Como consecuencia del cierre y posterior reapertura de la economía y tras unos enormes estímulos fiscales y monetarios, se generó un grave problema inflacionario por el lógico y más que previsible desajuste entre la oferta y la demanda agregadas, problema inflacionario que se agravó posteriormente con la guerra en Ucrania. Con el fin de resolver la espiral inflacionaria se optó por hacer contención de la demanda agregada utilizando solamente la política monetaria, de forma que los bancos centrales están aplicando planes de contracción monetaria y subida de sus tipos de interés de intervención. Ese es, en la práctica, el marco base sobre el que ha de analizarse casi todo lo demás.
Lógicamente, dichas subidas de tipos y restricciones monetarias, en unas economía cuyos estados están endeudados hasta la cejas, han despertado temores de una crisis fiscal parecida a la de 2011. Lo que ocurre es que entonces la inflación no era un problema, de modo que lo que haremos será estudiar esas variables a ver qué nos dicen.
El Estado determinó la dirección de una parte importante de las inversiones, canalizando la oferta agregada, hasta que la complejidad del proceso económico convirtió dicho rol inicial en un obstáculo
Como recordarán, la prima de riesgo se obtiene de restar al tipo de interés de una deuda el de otra equivalente que, normalmente, se considera "libre" de riesgo y que, en el caso europeo, al analizar la deuda pública, suele utilizarse el del bono alemán a diez años. En el caso de las principales economías del "norte" de Europa (siguiente gráfica), en la anterior crisis inflacionaria quien peor lo hizo fue Francia, seguida de Bélgica y Holanda. Luego está el caso de Suecia, cuyo modelo nórdico entró en crisis después, al que se hicieron reformas liberalizadoras parciales y que, con la bajada de tipos y la rigidez del sector inmobiliario, produjo un burbuja que requirió otro ajuste, tema que vinos aquí hace muchos años.
Hay que decir que estos países cuentan con dos ventajas que no tiene España y que son muy importantes a la hora de generar capital, me refiero a las vías fluviales navegables y a cierta abundancia de materias primas industriales. En todas ellas, el Estado determinó la dirección de una parte importante de las inversiones, canalizando la oferta agregada, hasta que la complejidad del proceso económico convirtió dicho rol inicial en un obstáculo al progreso pues, entre otras cosas destruía capital (ahorro acumulado). A dicha destrucción vino a sumarse después la destrucción de capital propia de la inflación, sentándose así las bases para una fuerte subida del tipo de interés de equilibrio.
Por supuesto que Alemania también tiene su riesgo y, para calcularlo, utilizamos el bono suizo a diez años y, aplicando la misma aritmética, da negativo para Suiza, la economía que mejor lo hace en Europa. Lo que destaca aquí es que Alemania, desde la anterior espiral inflacionaria (1967-1983), empezó a adaptarse muy bien llegando a superar a los suizos (2020) hasta que su modelo energético fantasioso mostró su desquiciada concepción con la guerra de Ucrania, como se ve hoy en la prima de riesgo (negativa para Suiza, positiva para Alemania)
La llegada de Macron
El caso francés, que influyó mucho en las políticas desarrollistas de España durante el franquismo, es muy interesante pues el Estado jugó un papel muy importante en la construcción de la oferta agregada francesa. Ese modelo de dirigismo estatal falló estrepitosamente (ver prima de riesgo 1973-1983) cuando la lucha contra la espiral inflacionaria exigió de un altísimo grado de flexibilidad empresarial. Entonces, en plena crisis, apareció un taimado de tomo y lomo, el "socialisto" François Marie Adrien Maurice Mitterrand, quien, tras nacionalizar la banca para jolgorio de la "izquierda" y los sindicatos, la utilizó para meter más progresismo en el Establishment francés, mientras liberalizaba la economía. Sus chicos se forraron a lo grande aunque luego terminarán dañando seriamente los empresones de su bolsa, desquiciando la deuda pública y pariendo ratones como Macron. "Vive la grandeur and who cares, you idiot!"
Tras el éxtasis político de la Transición (a la partitocracia) en España, se hizo, otra vez, según la costumbre local, un copia y pega paleto y felón vendido como tecnocrático. Tras nacionalizar (¿?) algo (Rumasa) se liberaliza a la francesa y se fijan unos modos de (mal) hacer que aún perduran: allí comienza el suicidio de España como ofrenda en el altar del progresismo vía R78, un proceso bastante idiota caracterizado por la exacerbación del mesianismo político, de la servidumbre voluntaria, de las dos Españas y con mucha telebasura, veneno neo doctrinal del que nunca tenemos suficiente.
Hasta el anuncio de la llegada del euro (1998, siguiente gráfica) la máquina de destrucción de capital y endeudamiento público exigió unas altísimas primas de riesgo, después, todo fue coser y cantar y llevar al futuro las facturas de la juerga suicida. Esa locura debió terminar en 2011, pero vino la UE y el BCE a rescatarnos de nuestro desastre, otra oportunidad que malgastó nuestra partitocracia corrupta y traidora.
Expolio a los ahorradores
La represión financiera (línea morada, siguiente gráfica) es una de las muchas formas que tiene el Poder, a través del Estado, de afectar, según sus intereses, y manipular el capital (ahorro acumulado) de una Sociedad. Normalmente, a un período de expolio a los ahorradores (como ahora, durante la burbuja y antes de 1979) y gratificación a los deudores, sobre todo al Estado y quienes lo controlan, sigue otro en que, tras un desastre económico, el equilibrio del sistema exige estimular el ahorro y reprimir a los deudores. Estos saltos pendulares no deberían existir y, si ocurren, es por deshonestidad general.
El baremo que se utiliza para calcularla (ver anterior enlace) es el tipo real (descontada la inflación) de la deuda pública a diez años siendo el punto neutro alrededor del 2% (línea horizontal amarilla, siguiente gráfica; en España es mayor por la fiscalidad); por debajo de él hay represión del ahorrador, por encima, del deudor. Ese es un saber consolidado, aunque en España hay destacados e influyentes académicos del Establishment que, en su ignorancia y/o corrupción, lo niegan. Luego hay otras formas de expolio al ahorrador, como las muchas que aplica el oligopolio bancario español (una de ellas) con la colaboración activa del Banco de España y del "vosotros sabréis" del BCE.
Recientemente, con la inflación actual, se pudo aprovechar ese flagelo y utilizar el aumento de la recaudación para luchar contra él y contener el déficit, pero se ha preferido, una vez más, actuar parcialmente en lo primero y derrochar recaudación en clientelismo político. Así que, España volverá a tener, a medio plazo, una crisis de prima de riesgo, ya que su forma de gobierno es disfuncional y es una máquina de consumir (un ejemplo de muchos) y destruir capital (ahorro acumulado) a la que no se podrá rescatar.
¿Y a largo plazo? También, pues España, sin recursos naturales para generar capital, está en modo suicida y, dado su envejecimiento, se irá consumiendo ahorro acumulado. Lo normal sería que, paulatinamente, dicho capital se fuera primero a activos financieros líquidos donde, con el tiempo, la deuda pública tuviera más protagonismo pero, dada la deshonestidad general, el oligopolio bancario y la partitocracia, con su despilfarro y expolio fiscal permanente, iremos de crisis en crisis hasta que cambie el orden actual por otro que, en atención a las dinámicas demográficas, será islámico. Menudo desastre. Lógicamente, los ahorradores huyen. No tendría que ser así pero, visto lo hecho, es lo que ustedes quieren.
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