El pasado domingo 5 de noviembre los medios de comunicación y las redes sociales se llenaron con la noticia de que durante casi todo el día la luz iba ser gratis.
Es mentira: no fue gratis.
A ninguna hora del día: no fue gratis.
Sin matices: no fue gratis.
Comenzando por lo más sencillo de explicar, quienes tienen un contrato en mercado libre han pactado un precio con su comercializadora durante un plazo de tiempo, normalmente uno o dos años. Estas personas, el pasado domingo pagaron por la electricidad el precio pactado, que en ningún caso fue de cero euros, evidentemente. Esto supone un 70%, aproximadamente, de todos los consumidores, domésticos, pymes o industriales.
¿Qué ocurre con el otro 30%? Los consumidores que estamos acogidos al precio regulado tampoco pagamos la electricidad a cero euros, ya que el precio regulado se forma por la suma de los siguientes tres conceptos: mercado diario e intradiario, mercados de ajuste y peajes, cargos y costes regulados.
Mercados diario e intradiario
El mercado diario e intradiario es un conjunto de siete subastas que se llevan a cabo para fijar el precio de la electricidad en cada una de las 24 horas de cada día. Fue en esta fase de la formación del precio en la que apareció la bonita cifra de cero euros. Es más, el intradiario incluso llegó a marcar precios negativos en diecisiete de las veinticuatro horas del día.
Aunque el funcionamiento de los mercados mayoristas será objeto de su propio artículo, sí quiero dejar claro que el hecho de que un mercado, eléctrico o de cualquier otra clase, fije precios cero o negativos carece de sentido económico. Eso significa que no asigna correctamente los bienes o servicios que negocia, que no da señales de precio adecuadas y que no permite cubrir los costes de producción, por lo que no es sostenible. Es decir, no cumple correctamente su función como mercado.
Mercados de ajuste (Red Eléctrica)
El segundo concepto que conforma el precio regulado son los ajustes. Y es que el programa de compras y ventas de electricidad que surge del mercado diario e intradiario no es ejecutable per se: no está basado en una demanda real, no tiene en cuenta la ubicación de productores y consumidores y, sobre todo, no asegura el mantenimiento de los parámetros físicos que requiere el sistema eléctrico.
A modo de ejemplo cotidiano, el conductor de un vehículo lo primero que hace es asegurarse de que el depósito tiene combustible. Bien, esto sería el mercado diario e intradiario. Pero, además, el motor necesita presión de aceite y que la temperatura no se eleve en exceso, esto serían los mercados ajuste. Si el coche pierde presión de aceite o se calienta demasiado, un montón de luces y pitidos comenzaran a lucir y a sonar para advertirnos de un mal funcionamiento.
Que el precio del mercado mayorista no se dispare como en 2022 es una buena noticia; sin embargo, que llegue a marcar los precios nulos o negativos, significa que no funciona
Lo mismo sucede en la sala de control de Red Eléctrica, cuando se pierden los valores adecuados de frecuencia y tensión. Red Eléctrica, como operador del sistema, soluciona este problema modificando el resultado del programa del mercado diario e intradiario. Es decir, ordenando a unas centrales eléctricas, normalmente renovables, bajar su producción; y a otras, normalmente gas, que eleven la suya. Este proceso de ajuste lógicamente tiene un coste.
El pasado domingo en el mercado diario e intradiario no entró nada de gas o carbón; sin embargo, para resolver las restricciones del sistema y que el suministro eléctrico no tuviera incidentes (léase apagones), Red Eléctrica tuvo que meter 60 GWh -un 10% de toda la producción del día- de gas y carbón y sacar 28 GWh de eólica. Esto supuso un incremento de hasta 29,6 €/MWh consumido.
Peajes, cargos y costes regulados
Finalmente, tenemos los peajes, cargos y costes regulados. Este último concepto es un cajón de sastre en donde solo deberían aparecer los costes fijos o accesorios del sistema, aunque la realidad es que aproximadamente la mitad se destina a pagar subvenciones a las renovables.
En particular, en 2022 han sido 4.760 millones para pagar el RECORE (Renovables, Cogeneración y Residuos), que es la subvención que reciben las centrales de generación eléctrica renovables, independientemente de lo que cobren en el mercado diario e intradiario. No se asusten por la cifra, que es notablemente la más baja de los últimos 10 años, habiendo llegado a superar holgadamente los 7.000 millones anuales.
Este es el motivo por el que un día con baja demanda eléctrica -un domingo-, con buen sol y viento, los generadores renovables, en una estrategia absolutamente caníbal, consiguen colapsar el mercado y provocar precios nulos o negativos. Porque ellos, a pesar de esos precios nulos o negativos, recibirán el RECORE.
Además, entre esos cargos y peajes regulados seguimos pagando, a razón de 2.500 millones de euros al año, la subvención de la energía renovable que consumimos entre los años 2004 y 2014. Increíble, ¿verdad?
La electricidad no fue gratis para nadie el pasado domingo
La suma de todos esos conceptos arrojó, para el domingo 5 de noviembre, un precio medio ponderado de 33,55 €/MWh, con un mínimo de 21,52 €/MWh, en el tramo de las 13 a 14 horas, y un máximo de 53,39 €/MWh en el tramo de 20 a 21 horas. A estos precios, por supuesto, hay que añadir los impuestos correspondientes.
En definitiva, que el precio del mercado mayorista no se dispare como en 2022 es una buena noticia; sin embargo, que llegue a marcar los precios nulos o negativos, significa que no funciona. En cualquier caso, no hagamos pensar a los ciudadanos que su factura será gratis porque gratis no hay nada.
Francisco Ruiz Jiménez ha sido consejero y miembro del comité de dirección del grupo REDEIA
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