El Gobierno ha empezado a llevar a cabo su amenaza de entrar en el capital de Telefónica. El lunes 25, la SEPI ha comunicado a la CNMV que sus adquisiciones ya han superado la barrera del 3%. No sabemos desde cuando llevan comprando ni cómo se está financiando la operación (¡menuda transparencia la de esta gente!), pero al haber sobrepasado ese umbral nos han tenido que informar.
Se trata de una decisión bastante poco racional por parte del gobierno. Por varios motivos.
Para empezar, si lo que se quiere es frenar la entrada de los saudíes, existen diversos instrumentos para hacerlo, con los que podría limitar las adquisiciones o el derecho de voto de eventuales compras de ese fondo extranjero por encima del 4,9%. Por tanto, resulta innecesario que el Gobierno ordene entrar en el capital de Telefónica. ¿Imaginan ustedes que un Estado tuviera que participar en el capital de todas las empresas privadas en las que no le gustase que hubiera presencia extranjera? Sería un procedimiento realmente tosco de defender la españolidad...
Por ejemplo, resulta que, primero anuncian que van a comprar acciones de TEF, antes de adquirir ninguna, y, para cuando efectúan la adquisición, el precio de las acciones ya ha subido un 10%... Genial
Pero, quizás lo más importante es que España es un país muy endeudado y no nos sobra el dinero para gastarlo en cualquier cosa que se le ocurra a este presidente. Este mismo martes, la Comisión Europea comunicaba el alto riesgo que ve en la deuda pública española y alertaba de que estamos abocados a ajustes. Así que no ha podido la SEPI elegir peor día para comunicar que ya se ha gastado 700 millones en comprar acciones de TEF… y no creo que en Bruselas les haya hecho mucha gracia esta inversión.
Además, el nivel de intervencionismo del Gobierno en las empresas privadas es creciente y cada vez peor. Ponen impuestos nuevos y absurdos, limitan precios en algunos sectores, crean “observatorios” que solo pretenden amedrentar a las empresas, legislan contra la libertad de gestión empresarial… y ya solo faltaba que entrasen en el capital. Todo ello empeora la seguridad jurídica y retrae a la inversión, tanto nacional como extranjera. Ninguna de ambas está ofreciendo buenos datos recientes, todo lo contario de lo que necesitaríamos.
Adicionalmente, no parece que en los niveles decisorios de este Gobierno haya gente muy ducha en los aspectos financieros y de los mercados. Por ejemplo, resulta que, primero anuncian que van a comprar acciones de TEF, antes de adquirir ninguna, y, para cuando efectúan la adquisición, el precio de las acciones ya ha subido un 10%... Genial.
Hay quien, desde el Gobierno o en posiciones afines, nos dice que otros Estados europeos participan es sus telecos -las que fueron emblema- y por qué España no iba a hacerlo. Pues porque no es lo mismo no haber vendido del todo una herencia histórica que comprar de nuevo y retrotraernos a Franco. Y porque, en cualquier caso, como decíamos, un Estado atiborrado de deuda tiene, sin duda, mejores destinos para el dinero que ese.
El Estado no puede 'jugar' a la Bolsa
Otros argumentan que el Gobierno estaría comprando a un precio más bajo al que se vendió, hace años, y que el cobro de dividendos futuros supondrá ingresos públicos. Bueno, lo primero no es un argumento sino un reconocimiento a la gestión de quien vendió, porque hoy la empresa está en peor posición competitiva y muestra ratios menos favorables. Lo segundo habría que ponerlo en relación con el coste de la financiación que tendrá la SEPI (en definitiva, el Estado) para comprar TEF y con la evolución futura del precio. De momento, el Gobierno ni siquiera nos ha dicho de dónde salen los fondos para comprar y cuánto nos costará. Que haya déficit público o no dependerá de la comparación del dividendo con el coste de financiación, así como con las plusvalías o minusvalías futuras. No sabemos cómo evolucionará el precio, pero, en cualquier caso, el Estado no puede “jugar” a la Bolsa.
La entrada de la SEPI ha coincidido con la venta de un 1% por parte de Caixabank. Quizás sea parte del paquete comprado. En cualquier caso, a una entidad financiera, tener una participación como esa le consume mucho capital y eso explica la desinversión (otra cosa es la Fundación CBK). Como también debiera hacer el BBVA.
Una operación absurda
En fin, tras todas estas consideraciones, cabe preguntarse por qué ha decidido entonces el Gobierno Frankenstein comprar. Pues parece bastante claro que las motivaciones deben ser más que nada políticas. Por ejemplo, para no molestar a los saudíes -a los que quiere cuidar por otras razones- prohibiéndoles comprar más. O para mantener la armonía con sus socios de Sumar que exigían la compra. O quizás por ese afán intervencionista que también se ve por ejemplo en Indra (donde el precio ha subido por el auge del negocio de defensa, pero no tiene por qué ocurrir en la teleco).
Sea como fuere, se trata de una operación absurda. Ni nos sobra el dinero para hacerla. Ni nos conviene enfeudarnos más. Ni es sano intervenir en empresas privadas, a las que el accionista Estado las puede coartar. Ni se consigue ninguna finalidad que no se pudiera lograr por otros medios. En cuanto la oposición actual llegue al gobierno deberá deshacer esta operación. Y esperemos que el legado de la misma no conlleve minusvalías...
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