A pesar de no entender mucho castellano, mi mujer se ha dado cuenta de que mis últimas columnas en este medio solo se ocupaban de Pedro Sánchez. Entonces me ha preguntado si no será que tengo una fijación con él, producto de algún tipo de atracción libidinosa. Que no, mi respuesta ha sido tajante, que Sánchez será muy guapo pero mi fijación con él depende de otras cosas. Sucede que conozco muy en detalle la forma en que se instala el troyano bolivariano en las democracias occidentales y cristianas.
Mi recurrencia con Sánchez se debe a que he presenciado este proceso en Argentina, México, Venezuela, Ecuador. Presenciado quiere decir que estuve allí, participando en distintas campañas presidenciales y gubernamentales, lo he visto suceder ante mis ojos.
Sánchez ha conseguido introducir en España el mismo virus troyano que afectó la democracia en todos esos lugares.
La operación "Quitemos a Edmundo" reciente en el caso venezolano, fue una prueba fehaciente y francamente repugnante de esta alineación española con las dictaduras de Maduro, de Ortega, Díaz Canel, etc. y por banda larga armando carambola con China y Rusia que están ahí encantados.
Sánchez defiende una parcela española en ese vecindario. Impresionante. Por eso es objeto de análisis por mi parte y por otra cantidad notable de columnistas observadores y agudos.
Pues les digo algo fuerte, a todos, Sánchez ha de permanecer.
A un precio muy alto, es verdad. Pero tendrá que quedarse y comprar tiempo a cualquier precio.
Por eso, hoy toca pensar ya no en él, sino en el futuro. Toca pensar un poco en su sucesor.
Primero hundió a su partido a niveles subterráneos e hizo tratos con todo extremista que se le acercó. Y segundo, su ego ya basta y sobra para abortar cualquier sucesión bien preparada
El problema con estos regímenes y sus acólitos, empresarios corruptos, prestanombres, hombres de paja y testas de ferro, es que, en sus decadencias, y ante los peligros del efecto ¨chivo expiatorio¨, algunos siempre fallan y además alguno siempre cae. Eso parece estar pasando anticipadamente para los intereses de Sánchez y sus socios africanos y venezolanos.
Y no tiene a nadie que pueda seguir la obra, completarla.
Primero hundió a su partido a niveles subterráneos e hizo tratos con todo extremista que se le acercó. Y segundo, su ego ya basta y sobra para abortar cualquier sucesión bien preparada.
Dentro del PSOE Sánchez ha estado tres años trabajando de Atila, pisando adonde asome algún verde para que nunca más crezca nada por allí. Se valió de los otros y despreció a los propios.
Sin embargo, las artimañas del régimen ganarán por ahora, mientras tu dinero y el de tus hijos y nietos alcance para engañarte. El canto de sirenas que produce la maquinaria de propaganda para que tú no creas lo que ves, tiene un costo insostenible, pero dale que va.
El socialismo del siglo XXI necesita un delegado que le asegure un tiempo para enterrar, esconder, falsear, o escapar. Y allí en adonde las cosas se tuercen de verdad
Sánchez está en un punto crítico dado que el culto de adoración a su personalidad ha sufrido mucho últimamente y además porque ya hace tres largos años que está allí.
El escollo de quienes pueden cambiar a Sánchez por otro, es que no hay otro ni por asomo. Ese es el principal problema de la mesa chica bolivariana en la que tiene una silla Zapatero. Saben que Sánchez ha ido a todo o nada, y que finalmente caerá.
Y también saben que, para limpiar el desastre, hace falta más tiempo del que gozará el líder. Como en cada caso, el socialismo del siglo XXI necesita un delegado que le asegure un tiempo para enterrar, esconder, falsear, o escapar. Y allí en adonde las cosas se tuercen de verdad y casi siempre.
Kirchner dejó a una señora Kirchner que fue perdiendo contacto con la sociedad en general hasta que dejó el poder ante Milei y el país en ruinas tanto económicas como morales.
Chávez eligió a Maduro. El grandote torpe fue elegido porque no es tan torpe como parece, o sea, maneja una técnica muy importante para sobrevivir rodeado de narcos y militares corruptos, que es al arte de hacerse el boludo. Es cínico, es despiadado, es un desalmado, pero parece estúpido.
Correa, en Ecuador, lo intentó y dejó a Lenin Moreno, fue traicionado, condenado y desde fuera fogueó una crisis que casi acaba a las malas con la democracia. Él sigue tratando de que alguien levante sus banderas teñidas de sangre.
Diaz Canel es un Castro de peluche, pero quienes dirigen las fuerzas armadas cubanas son los mismos que rigen a las venezolanas que tienen ya jefes rusos, iraníes y chinos, ambas. Diaz Canel no apita nada y cumple órdenes, nada más.
Lula eligió a Dilma para que aspirara y barriera, pero resulta que terminó preso casi gracias a ella y volvió penosamente. Lula está en las últimas y sin reemplazo a la vista, parece que la cosa pendular seguirá funcionando en la política brasilera.
Evo Morales, un dirigente aterradoramente tonto, pederasta y malvado, no tiene quién siga tocando la marcha peronista en Bolivia. Tampoco les gusta a los chinos, así que fin para Evo.
Ortega no tiene quien le escriba. Ya echó del país a casi todos los que sabían hacerlo. Cabe que muera antes que su mujer, como Kirchner, y que ella pueda ser la enterradora del régimen, como le tocó ser a Cristina. O al revés. Pero sucesor no tenemos.
Un país que se rompe
Mientras tanto, a Pedro no se le ve tampoco ningún heredero y ya muestra los síntomas del régimen cansado, adonde se pierde adherencia social.
Pero bueno, la columna de hoy no va de Pedro, sino de lo que viene. De lo que nos deja. Será muy parecido a lo que dejaron todos los que acabo de citar. Deuda insostenible, grieta social, corrupción estructural, inflación galopante, independentismo a tope, inseguridad ciudadana, en fin, un país rompiéndose.
Allí adonde se aplicaron exactamente las mismas políticas públicas que se desarrollan hoy en España, hacia el fin de ciclo, siempre hubo experiencias dolorosas. No quiero imaginar lo que intentarán para tapar con relato, cada vez más caro pero más barato, un periodo tan gordo y lleno de tantas cosas chulísimas.
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