El término "woke", que en inglés significa "despierto", tiene su origen político en los movimientos sociales estadounidenses contra el racismo. Está inspirado en un fenómeno religioso recurrente de transformación política de Estados Unidos conocido como "gran despertar", uno de los cuales impulsó la emancipación de los esclavos, dejando hermosas canciones cristianas de lucha como el "Himno de batalla de la República". Lo que hacen los globalistas es forzar un "despertar" para imponer su credo vía Big Techs, Mass Media y empresas dependientes, con sus verificadores, algoritmos represores, etc. y su artificialidad se explicita hoy en la batalla contra Elon Musk por querer normalizar Twitter.
Tras unos supuestos y bien promocionados fines nobles, la generación sociópata o langosta hace una compartimentación de la sociedad en tribus donde el criterio de promoción es la entrega a la causa, trampa hecha para que se fanaticen y, si hace falta, delincan. Huelga decir que esta vieja trampa, muy usada por cierta "izquierda", cuyos cabecillas terminan millonarios, es letal en una partitocracia como la nuestra y, como bien señalaba Manuel Gutiérrez Aragón en este medio: "Las causas más nobles pueden ideologizarse y convertirse en un instrumento de control".
La Banca woke
La relación entre ciertos banqueros y la izquierda radical es casi tan vieja como el propio Karl Marx o, ya posteriormente, Trotsky en su paso por Nueva York, ciudad muy dada a estas cosas y donde viajaron a tutiplén, que paga el españolito de a pié, buscando legitimación exterior, esa vieja y letal tara política española, dos de "nuestras" ministras que vinieron como si hubieran visto a su dios; una de ellas estuvo antes con el Papa y, suponemos, será la que triunfe en la "izquierda", que aquí mandan todos menos los españoles. Tal vez, para entender este extraño maridaje entre banca y fanatismo político en la izquierda, con su peculiar filia por Turquía, convenga leer las investigaciones de Marvin Stuart Antelman, trabajo que también se manipula con motivos políticos.
El caso más claro y sonoro de acusación de banca woke es el de la poderosísima BlackRock, un emporio muy metido en el IBEX y al que varios estados de EE.UU. le hacen boicot, retirándole sus fondos de pensiones por "su agenta política woke". En España tendríamos el del Santander al que, tras varios errores de bulto de su presidenta, VOX la incluyó en un video por razones parecidas. Lógicamente, con el Banco de España impulsando la ruina de la banca progre, hay otros bancos haciendo cosas similares, que en España hasta los deportes están politizados por izquierdas y derechas.
En Europa, tierra de las partitocracias, ocurre algo parecido, destacando una entidad suiza, a la que seguíamos por destacar (la de información útil que obtenemos los analistas cuando comunican) por su buena gestión y que, de repente, hace unos cinco años, se volvió woke y ha terminado dando malos titulares de prensa que recuerdan a un gran banco (por tamaño) alemán.
No entraremos en detalle, por espacio, en el daño a carreras y talentos, a la vida de personas, por su política sectaria y discriminatoria de personal, ni en su larga lista de mecanismos perversos, pero sí diremos que es un verdadero crimen económico, como saben, por sus padecimientos, muchos directivos honestos y competentes de nuestro país. En lo que sí entraremos es en la pérdida de rentabilidad y el daño a los accionistas que producen y, si el propio oficio de banqueros y el cumplimiento del contrato laboral no llena sus expectativas vitales, que los echen, que es lo que terminará pasando tras tanto daño económico, que al trabajo no se va a hacer activismo.
¿Márgenes menguantes?
En la situación actual suele pensarse que la subida de tipos mejorará lo márgenes en intereses de los bancos, lo cual es falso, como pueden comprobar en la siguiente gráfica. También es cierto que, en Estados Unidos, donde bancos españoles tienen importantes participaciones en bancos, es difícil trasladar las subidas a los clientes pues hay mucha más competencia (enlace a ranking), su supervisión está controlada por representantes de los ciudadanos y éstos tienen mucha más información que aquí, donde padecemos un oligopolio auto regulado que expolia al ahorrador y seguirán sin remunerarlo como corresponde, cosa que pagaremos todos, ahorradores y deudores; de hecho, el oligopolio le está echando un pulso la regulador que debería permitir al público, como en EE.UU., abrir cuentas en sus bancos centrales y recibir la remuneración que se queda el oligopolio.
