Devenido en una fuerza parlamentaria de primer orden y consolidado como un sólido partido de oposición en España, Vox tiene que elegir. O ser fiel a su ideario fundacional y observar estrictamente su programa económico, esto es, consagrarse como un partido liberal-conservador distinguible del PP únicamente por una mayor claridad de ideas, más arrojo para defenderlas y una menor propensión a la componenda, o bien evolucionar hacia un partido de derecha identitaria provisto de un ideario estrictamente populista y de un alcance transversal.
De decantarse por la primera alternativa, el espectacular auge experimentado por ese partido en poco más de un año se detendrá, para revertirse tarde o temprano. Si lo hace por la segunda opción, en cambio, estará en condiciones de captar el voto de los sectores mesocráticos y populares del electorado español, damnificados por la globalización y traicionados por una izquierda difusa y posmoderna, siendo las posibilidades de crecimiento electoral de Vox en ese caso virtualmente ilimitadas.
Esa es la tesis que defiende el profesor de la UNED Pedro Carlos González Cuevas en su libro 'Vox. Entre el liberalismo conservador y la derecha identitaria' (La Tribuna del País Vasco. San Sebastián. 2019). Aquellos que seguimos con interés e inquietud la actualidad política española y que desde un conocimiento más o menos profundo sobre la historia del pensamiento conservador gustamos de reflexionar acerca de las causas de la decadencia vital e intelectual de la derecha española contemporánea no podemos sino saludar la reciente publicación de esta obra, exhaustiva y honesta y dotada de un sobresaliente aparato crítico y documental. Las múltiples e innegables virtudes que atesora el libro, así como el merecido prestigio intelectual y académico que adorna al profesor González Cuevas, permiten a esta obra ocupar un lugar preeminente entre la copiosísima y desigual literatura que el fenómeno de Vox ha inspirado en los últimos tiempos.
El fenómeno autonómico
González Cuevas dedica la primera mitad de su libro al estudio pormenorizado de los males que a su juicio arrastra España desde hace cuarenta años y al análisis de las causas del vaciamiento ideológico sufrido por la derecha institucional. Así, el autor señala como rémoras de la España actual el sobredimensionamiento del fenómeno autonómico, que menoscaba peligrosísimamente la unidad nacional al tiempo que exacerba el nacionalismo de las comunidades reconocidas como “históricas”; la partitocracia, es decir, el monopolio de la acción política a cargo de los partidos y la transformación de éstos en órganos paraestatales; y, en fin, el monopolio cultural a cargo de la izquierda, que ha supuesto la demolición de la Universidad y la consagración de una ideología oficial “políticamente correcta” que no admite disidencia.
A esa derecha que reniega de sí misma el autor dedica un capítulo entero, en el que se expone con crudeza su progresiva esterilidad ideológica y su aceptación tácita o expresa de las ideologías “progresistas” de nuevo cuño y de las medidas legislativas a las que aquellas han dado pie. El autor sostiene que durante casi tres décadas esa derecha sistémica ha actuado como un verdadero dique que ha impedido la aparición en España de un genuino partido de derechas. El avance deletéreo de la ideología de género y del feminismo radical al amparo de la maquinaria estatal y, especialmente, la debilidad mostrada por el Gobierno de Mariano Rajoy ante el desafío secesionista planteado por las instituciones autonómicas catalanas, supusieron la voladura de ese dique y el consiguiente avance de Vox.
Sigue a ese fundado estudio de los males que aquejan a la derecha institucional, una serie de capítulos dedicados ya en exclusiva al partido de Santiago Abascal. González Cuevas relata de manera lineal y cronológica la historia del partido, desde sus orígenes en forma de escisión del Partido Popular hasta las elecciones municipales autonómicas y municipales de mayo de 2019. Lamentablemente, no se tratan las elecciones generales de noviembre de ese año, que se celebraron cuando el libro se encontraba en máquinas, si bien es probable que el profesor González Cuevas aborde la consolidación del avance electoral de Vox en futuras ediciones del libro.
Vox, más allá de la crítica epidérmica, no ha sido capaz de plantear, hasta la fecha, un modelo de organización territorial alternativo al Estado de las autonomías
En el apartado de conclusiones final el autor no se limita a enunciar las ideas ya expuestas, sino que procede a analizar, si bien de forma somera, los defectos de los que en su opinión adolece el partido derechista y que podrían impedir su evolución en sentido auténticamente derechista e identitario. Los dos más graves acaso sean la querencia por credo neoliberal que siguen mostrando los cuadros del partido y la debilidad intelectual que impera en el seno de éstos.
Ambos fenómenos podrían explicar que Vox, más allá de la crítica epidérmica, no haya sido capaz de plantear hasta la fecha un modelo de organización territorial alternativo al Estado de las autonomías ni tampoco de proponer fórmulas de gobierno o de participación política, tales como el presidencialismo, el corporativismo o la democracia directa, susceptibles de complementar a la democracia representativa y de atenuar la hegemonía de los partidos.
De la superación de estos y otros defectos dependerá que Vox no se quede a mitad de camino en su objetivo de frenar tanto a la izquierda como a sus aliados separatistas y de convertirse en genuina alternativa de Gobierno. La disyuntiva es inexorable y no admite escapatoria.
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