Opinión

La emancipación mediática de Luis Enrique y el 'audio' manipulado de Juanma Castaño

Recuerde el lector la próxima vez que los medios se posicionen en favor de la enésima campaña comercial contra los bulos de internet que las patrañas, muchas veces, se gestan en los propios medios

“A mí no me acojonaban las ruedas de prensa. Yo respondía a mi manera”. Esta frase la pronunció Javier Clemente hace un año y medio, en una entrevista que concedió a este periódico. Se refería a lo que ocurría en las comparecencias ante los medios durante su última etapa como seleccionador nacional. “José Ramón de la Morena enviaba a seis o siete periodistas y me bombardeaban”, se quejaba.

Clemente -así lo dice- abrió la puerta del hotel de concentración a los periodistas en el Mundial de Estados Unidos 1994. Sin embargo, su actitud cambió dos años después, cuando unos trabajadores del diario As se subieron a una valla durante un entrenamiento a puerta cerrada y filtraron la alineación del último partido de España en la fase de grupos de la Eurocopa (era su trabajo). Desde entonces -afirmaba Clemente-, los golpes bajos entre el seleccionador y el Grupo Prisa aumentaron. Las ruedas de prensa se convirtieron en un campo de batalla.

Todo ha cambiado desde entonces, entre otras cosas, porque los divos de la radio nocturna ya no tienen tanto poder, como tampoco la prensa deportiva ni los medios en general. Por fortuna, hay nuevos contrapesos que sirven para detectar las malas prácticas y las campañas obscenas contra jugadores o entrenadores. Como, por cierto, la que sufrió Luis Aragonés por no convocar a Raúl para la Eurocopa de 2008, que ganó España. Algunos de los que la impulsaron hoy son omnipresentes en tertulias políticas y deportivas, lo que ofrece una buena perspectiva sobre la salud del sector mediático español. O sobre lo que buscan sus gestores.

Luis Enrique y el Twitch

El caso es que Luis Enrique ha optado por dirigirse directamente a los aficionados durante este Mundial a través de un canal de Twitch. El asturiano ofrece sus ruedas de prensa de rigor, como es menester, pero periódicamente se sienta en un sillón y responde a las preguntas de los ciudadanos en esta plataforma, donde, por cierto, algunos periodistas deportivos acuden con bastante frecuencia.

Esta decisión le ha sentado como un tiro a una buena parte de los profesionales de los medios, que se niega a aceptar varias evidencias. La principal es que los medios hace tiempo que perdieron -por fortuna- el monopolio de la información, así que los personajes de cierta relevancia ya no los necesitan como altavoz ineludible para difundir sus mensajes. Son, simplemente, una plataforma más dentro de la tela de araña digital.

Los periodistas eran hasta hace no mucho los testigos privilegiados de la actualidad. Ejercían de intermediarios entre las principales fuentes de información -de carne y hueso o de papel- y los ciudadanos. Eso cambió hace mucho tiempo y todavía hay quien se niega a aceptarlo. Entre ellos, quienes aprovechaban cada noche -o cada tarde- para ponerse delante de un micrófono -con el filtro contaminado- para intoxicar sobre todo lo relacionado con el deporte rey... o sobre sus competidores. Quienes no se mostraban sumisos con los De la Morena, García y compañía -y con sus sucesores- eran convenientemente vilipendiados. Hubiera o no motivo para ello.

Entrenadores 'respondones'

Esto nunca ha ayudado a los entrenadores del perfil de Luis Enrique, de José Mourinho o de Javier Clemente. Es decir, a los que responden a los ataques de la prensa y no se cortan a la hora de responder a las preguntas más lisérgicas que les plantean (a veces, con mala educación, todo hay que decirlo). Por eso, la decisión del seleccionador de comparecer en Twitch es comprensible y loable. ¿Atiende pese a todo a la prensa? Sin duda, cumple con sus compromisos. ¿Qué hay de malo, entonces, en que se dirija directamente a los aficionados? En que hay quien ha visto peligrar 'lo suyo'.

Dentro de la Cadena COPE, dedican una parte de su tiempo a analizar las palabras de Luis Enrique en Twitch; y el otro día uno de sus colaboradores habituales -Juan Antonio Alcalá- tuvo la ocurrencia de manipular un corte de sonido para poner al entrenador al pie de los caballos.

En concreto, Luis Enrique leyó una pregunta de un tal Arcadio Malanoche, en la que planteaba que tenía "a la mujer de uñas con el tema del Mundial". Luis Enrique tenía a su lado al psicólogo de la selección, al que pidió que respondiera al aficionado. El aludido, respondió: "María, escucha mi voz. Relájate. Coge aire despacio y suéltalo despacio. Muy bien, María. Muy bien". El seleccionador, dijo después: “Está relajadísima, se ha dormido”.

Sin embargo, en el audio de COPE se escuchaba al seleccionador afirmar, tras la intervención del psicólogo: “María se ha puesto cachonda seguro”. Tras escucharlo, el conductor del programa, Juanma Castaño, expresó, indignado: “Si esto lo hacemos nosotros nos cae la del pulpo”.

Cuando fue consciente de lo que había hecho Alcalá, pidió disculpas, pero a esas alturas ya había quedado claro lo que había ocurrido: los periodistas, molestos, habían aprovechado la ocasión -un audio manipulado- para despotricar contra las comparecencias de Luis Enrique en Twitch.

Porque no les gustan y porque dejan patente lo evidente, y es que los divos de las ondas radiofónicas son actualmente más prescindibles que nunca. Como los periodistas en general, tal y como está concebido el negocio mediático contemporáneo, en el que abundan los chascarrillos, las venganzas, las alusiones al bajo vientre y derivados.

Afortunadamente, hoy su trabajo está auditado por los ciudadanos, que fueron quienes descubrieron la trampa que contenía ese corte de sonido y lo denunciaron. De lo contrario, hubiera ocurrido lo que hasta hace no mucho era habitual: que su autor hubiera quedado impune y los oyentes habrían considerado que la lascivia de Luis Enrique le convertía en un completo memo.

Recuerde el lector la próxima vez que los medios se posicionen en favor de la enésima campaña comercial contra los bulos de internet que las patrañas, muchas veces, se gestan en los propios medios.

En el caso concreto de la selección española, esto ha sido una constante durante varias décadas.

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