Opinión

Esquerra lanza un órdago a Colau

Paren las rotativas. Ernest Maragall, harto del coqueteo de Colau con los socialistas, se ha puesto farruco y le ha dicho, en plan tango, que, o con él, o con nadie

La política catalana es como la letra de un tango de Discépolo o de los famosísimos escritos por el trío Irusta, Fugasot y Demare, que causaban furor en la Barcelona de los años vente. Es normal. Ernest Maragall, el que todo quería dar a la morocha de Colau, que por ella estaba dispuesto a ser malevo y corajudo, se ha 'quedao piantao' ante esa mujer a la que llamaban Colauita y ahora la baten Colau, quedándose solo, fané y descangayado.

¿Habrá mayor desagradecida en el mundo que la tal Ada? Fíjense que el celosón de Ernest le ha puesto el mundo a sus pies de puro romance nomás, con aquel pisito que puso maple, piano, estera y velador. Aún siendo el ganador en las elecciones municipales, aunque la diferencia sea p’a la escupida, le ofrecía compartir mitad por mitad las concejalías, le creaba un cargo a su medida para que fuese vicealcaldesa, es decir, se le rendía sin condiciones, y ahora quedó como el gato de porcelana p’a que no maúlle el amor.

Colau puede aceptar lo que quiera, encumbrada como está porque todos habéis decidido que sea el farol de la calle Corrientes al que todos vais a reclinaros

Dice ese Martín Fierro casi octogenario, puro gaucho de la política, que está convencido de que Colau, diosa del malevaje salvaje, no puede aceptar los votos de Valls. ¡Ay, Ernest, Ernest!, sós ciego por pelechar, porque Colau puede aceptar lo que quiera, encumbrada como está porque todos habéis decidido que sea el farol de la calle Corrientes al que todos vais a reclinaros esperando que pase llorado la Biblia junto a un calefón. ¿No te das cuenta, flaquito, que si Colau puede ejercer de Mata Hari es porque ni Collboni ni tu os habéis tomado un mate juntitos, que no revueltos, por decencia de hombres de vista? ¿No sabés, compadre, que los inmorales nos han 'igualao', que da lo mismo ser derecho que traidor, ignorante, sabio, chorro, generoso o estafador?

Deberías haber consultado a ese gran tanguista, Jordi Borja, el que amamantásteis Pasqual y tú tantos años, gran viajero peripatético de las Américas, mentor de Colau y de todos esos nuevos cachorritos. Borja, ex Bandera Roja, como todos los izquierdistas que medraron a la sombra de un PSC al que, de puro cobarde, no le carneaban. Si recordás, cuando Borja organizaba homenajes a Doña Tencha, la viuda de Allende, con todos los guerrilleros del cono sur, los del Frente Farabundo Martí o los montoneros, por decir, vosotros sonreíais mientras algunos nos revolvíamos pensando que aquello era una falta de respeto y un atropello a la razón.

Ahora que ya no hay 'aplazaos' ni escalafón, mientras que uno vive en su impostura y el otro afana en su ambición, ¿venís a indignarte porque la Colau pizpiretea con Collboni? Ché, Ernestito, pura milonga nomás, viejo. Que tú pienses que no querés seguir las negociaciones con esa mujer hasta que no escoja entre ti o Valls, entre Esquerra o el PSC, dice muy poco de ti. Sacá el cuchillo filoso que cargás debajo del sobaco y, como en tus mejores tiempos de valiente, citá en un galpón apartado a tus rivales y que se la quede el que mejor la merezca. Déjate de abrir paréntesis, de llanto lunfardo, y haz valer tus votos, tu redaño, tu coraje de arriero y quédate con la Colau a despecho de los demás.

No le pidas lealtad ni acuerdo de máximos a quien solo entiende de poder y sillas, compadre

No le pidas lealtad ni acuerdo de máximos a quien solo entiende de poder y sillas, compadre. Que Colau sabe que con Collboni y Valls seguirá de alcaldesa mientras que, contigo, nomás quedará para jefa de los colectiveros. Si me permitís, os sugiero que vos le hagas una oferta mejor. Con la música de 'Y todo a media luz', susúrrale al oído tiernamente que, si pacta con vos, de tarde, habrá té con masitas, de noche tango y champán, los domingos té danzante, los lunes desolación, porque hay de todo en la casita, almohadones y divanes, como en botica, cocó, alfombras que no hacen ruido y mesa puesta al amor.

Y, si a pesar de todo esto, te da calabazas, chico, yo no sé qué más decirte. A lo mejor será que Valls baila mejor el tango que tú. Acaso porque sepa que el último que bailó en París no le fue del todo bien y desea con toda su alma que este le salga bien.

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