En mi tierra siempre se dice que, pagando, San Pedro canta y la frase no carece de verdad. Si no fuera por el río de millones que los gobiernos nacional separatistas han dilapidado en propaganda la cosa habría tenido la más mínima repercusión. Y, lo peor, es que ese dinero de todos se ha empleado en detrimento de cosas serias: sanidad, educación, orden público o infraestructuras.
Por eso no nos pilla de sorpresa lo que Joan Garriga ha dicho en sede parlamentaria catalana, a saber, que para que el Comité de Derechos Humanos de las Naciones Unidas dictaminara en favor de los golpistas condenados, el gobierno catalán había soltado una morterada. Aclaremos: ni dicho comité es la Asamblea General de la ONU – lo que tampoco es sinónimo de nada – ni es más que un organismo consultor que emite comunicados que carecen de la menor validez jurídica, ni sus opiniones son vinculantes. Estamos ante el típico publirreportaje que cualquiera puede conseguir siempre que disponga del dinero ad hoc, que no es moco de pavo. Menudos honorarios.
Garriga ha detallado algunos de los “Sponsors” del comité de marras y, ¡oh sorpresa!, entre ellos destacan países con una calidad democrática de utopía digna de Rousseau como Qatar, Arabia Saudita, Emiratos Árabes o, fíjense que cosas, Google. Lo mejor de cada casa.
Claro que también aparece España en su totalidad, cuya aportación comprende 20.000 euros del gobierno vasco, más parsimoniosos en el gasto porque ya tienen a Sánchez enviándoles a diario remesas de etarras, más los 200.000 de Aragonés y sus chicos estelados, tramitados mediante la Agencia Catalana de Cooperación para el Desarrollo. Se comprende que el desarrollo y la cooperación pueden esperar porque primero está la publicidad, la repetición ad nauseam de las mentiras convertidas en eslóganes y las justificaciones falsas para después poder argumentar que el separatismo tiene razón. “Miri, miri, lo que dice la ONU”, como pasó con el famoso estudio que dio pie al Catalangate y vayan ustedes contando, porque en este asunto del proceso no hay ni una sola verdad que haya salido por boca de sus dirigentes. Ni hubo 4.000 heridos – la cifra depende de quien la diga, que ni en eso se ponen de acuerdo – ni hay exiliados, sino prófugos, ni hay represión sino aprovechateguis como Rufián que lleva chupado del Congreso de los Diputados ni se sabe y eso que decía que iba solo para 18 meses. Verdad y separatismo se compadecen mal, de ahí el interés de esas gentes en monopolizar la información, acogotando a quien se atreve a decir que todo el tinglado que han montado es la más colosal estafa vista en Europa tras la II GM.
Por dinero el comité ha dicho – no creo que exista nadie mínimamente sensato que lo dude - que Junqueras, Romeva, Rull y Turull no deberían haber estado suspendidos como diputados. Por dinero, si hace falta, mañana dirán que en VOX desayunan niños crudos a diario o que en el PP empujan a viejecitas en los pasos de cebra cuando pasa una hormigonera, que de algo hay que vivir cuando la senda del trabajo honesto no te llama. Falta saber si todo lo que sacan de nuestros impuestos para estas canalladas lo hacen con perspectiva de género. Sería el culmen.
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