En su Guía del lector del Quijote, Salvador de Madariaga señala el progresivo intercambio de papeles entre Quijote y Sancho a lo largo de la historia:
“[…]mientras el espíritu de Sancho asciende de la realidad a la ilusión, declina el de don Quijote de la ilusión a la realidad. Y el cruce de las dos curvas tiene lugar en aquella tristísima aventura, una de las más crueles del libro, en que Sancho encanta a Dulcinea, haciendo que el notabilísimo caballero, por amor de su más pura ilusión, hinque la rodilla ante la más repugnante de las realidades: una Dulcinea cerril y harta de ajos.”
La asimilación que se produce de forma inevitable entre compañeros de viaje -literal o simbólico- no le es ajena a cualquiera que tenga hermanos, compañeros de trabajo, amigos o esté casado. A casi nadie, vaya. Cosa distinta es que seamos conscientes del fenómeno que -cuando adquiere tintes patológicos- es bautizado por los psiquiatras como trastorno psicótico compartido, o “Folie à deux” (locura a dúo o dual)
Alberto Núñez Feijóo tiene que elegir a qué tipo de locura (o sensatez) arrimarse y qué tipo de locura (o sensatez) prestar a su compañero de viaje, sabiendo que en este cruce se juega no sólo el futuro de su partido, sino también recuperar del naufragio económico, institucional y político a España. La idea de la gran coalición que llegamos algunos a acariciar con esperanza y tremendísima ingenuidad es algo que funciona sólo con un ejercicio de restricción mental en el que se ignore quién está al mando del PSOE actual.
Sánchez pondrá en práctica el único arte que domina: tratar de salvar su pellejo engañando a otro colectivo, al Partido Popular. Manual de supervivencia, manual de persuasión, manual de “cara gano, cruz pierdes”
“Si me engañas una vez, la culpa es tuya. Si me engañas dos, es solo mía”, decía el presocrático Anaxágoras. Sánchez sabe que está llegando al límite de las mentiras que puede colar al pueblo español, por lo que pondrá en práctica el único arte que domina: tratar de salvar su pellejo engañando -de nuevo- a otro colectivo, al Partido Popular. Manual de supervivencia, manual de persuasión, manual de “cara gano, cruz pierdes”.
¿Qué le cabe esperar al presidente de la Xunta, por otro lado, respecto de VOX? Si hacemos una analogía con la novela de Cervantes, lo que imaginamos de forma instintiva es a un pragmático Núñez Feijoo como Sancho, y a un Abascal como el idealista y alucinado Quijote. Salvador de Madariaga nos habla del cruce que se produce entre los dos personajes literarios retratando un escenario lamentable. La realidad, sin embargo, nos cuenta que la combinación entre los dos estilos de partido no sólo no tiene por qué ser deprimente, sino que de hecho ha resultado exitosa: el Madrid de Díaz-Ayuso.
Feijóo se equivoca al pensar que el PP flaquearía si exhibiera un discurso que fuera más allá de la gestión y de una moderación tan abstracta que roza lo vacuo
Algunos se retuercen las manos de gusto al saber que Vox tocará poder por vez primera en Castilla, pues creen que bajar al barro de la gestión ha de perjudicar necesariamente a la formación de los de Abascal. Por lo visto no contemplan la posibilidad de que García-Gallardo recorra un sendero parecido al de doña Isabel. No parece una hipótesis disparatada si tenemos en cuenta el perfil profesional y político de los escogidos para liderar las tres consejerías de Castilla y León que quedarán en manos de Vox .
Hacer elucubraciones en política nunca fue tan arriesgado, el panorama nacional e internacional es insoportablemente trepidante. Lo que no podemos dar por sentado es que Vox representa necesariamente la voz de la locura. Feijóo se equivoca al pensar que el PP flaquearía si exhibiera un discurso que fuera más allá de la gestión y de una moderación tan abstracta que roza lo vacuo. Quijote y Sancho se entrecruzan, PP y Vox también, no en vano el último proviene del primero. Queda por ver quién parirá la mejor mezcla, tanto en el terreno de la comunicación política como en el de la gobernanza real.
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