Feijóo non fala catalán, de momento, ni lo necesita. Naturalmente y como es obvio, habla gallego y reconoce la diversidad lingüística de este país –expuesta en la Constitución-, aunque sólo sea porque procede y ha liderado la gestión de una tierra bilingüe. Por ello, y porque hay muchos argumentos con los que el PP puede ir en contra del PSOE, o de los independentistas, a Feijóo no se le puede exponer en una tribuna institucional como es el Senado con el comodín del “catalán”, asegurando que en Cataluña se quiere eliminar el castellano. Eso perpetúa la hostilidad que vive una parte del electorado catalán hacia el PP. Eso es lo mismo a comprar una realidad que no le va a dar votos en esta tierra, como así lo han venido demostrando las sucesivas elecciones. La minoría en la que está su partido en el Parlament también lo avala. El calado de votos debe buscarlo en otros mares dejando la lengua, símbolo de identidad de todos, en paz.
Feijóo ni necesita hablar catalán, ni necesita utilizar un discurso con el que tampoco le ha ido bien ni a su partido, ni a Ciudadanos, y del que, actualmente, hace algún tipo de bandera Vox. El liderazgo ejercido por el gallego en su tierra es su mayor currículum político. Barrajar al barro desde el Senado con el argumento de la persecución del castellano en las escuelas, sin tener en consideración que hay una mayoría parlamentaria del 80% de la Cámara catalana a favor de la política educativa del actual gobierno, no tiene demasiado sentido. Aunque sólo sea por estrategia en comunicación política, debería dejar de lado ese discurso para así aprovechar el poco tiempo del que dispone mensualmente en el Senado.
Una baza incuestionable
Si el PP catalán quiere obtener otro resultado en la comunidad catalana debería cambiar de pantalla. Tiene Feijóo una baza incuestionable como es su capacidad de gestión, avalada con cuatro mayorías absolutas en la Xunta. El comodín del catalán si lo guarda en un cajón mejor. Ya hemos pasado del Aznar que hablaba catalán en la intimidad, y de cómo firmó con Pujol el pacto del Majestic. El año 2017 marcó un antes y un después en todo lo referente a Cataluña. Cierto que habiendo cuestiones por las que batallar, pero centrarse en la lengua, ojo unos y otros, será nuevamente un error. Ni el catalán es de los independentistas, ni el castellano está prohibido en las escuelas catalanas y el PP catalán lo sabe.
Tanto independentistas como constitucionalistas huyen de hipocresías argumentarías con lo del idioma escolar cuando se trata de la excelencia educativa y cuando el objetivo es que sus hijos salgan al mundo lo mejor preparados no sólo con el catalán y el castellano, sino con otros idiomas que nos abren mundo, puertas y experiencias. Eso está en el bolsillo de cada uno y en los intereses de cada cual si sus hijos aprenden japonés o inglés. En cualquier caso, lo que debería unir por encima de todo es la excelencia educativa de la escuela pública.
Apoya TU periodismo independiente y crítico
Ayúdanos a contribuir a la Defensa del Estado de Derecho Haz tu aportación