Alfredo Pérez Rubalcaba tenía un termómetro político elemental y certero para medir su satisfacción:
-“Mira, cuando veo a un etarra reír, cuando sale en la televisión uno de estos y mira a la cámara y esboza una sonrisa entonces no tengo nada que pensar ni razón alguna para preguntarme cómo me encuentro: si ellos ríen a mí me toca llorar”.
La verdad es que era y es una forma simple y rápida de saber cómo estamos sin necesidad de hacernos demasiadas preguntas. Rubalcaba lo decía por los asesinos que se reían de las víctimas, por los en que un juicio se carcajeaban ante el testimonio del familiar… Lo decía por estos y por los que le daban y les siguen dando cobertura política y ofreciendo sus votos manchados al presidente del Gobierno en funciones. Si ellos están bien, los demás estamos mal. Y eso es lo que hoy siente uno al ver los reportajes de la televisión con marchamo de fiesta y tono de bodorrio en el que los presos golpistas catalanes han convertido su aparición en el Congreso. Sonrisas, apretones de mano, rostros emocionados, besos y abrazos por todo el Congreso.
Para no variar se han reído del auto del Supremo en el que se les autorizaba a acudir personalmente a las Cortes para acreditarse y nada más. Ese auto alertaba de que debían estar vigilados en todo momento y reclamaba a las Mesas que dirigen ambas Cámaras que esos trámites se resolviesen "sin dilación para que sean reintegrados al centro penitenciario a la mayor brevedad posible". ¿Sin dilación? ¡Pero si llegaron en coches oficiales y sentados en la parte de atrás!
Para no variar, se han reído del auto del Supremo, al que se les autorizaba a acudir personalmente a las Cortes para acreditarse, y nada más
Tejero entró como los canallas entraron siempre en las Cortes, con subfusiles y pistolas y gritos de sesientencoño y aquello de “estén quitecitos porque a la mínima se mueve esto”, que decía un subteniente harto de tragos mientras acariciaba el gatillo de su arma reglamentaria. Tejero y unos cuantos más fueron a la cárcel y perdieron el honor para siempre. Estos de ahora, tan golpistas como aquellos, han entrado para confirmar su hazaña y reafirmarse en el escarnio contra una nación, país, patria -yo que sé, algún termino habrá para definir el sito en el que vivo-, de forma gratuita y mendaz. Les da la gana. Les sale gratis. Les gusta el sitio. Disfrutan del ambiente. Y se ríen, se ríen mucho estos cuatro jinetes de la mediocridad política que en nombre de la libertad, la democracia y la libertad de expresión quieren terminar con la nación, país, patria –elija usted lo que quiera sin que le llamen fascista-, en la que vivimos.
Ellos se ríen, en realidad se cachondean, en realidad, y ustedes me perdonaran la ordinariez, se descojonan de nosotros y aquí paz y después gloria. Cómo entender si no que Junqueras proclame todo ufano y en la sede en la reside nuestra soberanía que quiere apoyos y votos para llevar a Cataluña hacia la libertad. ¡Dios, sólo le ha faltado al añorado Labordeta cantándole que “habrá un día en que todos al levantar la vista veamos una tierra que ponga libertad”.
Cuando ellos ríen, nosotros no. Cuando confirman lo barato que les sale la juerga nosotros apagamos la televisión incapaces de soportar tanto escarnio. Junqueras habla de la necesidad de llevar la libertad a Cataluña donde el adoctrinamiento y supremacismo impera y no hay nadie en el Gobierno que sea capaz de defendernos. Aquí han estado recogiendo el acta de diputados españoles los enviados del que nos llama bestias con forma humana, los mensajeros y compañeros de la señora aquella de la cruz de San Jordi que llamó cerda a Arrimadas… Qué oportunidad ha perdido el presidente en funciones, que mañana será presidente en toda regla, de ejercer de lo que dice su tarjeta: Presidente del Gobierno de España. ¿De qué España señor Sánchez, de qué país, patria o nación?
Cuando ellos ríen, nosotros no. Cuando confirman lo barato que les sale la juerga, nosotros apagamos la televisión, incapaces de soportar tanto escarnio
Ante insultos como el de ayer en el Congreso nos preguntamos si esta forma de mofarse de la legalidad sería consentida en otros países que llamamos de nuestro entorno. Ahí les dejo para terminar lo que me envía un buen amigo, por si les sirve para confirmar que no todo está perdido, y que hay naciones capaces de serlo contra aquellos que las quieren destruir.
Constitución de Alemania, artículo 21: “Son inconstitucionales los partidos que, según sus fines o según el comportamiento de sus adherentes, tiendan a trastornar o a poner en peligro la existencia de la República Federal de Alemania”.
Y nada más amigo lector. No se haga preguntas cuando se interesen por su estado de ánimo. Sobre todo si, como es el caso, los ve reír ahora que han ido de visita a la casa de todos los españoles. ¿Eso dicen que es, no?
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