Alrededor del 63% de la población del planeta, hablantes de miles de lenguas, tienen acceso a Internet, pero las páginas sólo utilizan unos pocos idiomas. Los otros miles, tal vez unos siete mil si utilizamos el recuento de la página Ethnologue (organización sin ánimo de lucro considerada la autoridad mundial en el uso de idiomas) no existen para Internet.
Una empresa de análisis de web con sede en Austria, W3Techs, ha rastreado las webs de acceso público para descubrir que algo más de la mitad utilizan el inglés, mucho más de lo que cabría esperar, pues los angloparlantes nativos representan algo menos del 5% de la población mundial.
La segunda y tercera lengua en páginas web, a gran distancia del inglés, son el ruso y el español, con un 5% cada una de ellas, si bien el ruso es hablado por el 1,9% de la población mundial como lengua materna y el español el 5,9%. La proporción favorece al ruso, lengua que pierde usuarios desde la caída de la Unión Soviética, en especial entre quienes lo tenían como lengua de apoyo, pero no lo transmitían a sus descendientes. Todas las antiguas Repúblicas Soviéticas, salvo Bielorrusia, le dan la espalda. La tendencia parece consolidarse, si bien el cambio tardará en producirse. Esas lenguas apoyadas en el ruso no se quedarán huérfanas, claro que no, lo sustituyen por el inglés.
El alemán parece haberse dado a sí mismo por perdido frente al inglés. Quienes lo añaden a su formación son cada vez menos
La cuarta y quinta lenguas con más páginas web en Internet son el alemán y el francés con un 4,3% de cuota cada una de ellas, y una población nativa muy parecida, el 1% de la mundial. Las dos cotizan a la baja. El alemán parece haberse dado a sí mismo por perdido frente al inglés. Quienes lo añaden a su formación son cada vez menos, y sus propios hablantes muestran una irremediable tendencia anglófona.
A la misma tendencia se somete el francés, que ha empezado a dejar de ser lengua de cultura en Argelia y parece que las autoridades marroquíes van a tomar la misma decisión, la de ir sirviéndose poco a poco del inglés y arrinconando a la lengua que ahora inunda el país.
La siguiente en la lista es el japonés, que gana espacios apoyado en la tecnología y en estudiantes. Y completan las diez primeras cuatro lenguas, dos europeas, italiano y portugués, y dos asiáticas, turco con un 2.4% de los dominios (aunque su proporción de población mundial es del 1%, y el persa con el 1,8% y un 0,7% de la población mundial). Las demás apenas alcanzan una cuota del 1%, incluso el chino y el hindi que son la segunda y tercera lenguas más habladas, pero, lejos también de lo que cabría esperar, solo representan el 1,4% y el 0,07% respectivamente de los dominios abiertos. El análisis revela igualmente que idiomas como el bengalí y el urdu, en boca de cientos de millones de personas, son casi imposibles de encontrar en Internet.
Estos porcentajes tan desequilibrados auguran un futuro de ascenso de una sola lengua, el inglés, de manera desproporcionada, sí, pero utilísima. Y ascenso igualmente del español y el japonés, el turco y el persa, y minorización de todas las demás.
Parece evidente que avanzamos hacia un mundo en el que un puñado de lenguas, alrededor de una docena, han de tener una presencia significativa
Ya en 2003, la Unesco instaba a los sectores público y privado a mantener contenidos en línea en toda la gama de lenguas, pero a medida que la red ha ido creciendo, la brecha entre las lenguas habladas y las que se utilizan en Internet no deja de aumentar. Parece evidente que avanzamos hacia un mundo en el que un puñado de lenguas, alrededor de una docena, han de tener una presencia significativa.
Si consideramos que las cifras no son más que un estudio estadístico que no entra en todo lo que está detrás de un inicio de sesión como aplicaciones y redes sociales, tal vez la realidad pueda ser distinta al subestimar Internet en China, aunque no podemos saber en qué medida.
Todo el mundo tiene algo que decir. Si nos fijamos en los excluidos de la clasificación, cada uno con menos del 0,1% de presencia, aparece una lista gigantesca que incluye lenguas europeas tan importantes como el polaco, noruego, húngaro y serbio, africanas como el hausa y el suajili, o asiáticas como el indonesio o el vietnamita y muchas más.
Tendríamos que añadir algo que suele pasar desapercibido. La mayoría de las lenguas del mundo carecen de autonomía para cubrir las necesidades de comunicación de sus hablantes. Para suplir esa carencia, los usuarios son ambilingües, es decir, habituales de dos lenguas. El tártaro, el bielorruso y el ucraniano apenas tienen páginas web porque sus hablantes las consultan en ruso; gallegos, vascos y catalanes se sirven del español o del francés; bretones y alsacianos, pero también buena parte de la África francófona utilizan el francés, y la cuarta parte de la humanidad es más o menos ambilingüe con el inglés, y va en aumento.
Lo que parece evidente es que el incremento de la comunicación universal ha potenciado a la lengua más útil porque la humanidad no ha perdido la costumbre de buscar con presteza recursos para entenderse.
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