Así definía el egoísmo el padre de la antroposofía Rudolf Steiner, que consideraba este pecado como origen de todo mal humano. No fue casual que una de las primeras cosas que hicieron los nazis fue perseguir a los steinerianos e incendiando el primer Goetheanum, sede donde se impartían sus enseñanzas y del que surgió un movimiento educativo que todavía perdura.
Era lógico. Los nazis, gentes cerrada a todo lo que no fuera su weltanschaüng, se basaban en el odio, el egoísmo, la violencia, el totalitarismo. Singularmente, era el egoísmo el peor de sus pecados porque en el mundo nazi solo importaba lo nazi. Al resto, hay que destruirlo. Esta es la amenaza que pende como un hacha afiladísima sobre España. El egoísmo de los actuales dirigentes es abrumador, inhumano, inconcebible para cualquiera que sienta una mínima empatía con sus semejantes. No sirve de nada advertir a los arrogantes que nos gobiernan ni tratar de que aprendan, porque al necio no tan solo no le gusta aprender, sino que se regodea en divulgar su ignorancia según dice la Biblia en Proverbios 18:1-24.
Hay muchas ocasiones en que las Santas Escrituras nos advierten: en Santiago 3:15-16 leemos “La envidia y el egoísmo no forman parte de la sabiduría que proviene de Dios”, añadiendo que donde hay envidias y ambiciones egoístas también habrá desorden y toda clase de maldad. ¿Alguien duda que el tremendo egoísmo del gobierno encajan en esta definición? ¿Qué son, sino, las durísimas palabras proferidas por la ministra de Defensa a los afectados por la DANA, indignas ya no de un cargo púbico sino de una persona con algo de humanidad? ¿La frase de Sánchez de que si necesitan recursos que nos los pidan no es, en sí misma, una declaración de egoísmo, de soberbia, de venganza? Decía un señor de edad el otro día en una red social que aquello era un asesinato político. Indudablemente, es una dejación de responsabilidades que competen al estado, una negación a prestar auxilio, un abandono a sangre fría.
¿La frase de Sánchez de que si necesitan recursos que nos los pidan no es, en sí misma, una declaración de egoísmo, de soberbia, de venganza?
Y ahí siguen, como cada día nos recuerdan las personas que ven como pasan los días y las calles siguen atestadas de vehículos embarrados, los aparcamientos inundados, los servicios interrumpidos, los cascotes sin retirar, y la gente se pasea en medio de aquel escenario de pesadilla como sonámbulos, no reconociéndose a ellos ni a su pueblo. Los voluntarios, como podía preverse, se han ido retirando porque tienen trabajos y familias, y el silencio se ha apoderado de toda una enorme zona en la que sus habitantes se sienten desamparados. Todo porque Sánchez estaba en la India cenando con Begoña, una ministra ordenó abrir unas compuertas fatales, unas leyes medioambientales funestas se pusieron en práctica prohibiendo limpiar los ríos para que éstos “pudieran fluir libremente”.
Esa misma ministra que, antes de irse a Europa a seguir viviendo del erario público, cierra una central nuclear española para, una vez llegada a Bruselas, decir que ella es partidaria de la energía nuclear. ¿Qué es este caos, ésta tomadura de pelo, éste vivir a espaldas de la gente? ¿Tan egoístas son? ¿Tan poco valoran nuestras vidas? Pero ellos siguen viviendo perfectamente, sin que les falte de nada ni les importe un ardite lo que pueda sucederles a los afectados. Porque son egoístas, porque el mal que llevan dentro es tan satánico que, aunque ustedes los vean caminar más tiesos que un palo y con más orgullo que Don Rodrigo en la horca, por dentro sus almas están encorvadas, retorcidas, tortuosamente deformadas. Si pudiéramos ver su interior estoy seguro de que saldríamos corriendo. Definitivamente, nos gobierna el mal. Albert Rivera se quedó corto. No son una banda. Son una misa negra.
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