Opinión

Elecciones USA: el escenario más temido

Gane quien gane, Estados Unidos seguirá liderando el mundo, y su economía también

El elector estadounidense decide este martes quién gobernará en la Casa Blanca los próximos cuatro años. Las encuestas se presentan muy apretadas entre Kamala Harris y Donald Trump. No hay vencedor claro por el momento. ¿Qué puede significar en lo económico que gane uno u otro? La candidata demócrata se considera una continuista de Biden por lo que los cambios pueden venir de una victoria del candidato republicano. En cualquier caso, a pesar del enorme poder del presidente, la mayoría de cada una de las Cámaras también es un factor muy a tener en cuenta. El consenso en Estados Unidos dice que las mejores políticas suelen venir de una combinación de un presidente de un partido que no tenga mayoría parlamentaria, para así tener que negociar, una visión que aquí, donde pactar entre diferentes suele verse como una traición, puede llamar la atención.

Desde un punto de vista económico, lo que más inquieta es la política de aranceles que promete Trump (10% a todos los países que llegarían al 60% a algunos como China) tanto por las implicaciones directas en las empresas importadoras como en el coste para los ciudadanos de adquisición de esos bienes; además, la previsible respuesta global a estas medidas perjudicaría a los grandes exportadores estadounidenses si hay una guerra comercial donde todos subirán aranceles. Esto trastocaría, cara a 2025, tanto la previsión de recorte de tipos de la Fed (porque podría impulsar la inflación) como las previsiones de beneficios empresariales, y especialmente de las que más peso tienen en Wall Street (las multinacionales) con lo que la implicación sería bursátil también. Una segunda lectura implicaría un dólar más fuerte, algo que ya pasó tras la victoria de Trump en 2016 (en contraste a lo contrario, que ocurrió tras la de Biden en 2020).

La rebaja de impuestos que Trump aplicó en 2017 concluye en 2025. Harris la mantendría sólo para los contribuyentes de menores ingresos mientras su rival las quiere hacer permanentes. Esto en economía no tendrá un impacto directo a corto plazo pero dado el enorme déficit presupuestario del país, es un tema muy sensible en el medio y largo plazo. Lo mismo ocurre con el tema de la inmigración, que tiene más consecuencias sociales que económicas.

Se podría pensar que la bolsa bajará, pero eso ya se pensó en 2016 y no ocurrió, por lo que soy muy escéptico con que cambie nada sustancial en los mercados financieros, incluso no descartaría que el bitcoin aplaudiera una victoria de Harris

Las criptomonedas tienen claro que su candidato es Trump, puesto que a pesar de sus ataques en su primera legislatura, ahora las defiende, promociona un negocio en el sector (llamado World Liberty Financial) y ha prometido crear una reserva nacional de Bitcoin si gana las elecciones. Es quizás el activo más importante que puede verse beneficiado, aparte de ciertos sectores dentro del mercado de renta variable: bancos (se piensa relajará regulaciones), energía (petroleras y gasistas, ya que no hará tanto hincapié en temas medioambientales), armamento (aunque esto es discutible, al menos las empresas de armas para defensa personal seguro que lo notan) y, en general, las small caps (empresas más pequeñas y más centradas en el negocio nacional frente a las multinacionales, que dependen más del comercio). Dado que las grandes tecnológicas y, en general, las cotizadas que más ponderan en los principales índices, son las que menos se beneficiarían -teóricamente- de una victoria del candidato republicano, se podría pensar que la bolsa bajará pero eso ya se pensó en 2016 y no ocurrió, por lo que soy muy escéptico con que cambie nada sustancial en los mercados financieros, incluso no descartaría que el bitcoin se tomara a buenas una victoria de Harris, contra todo pronóstico.

Y es que nada importante cambiará porque la economía y la bolsa estadounidense están por encima de los enfrentamientos electorales y de las exageraciones de “fascista” y “comunista” que se lanzan desde las trincheras de cada candidato, ya que lo básico, la preponderancia de la economía de mercado, seguirá ahí. Todas las estadísticas dicen que las elecciones no cambiarán ni la tendencia de Wall Street (como mucho habrá más volatilidad si el resultado es discutido, ya pasó en el 2000 cuando Gore perdió contra Bush por un puñado de votos), ni las políticas de la Fed ni tendrán un impacto significativo en los datos macro como el PIB y la tasa de paro. Por otra parte, el cambio en la Casa Blanca no llegará hasta bien entrado enero.

Episodio que puede provocar una inestabilidad inquietante puesto que Trump y sus partidarios saben que, por edad, esta es la última oportunidad para recuperar el poder

El peor escenario en el corto plazo, especialmente para los mercados financieros, es el siguiente: gana Kamala con una diferencia muy corta lo que anima a Trump a denunciar de nuevo que le han robado las elecciones y una legión de sus seguidores sale a las calles alentados por medios afines. Un resultado muy apretado en las urnas podría propiciar que se repita aquel escenario… Episodio que puede provocar una inestabilidad inquietante puesto que Trump y sus partidarios saben que, por edad, esta es la última oportunidad para recuperar el poder que perdieron en 2020. Este es el mayor riesgo que las elecciones pueden llevar a los mercados financieros, puesto que reaccionarían mal y dispararían su volatilidad, si se diera este caso. Pero económicamente, mucho tendrían que complicarse las manifestaciones como para que afecten al PIB o al empleo. Gane quien gane, Estados Unidos seguirá liderando el mundo, y su economía también. Y, por supuesto, Wall Street seguirá rondando el 50% de toda la capitalización bursátil mundial porque son sus empresas, y es su sólido sistema político (y no personajes puntuales), los que lo garantizan.

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