A Pedro Sánchez se le está haciendo larga una legislatura en la que políticamente no está. Me lo imagino en la soledad de su despacho en la calle Ferraz contando los minutos basura del partido de su vida y ansiando que el árbitro pite final... que se le puede hacer muy largo si Mariano Rajoy no convoca elecciones generales hasta 2020.
Sabe de su equivocación renunciando a ser diputado a finales de 2016, por más que su relato y el de sus próximos sea desde entonces "fuera del Congreso se puede hacer política". Aquello sirvió para ganar las primarias a Susana Díaz y a la gestora del PSOE con un gesto de honestidad personal, pero, apagada la épica del "no es no" a Mariano Rajoy que tanto encandiló a la militancia, no hace sino darle quebraderos de cabeza.
El último se le ha caído encima de la mano del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), que en su barómetro de abril se rinde a la evidencia del resto de las casas demoscópicas y ya admite a Ciudadanos de segunda fuerza, a punto de coger al PP.
Si un PSOE "desaparecido", a decir de muchos de sus miembros, no dispone de su líder en el Congreso para revertir esa tendencia que ya le ha descendido al tercer puesto, tiene algo más que un problema: tiene un problemón.
Porque es en la madrileña Carrera de San Jerónimo donde se viene forjando en el imaginario de los españoles, durante los cinco minutos de los miércoles y otros debates parlamentarios de guardar entre el jefe del Ejecutivo y quien aspire a desbancarle, el liderazgo desde hace cuarenta años.
Aunque Margarita Robles consiguiera que Rajoy ' besara' la lona todos los miércoles, el titular será siempre para Rivera o para Iglesias, por cuestión de jerarquía
Así que, aún cuando la voluntariosa portavoz del Grupo Socialista, Margarita Robles, lo bordara y consiguiera que Rajoy besara la lona todas esas mañanas de miércoles de control -no es el caso-, el titular siempre será para el líder de Ciudadanos o para Pablo Iglesias, a quien su próxima paternidad parece sentarle bien demoscópicamente. Y eso será así hasta que Sánchez vuelva al hemicilo. Por una cuestión de simple jerarquía; Robles juega en otra liga.
No lo tiene fácil este PSOE, no, en medio de una tormenta perfecta en la que se está jugando ser el primer viejo partido que pasa de ser alternativa de gobierno a socio minoritario en una gran coalición con el PP, al modo alemán, o en una inédita alianza con Ciudadanos pero esta vez para la investidura de Rivera.
Claro que podemos comprar los argumentos de Ferraz, ya saben, el "triple empate" PP, C's, PSOE, pero serviría de poco frente a la tozuda realidad, porque el problema es el contexto... de donde vienen y a donde van.
Vienen de subir, tras las primarias, de un 19,9% de estimación de voto en el CIS de abril de 2017 a un espectacular 24,4% en julio de ese año. Desde entonces, el PSOE solo baja; de momento, hasta el 22% en este barómetro de abril... Y eso, sin poner mucho el foco en los desoladores datos sobre el liderazgo de Pedro Sánchez que arroja esa encuesta.
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