Opinión

La enseñanza bilingüe no compensa

El entusiasmo por aprender idiomas ha multiplicado la tendencia a estudiar inglés y, en menor medida, a aprenderlo, porque el mayor incentivo para conocer una lengua es necesitarla, y a quienes hablamos español nos hace mucha menos falta

El entusiasmo por aprender idiomas ha multiplicado la tendencia a estudiar inglés y, en menor medida, a aprenderlo, porque el mayor incentivo para conocer una lengua es necesitarla, y a quienes hablamos español nos hace mucha menos falta el inglés que a los centroeuropeos, nórdicos, africanos o gentes de las islas del Pacífico.  

El mundo es ambilingüe, los hispanófonos somos monolingües, al igual que los francófonos. La mayoría de las lenguas se muestran insuficientes para cubrir las necesidades de comunicación y sus hablantes han de conocer otra. Millones de africanos han añadido el francés a sus lenguas familiares porque abre un camino a la cultura. La India, todo un continente, aprende inglés en la vida social de la misma manera que la primera lengua se instala en la vida familiar.

Quienes hablamos español deberíamos rechazar el culto al inglés de la misma manera que los ingleses muestran indiferencia por las demás lenguas

Las lenguas se aprenden con automatismos. Esa facultad y destreza pertenece al género humano y no es aplicable a las matemáticas, ni a la literatura, ni a la filosofía o la ética, conocimientos que no se instalan con la naturalidad de los idiomas. Tan instintivo y sencillo es para los niños aprender vasco, como italiano o chino mandarín.

Si las lenguas no se necesitan o si se fuerza la necesidad para que parezcan necesarias, no se aprenden, o se aprenden solo para el fin que se persigue, generalmente el de superar un examen. Lo voy a decir sin tapujos, aunque no siempre se entienda en la primera lectura. Quienes hablamos español deberíamos rechazar el culto al inglés de la misma manera que los ingleses muestran indiferencia por las demás lenguas. Deberíamos aplicar esa dedicación a la ética, a la historia, a la filosofía, a la física, al arte… Nos vendría mejor. Me incomoda pensar que una entrega tan intensa al aprendizaje del inglés oscurezca o eclipse el tesoro de nuestra identidad. Tenemos muchas cosas que aprender en vez de perder tiempo innecesario con la lengua del imperio anglosajón. Los fanáticos del poder encharcados en soberbia deberían estudiar Historia de la humanidad y Ética; los irascibles, Retórica; los parados, Filosofía; los que votan a partidos que defienden a las dictaduras, Historia social; los intolerantes, Civismo; los pro-terroristas y abortistas, Biología; los corruptos, Sociología, los consejeros presidenciales, Ciencias Humanas, y los propensos a la toxicomanía, Ciencias Naturales. Y si algún chico no aprende inglés ahora, que no se preocupe. Ya lo aprenderá cuando lo necesite.

Las lenguas se instalan con automatismos culturales mucho mejor que mediante el estudio. El método es natural e irreflexivo. Añadir a un idioma tan perfecto como el nuestro otro distinto mediante recursos tan artificiales como la enseñanza bilingüe es como ponerle un brazo ortopédico sin apenas necesidad.

El aprendizaje natural y uso habitual de dos lenguas o ambilingüismo es tan natural como el monolingüismo. Español e italiano no se añaden como brazos ortopédicos al catalán o al veneciano, sino como brazos principales. El catalán y el veneciano son, por razones históricas justificadas, brazos tan naturales para sus hablantes como el castellano y el italiano.

Como la necesidad de aprender inglés no existe, esa manera de forzar su aprendizaje resulta absurda. Las lenguas deben saberse y utilizarse cuando se necesitan

La mayoría de los profesores no ven con buenos ojos los planes de estudio bilingües. El esfuerzo no compensa. El programa anglófono que empezó a implantarse en la Comunidad de Madrid hace dos décadas y alcanza ya a más de la mitad del alumnado de la enseñanza pública afecta negativamente al nivel de comprensión de los estudiantes y reduce los contenidos de la asignatura. Ni los profesores disponen de la suficiente soltura para enseñar, ni los alumnos de la adecuada motivación para aprender. ¿A qué viene estudiar en inglés asignaturas como la física? Lo que provoca son más dificultades para escribir, debatir o expresarse. Las mismas trabas afectan a los profesores obligados dar clase en vasco o catalán y evitar el instrumento de comunicación más útil, el castellano, pero tienen prohibido decirlo y está prohibida todo tipo de encuesta para investigarlo.

Un idioma se aprende cuando hace falta, y la necesidad no se crea con videos, audios, libros, ejercicios y exámenes. Puede servir para aprender Ciencias Naturales o Matemáticas, que es algo que se estudia perfectamente, y mucho mejor, en español. Como la necesidad de aprender inglés no existe, esa manera de forzar su aprendizaje resulta absurda. Las lenguas deben saberse cuando se necesitan, mientras tanto el mejor instrumento para entenderse, para aprender, siempre que sea posible, es el idioma propio.

Como no hace falta más, ese es el nivel de inglés en el que se queda el aprendizaje de los españoles, el elemental-intermedio, aunque tengan superadas las pruebas del Marco Común Europeo

La enseñanza en dos lenguas funciona cuando ambas son útiles en la vida diaria del estudiante. Mi trayectoria como docente me ha hecho conocer a jóvenes que saben inglés, que hicieron en su día el esfuerzo por aprenderlo y superaron con éxito los exámenes. Hoy son abogados, arquitectos, políticos, policías, funcionarios y otras profesiones en las que muy pocas veces lo necesitan, salvo para algunos pequeños e intrascendentes asuntos.  

Es verdad que sirve, y eso es comprobable, para las pequeñas conversaciones con los extranjeros que nunca son de gran profundidad, y también porque el bilingüismo desarrolla la inteligencia, si bien el monolingüismo no ha mermado brillantez a escritores o científicos de calado. Y como no hace falta más, ese es el nivel de inglés en el que se queda el aprendizaje de los españoles, el elemental-intermedio, aunque tengan superadas las pruebas del Marco Común Europeo.

Nuestras necesidades de inglés, digámoslo sin miedo, por a Feijóo le sirve de consuelo, son mucho más moderadas de lo que parecen.

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