Íñigo Errejón normaliza en el Congreso lo que está siendo habitual pero silenciado en la calle, y también en la Cámara: el consumo de diacepan, loracepan, valium, lexatin... para resistir los duros momentos que vivimos con la pandemia, para gestionar las pérdidas de personas queridas o de trabajo, para afrontar la vida que nos ha tocado en estos tiempos. El problema es cuando no ves ni que necesitas esa medicación u otra, ni que tienes un problema, el problema es no tener dinero para recibir el apoyo psicológico o psiquiátrico que se necesita. El problema es que sea un problema en sí mismo reconocer los problemas de salud mental de nuestra sociedad, acogerlos, empatizar con ellos y gestionarlos. Tenemos un problema, sí, y el problema no es el diputado que le ha gritado “vete al médico” a Errejón –que también y que ya se ha disculpado por ello, todo un mérito en estos tiempos-, porque esa es la prueba evidente de que tenemos un problema en esta sociedad, cuando se hace burla o se minimiza algo tan importante y por el que tanta gente lo está pasando mal.
El primer problema es el de reconocer por parte de los gobiernos competentes –porque la sanidad está transferida- que la mente hay que cuidarla y que esta pandemia nos está jugando malas pasadas. Que los que peor lo están pasando son aquellos ciudadanos que desgraciadamente no se pueden pagar un psicólogo o un psiquiatra para salir de esta y que no hay red pública que les apoye. Viven en silencio su pena, en su casa, encerrados y con suerte no forman parte de esas diez personas diarias que se suicidan porque no pueden más.
Algo más que recetas
No necesitan esas personas sólo la empatía de la bancada socialista y de Unidas Podemos, seguro que los que están llorando por las esquinas porque no pueden más agradecen que Pedro Sánchez los tenga en consideración, seguro, pero se necesitan más que los 2,5 millones de euros de los que se destinan a salud mental este año como ha dicho el presidente. Porque no es de recibo que no tengamos una red pública eficiente de psicólogos y psiquiatras que nos ayuden a gestionar los problemas cuando ya no podemos más. Este paso de Íñigo Errejón de poner en el foco de actualidad un tema tan delicado como la salud mental es lo que nos permite a muchos ver la utilidad de la política de centrarse en lo que realmente es importante en la vida. El primero es reconocer que este problema existe y el segundo paso es actuar y gestionar desde el Gobierno central y los autonómicos esa red pública eficiente dedicada a mejorar nuestra salud mental, que no sea sólo el médico de familia el que deba gestionar de manera general el problema porque entonces, si no hay psicólogos, la receta es la medicación y esa no es la única salida para mejorar nuestra salud, se necesita apoyo emocional, se necesita una red pública de apoyo emocional. El paso de Errejón de poner en el foco este tema es básico, el paso de Ciudadanos para que el Congreso haga una declaración sobre el tema también. Hacen falta pasos e implicación institucional. La pandemia de la covid nos deja otras pandemias y la de la salud mental es una de ellas.
Los políticos deben hacernos la vida más fácil no contribuir a que necesitemos más psicólogos o psiquiatras para resistir su pésima gestión en muchos ámbitos o que nos tengan de elección en elección permanente y en batallas de deslealtad política que no invitan ni a la calma ni al sosiego ni a confiar en la clase política.
Esperar hasta casi un año para recibir atención psicológica pública en el caso de niños y adolescentes no es de recibo en esta sociedad. Y esto está pasando en Cataluña
Por primera vez en la historia del Centro de Investigaciones Sociológicas se hace una encuesta con este tema de salud mental que es vital y que nos revela que diez personas se suicidan al día en nuestro país, pero que el miedo y la ansiedad se ha instaurado en casi el 70% de los hogares. La tormenta de la pena y de la tristeza debe ser afrontada sin ambages, porque tener una buena salud mental, dormir, por ejemplo, nos va a permitir trabajar mejor. Aunque solo sea por mejorar la productividad de este país deberían centrarse en este tema de las enfermedades mentales. Y que nos dejen de generar tanto insomnio. Porque esperar hasta casi un año para recibir atención psicológica pública en el caso de niños y adolescentes no es de recibo en esta sociedad. Y esto está pasando en Cataluña, donde todos los servicios van desbordados y este, el de la atención en salud mental, es uno de ellos. La atención psicológica y psiquiátrica es urgente, no hace falta sólo empatizar, hay que invertir en poder tener profesionales que nos atiendan. Cuídense, con mascarilla siempre.
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