Poco se habla de la responsabilidad de los expertos en marketing electoral —que no en política— en la división de la sociedad en colectivos, cuyos intereses son beneficiados por encima de los generales. No se limitaron a conocer al electorado y lo que mueve a los ciudadanos a votar. Establecieron promesas y privilegios que sólo beneficiaban al colectivo, o al representante de éste, para obtener su apoyo. En las democracias modernas sólo existen incentivos para la fragmentación y colectivización de unos intereses sectoriales sin que nadie defienda ni represente los intereses colectivos y generales.
Otro motivo por el que se han creado y multiplicado las distintas identidades posmodernas. Todas aparentemente incompatibles con los intereses generales de la nación que mantienen la prosperidad y la salud mental. Había que crear un mundo de intereses contrapuestos para no poder defender ninguna verdad trascendente que pudiese molestar a algún sector de voto. El voto, el último espejismo de que el poder reside remotamente en el pueblo sobre los gobernantes, mientras se prometen privilegios territoriales, bonos culturales y bloqueadores de pubertad trans.
Pero hay un sector de voto creado que piensan poder controlar sin entenderlo, sin conocerlo. El voto inmigrante. En estas elecciones municipales podrán votar más de 400.000 extranjeros de la Unión Europea, la mitad son de Rumanía, y otros países como Bolivia, Ecuador, Perú, Colombia, Chile, Noruega, Corea y Reino Unido. Tratar al inmigrante como a un colectivo homogéneo no sólo es un error, sino que incentiva la perpetuación de intereses identitarios contrarios a los generales, a los de la nación.
En estas elecciones municipales podrán votar más de 400.000 extranjeros de la Unión Europea, la mitad son de Rumanía, y otros países como Bolivia, Ecuador, Perú, Colombia, Chile, Noruega, Corea y Reino Unido
Muchos confunden el voto hispano, que no latino, con un voto proclive a la derecha y el africano con la izquierda. Pero esto es sólo un espejismo. La realidad es mucho peor mientras no sea un voto favorable a España. Muchos venezolanos llegaron aquí huyendo del socialismo chavista, pero el opositor común contrario a Maduro, por lo general militaba en Caracas en un partido socialdemócrata. El voto colombiano es principal y profundamente de izquierdas en España. Quizá los partidos de la derecha duerman tranquilos creyendo que el voto del residente extranjero no es relevante al no ser muy numeroso y ser principalmente el voto de trabajadores que quieren un barrio seguro.
Pero la cuestión fundamental del voto inmigrante no está en la residencia de casi medio millón de personas con derecho a voto, sino en las masivas nacionalizaciones. Desde la aprobación de la Ley de memoria Histórica hay un colapso en los consulados españoles por la avalancha de solicitudes de nacionalidad. La Ley de nietos promovida por el ejecutivo de Pedro Sánchez va a cambiar el censo electoral con una cifra incalculable y elevada. El haber reducido los requisitos para acceder a la nacionalidad española permite no sólo votar en elecciones municipales, sino autonómicas y nacionales.
La Ley de nietos promovida por el ejecutivo de Pedro Sánchez va a cambiar el censo electoral con una cifra incalculable y elevada
Mientras que el sentido del voto inmigrante responda a una motivación identitaria por su origen o de subsidio, será una rémora y un fracaso en la estrategia de planificación demográfica. No se presta atención a la necesidad de nacionalizar el voto de las siguientes generaciones, en la importancia de la situación de clase social de las primeras, ni se persigue que el sentido del voto inmigrante se diluya en el mismo interés que el del vecino en sus mismas circunstancias.
La cuestión del voto inmigrante cada vez irá ganando peso y es un error que afecta a varias generaciones y a la viabilidad de la sociedad perpetuar su colectivización. La estrategia a nivel nacional ha de ser evitar que el voto de procedencia inmigrante sea un voto colectivizado en otra identidad o en el subsidio. Crear nichos de voto con intereses contrarios a los generales jamás ha dado buenos resultados, ni siquiera a quienes lo promueven.
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