Opinión

Feijóo rumbo a Moncloa, insultos en el PSOE

Mientras Sánchez ordena a sus ministros lanzar todo tipo de improperios contra Feijóo -cínico, negacionista, extremista, sectario- en Génova se frotan las manos: los ataques son fruto de unas encuestas demoledoras y la única consigna es "no darse otro tiro en el pie"

"Ignorante", "mentiroso", "sectario", "incompetente", "insolvente", "inmaduro", "cínico", "vago en conocimientos", "negacionista", "obstruccionista", "frívolo", "extremista"… Estos son algunos de los calificativos que el Gobierno de la moderación de Pedro Sánchez, por boca de ministros como Iceta, Morant, Calviño o Montero, han dedicado al líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo, en los últimos días. Y que no hacen sino convencer a Génova de que "vamos por el buen camino" a La Moncloa.

Los insultos a Feijóo son directamente proporcionales al desplome de Sánchez en las encuestas: un hundimiento que la hecatombe histórica de las andaluzas ha confirmado y que, aseguran en el entorno del jefe del PP, "se agudizará con el otoño que nos espera". En la dirección nacional de los populares ven a Sánchez y al PSOE “histérico”, e insisten: al presidente del Gobierno "se le está poniendo cara de Zapatero", y recuerdan una y otra vez el escenario de 2011 cuando, en plena crisis económica y con una muy "mala gestión", Zapatero dejó un PSOE hundido y facilitó a Rajoy una mayoría absoluta de 186 escaños.

Núñez Feijóo, dicen en su entorno, sabe que el PP solo debe "no equivocarse" y esperar. Y no pegarse ningún tiro en el pie ni "suicidarnos", como recuerdan con el episodio de la guerra de Teo García Egea contra Miguel Ángel Rodríguez y, por ende, de Pablo Casado contra Isabel Díaz Ayuso cuando las encuestas colocaban a Casado como favorito destacado para recuperar la Moncloa. La guerra suicida Génova contra Sol hundió las aspiraciones de los populares, impulsó a Vox y estuvo a punto de sepultar para siempre al partido del charrán.

Feijóo, seis meses y Moncloa al fondo

Hoy, seis meses después de que el PP diera el golpe de timón que envió al olvido a Casado y Egea, Feijóo exhibe una mayoría absoluta histórica en Andalucía, un gobierno de coalición con Vox en Castilla y León y unas encuestas que mes a mes dan a su partido por encima de los 135 escaños (llegando a los 155 en algunos casos) y la seguridad de que La Moncloa le espera con el apoyo de Vox, dentro o fuera del Ejecutivo, esa es la cuestión.

Sin embargo, Feijóo no tiene prisa por descubrir sus cartas. Quienes le conocen, saben que esperará hasta el último momento para ello, y que -antes- pondrá de los nervios a sus potenciales aliados. Por eso sigue sin coger el teléfono para fijar una entrevista con Santiago Abascal, que ha enterrado ahora el hacha de guerra y se muestra dispuesto a normalizar la situación con Feijóo "para echar a Sánchez".

Feijóo, sin embargo, insiste en cortejar antes otras opciones. Aunque le acusen desde las filas de Vox de "maricomplejines" y de "complejo ante la izquierda", el líder del PP lanza cantos de sirena al PNV y se muestra dispuesto a reunirse con Andoni Ortuzar. Es su vieja táctica de poner una vela a dios y otra al diablo que, en Galicia, le ha reportado cuatro mayorías absolutas y que borró de las instituciones gallegas a Vox y a Podemos.

En Génova están convencidos de que "Pedro Sánchez nos ha dejado el centro libre y las elecciones en España se ganan por ahí". En el debate del estado de la Nación, el presidente del Gobierno confirmó que sus apoyos siguen siendo Podemos, ERC, Bildu, y se mostró dispuesto a disputar el espacio a la izquierda del PSOE a Yolanda Díaz. Son los mismos que han avalado ahora el decreto de ahorro energético o la ley del sólo sí es sí. "La crisis en otoño puede hacer crecer aún más esos apoyos al PP" y cumplir el sueño de Feijóo: una mayoría suficiente para no tener que depender de Vox. Y ponen como ejemplo la campaña andaluza, "que comenzamos lejos de la mayoría absoluta".

Las encuestas demuestran que el PP se ha comido prácticamente todos los votos de Ciudadanos -inmerso en un proceso de salvación de muy incierto futuro-, pero que también ha mordido votos a Vox, recuperando parte del electorado que se fue a la formación de Abascal y al PSOE. "Alguna encuesta cifra en 20 los escaños que hemos recuperado al PSOE gracias a votos socialistas que hoy irían al PP". E insisten: "Lo único que debemos hacer es no equivocarnos".

Feijóo piensa "en una sola bala". Su idea es conquistar Moncloa a la primera o echarse a un lado. El gallego no ha dejado su tierra para venir a Madrid a perder y esperar en la oposición cuatro años más

Porque otra cosa que tiene clara Feijóo y así lo transmite su entorno más cercano es que piensa "en una sola bala": conquistar Moncloa a la primera o echarse a un lado. El gallego no ha dejado su tierra para venir a Madrid a perder y esperar en la oposición cuatro años más. "Tiene un PP preparado, pacificado y con las heridas cerradas tras una de las peores crisis de su historia. Y las encuestas, en los últimos seis meses, dibujan un panorama claro" donde el bloque de la derecha supera de largo los 180 escaños, y el de la izquierda deja a un PSOE por los suelos y un Unidas Podemos en cifras similares a la Izquierda Unida de Cayo Lara en 2011.

Ayuso seguirá en su papel

Es en este paisaje político en el que la dirección nacional del PP enmarca la campaña de insultos de los ministros de Sánchez a Feijóo. "Están muy nerviosos", insisten en Génova. Y también achacan a las encuestas la constante referencia a que es Isabel Díaz Ayuso la que marca el supuesto "radicalismo" de Feijóo. Y en este punto también recuerdan que el "éxito" del PP actual es compatibilizar la moderación de Juanma Moreno con la 'radical' Ayuso: "Ambos son PP y ambos gobiernan en solitario en dos de los principales motores de España", recuerdan.

La madrileña tiene una prueba de fuego en mayo próximo, y a intentar reeditar los resultados y un gobierno en solitario dedicará todos sus esfuerzos. Eso sí, sin cambiar un ápice lo que tan buenos resultados le ha dado desde comienzos de 2020, cuando se convirtió en el ariete contra Sánchez y éste la convirtió en el emblema del PP más 'duro'. A ella -una manera de gestionar la pandemia, unas elecciones anticipadas, desaparición de Cs y retirada de la política de Pablo Iglesias- le ha ido de maravilla. Y a Feijóo, de momento, también. Y así seguirá siendo. "Lo importante -insisten en Génova- es no equivocarnos". Y, sobre todo, no pegarse otro tiro en el pie.

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