Obviamente, cuando se está a hacer banca woke y a politizar la gestión, no se está hacer banca, a satisfacer la necesidades de los clientes, a cumplir con su objeto social y su deber fiduciario. Y así, por ejemplo, la caída de rentabilidad en España viene desde que se aplica el Euribor, una tasa virtual que hemos criticado en distintas ocasiones, cosa que al oligopolio le da igual, pues puede explotar al ahorrador y a los clientes a base de comisiones, algunos hasta porque les lleven efectivo a ventanilla, porque todo banquero woke (central o no) quiere acabar con el efectivo para imponer el "crédito social", quitando el último resquicio de libertad monetaria que le queda al ciudadano. Como todo está politizado, hacen como el Gobierno que, tras una mala gestión, cuadra cuentas subiendo impuestos, en este caso comisiones y no remunerando al ahorro, y todo eso con tipos negativos del BCE durante muchos años (cuarta gráfica del enlace), ¿No será que, además, hay unos terceros que encarecen el financiamiento? ¿Quiénes son?
Solvencia y memoria inversora
Como es un oligopolio libre la anterior restructuración fue mediocre y, tras capitalizar cajas con dinero público y las ampliaciones privadas de capital, siguió una gestión similar y los benéficos del sector han hecho techo (línea azul, eje derecho, siguiente gráfica), de modo que, tras la fuerte caída de los préstamos desde la recapitalización, la solvencia sigue siendo muy buena pero, el valor neto patrimonial ha ido bajando (línea negra, eje izquierdo).
Inversiones ruinosas (¿para quién?) aparte, esa mengua de patrimonio se debe parcialmente a las pérdidas de la pasada recesión pero también a la política de altos dividendos para sostener la cotización en bolsa; lo que ocurre es que, visto lo visto, los analistas siguen penalizándoles, lógicamente; aparte que los partitócratas les quieren "robar" dichos beneficios. Tendríamos pues a un sector que fija mal los intereses de los préstamos, con una mora persistente, con un margen de intereses bajo que no remunera los ahorrista y exprime a los clientes a comisiones para compensarlo y que, después de un alto dividendo, además, produce pérdidas de capital a largo plazo a los accionistas (cosa que afecta al resto de componentes del IBEX), como pueden comprobar si calculan el valor real (y nominal) de una acción desde el 2000 o el 2008.
¿Y qué hacen los inversores de éxito - como BlackRock - dado ese pésimo resultado? Pues simple macroeconomía bursátil: compran cuando capitula el IBEX o el valor y liquidan, total o parcialmente, cuando se aproxima el techo tras aprovechar los altos dividendos. Son "cash cows" que no atraen inversores a largo plazo, salvo a los que interesa el poder. ¿Pero, hay más víctimas de este oligopolio? Sí claro.
Exprimiendo la red.
En la búsqueda de rentabilidad para intentar que su estrategia fallida funcione, una y otra vez se ha ido exprimiendo a la red de oficinas, esto es, a trabajadores, clientes y otros proveedores. En la siguiente gráfica tienen la tasa de crecimiento anual del crédito (línea azul) y la del número de oficinas (línea negra) medidas en porcentaje. Es evidente que, tras salir de la recesión, los cierres de los últimos tres años son inaceptables. Ya se pueden imaginar Ustedes el estrés que padece la plantilla y el viacrucis que padecen los clientes. Están destruyendo el acervo intangible de las respectivas marcas.
Con esa combinación letal de empleados súper estresados, que hacen lo que les mandan, no hay, entre otras cosas, filtros que eliminen productos mal diseñados o que deberían prohibirse, y con unos clientes hartos y dejados a su suerte por el inútil Banco de España, el resultado natural es que se hayan disparado las reclamaciones y existan bufetes de abogados que se están haciendo de oro con las reclamaciones, que hasta Youtubers hay.
Está claro que este oligopolio mal supervisado limita el nivel de producción de nuestro país y con ello el empleo, la recaudación y el bienestar de todos, pero no se le pondrá en forma si no se reestructura primero al Banco de España, cosa que ya pedimos hace más de doce años en el primer artículo de esta bitácora digital, en "El síndrome de China", y sí, España necesita un "despertar", pero uno que nada tiene que ver con ese excrecencia histórica que nos quieren imponer, sino con el establecimiento de un Gobierno representativo de los ciudadanos que realmente defienda sus intereses, es ahí donde está la verdadera raíz de nuestros problemas nacionales.
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