sánchez y si el descoloque implica humillarle mejor
Tendría gran valor noticioso conocer quién recibió el encargo de la Casa del Rey de preparar el primer borrador del texto, bajo qué directrices básicas y cómo fueron los viajes de ida y vuelta que hizo entre el palacio de la Zarzuela y el de la Moncloa, qué supresiones y qué adiciones fueron sugeridas por el Gobierno y en qué argumentos se sostenían. Si hubo algún punto de fricción de especial relevancia y cuál fue la cuestión en que estuvo centrado. De modo que para evaluar las reacciones que el mensaje del Rey Felipe ha suscitado debe tenerse en cuenta que el Gobierno, en la medida en que conserva la supervisión del mensaje, tiene poco margen para manifestar discrepancias. Al menos, la componente "sanchista" del Gobierno porque la otra componente, la "yolandista", igual que los aliados parlamentarios -nacionalistas catalanes, de Junts y de ERC, y nacionalistas vascos de EH Bildu y de PNV-, se complacen en descolocar a Pedro Sánchez y si el descoloque implica humillarle mejor.
Estamos llegando a un momento en que los gritos de ¡viva la Constitución! Y ¡viva el Rey! empiezan a considerarse subversivos
Estamos llegando a un momento en que los gritos de ¡viva la Constitución! Y ¡viva el Rey! empiezan a considerarse subversivos mientras los de ¡vista Catalunya llure¡ y ¡gora Euskadi askatuta! resuenan a todo volumen confirmando aquello de que "lo esencial de los argumentos son los decibelios" como escribió El Roto en una de sus viñetas y también que quién controla los medios, controla los miedos, según precisó en otra. En todo caso, para quienes estuvieron a la escucha el Rey tuvo un mensaje de advertencia sobre la Constitución y su vigencia como garantía de nuestros derechos. No se lo van a perdonar. Atentos.
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