Era lo que buscaba, demostrar que hay alternativa al Frankenstein y eso lo ha conseguido con creces. Feijóo armó un buen discurso de investidura. Se podrá estar de acuerdo o no con algunas de sus propuestas más relevantes, pero claramente fue un discurso de investidura bastante bien estructurado. Tuvo la habilidad, además, de no resultar pesado ni cansino, como suele ocurrir la mayor parte de las veces con los que acuden a tan importante trámite parlamentario. Una hora y cuarenta y cinco minutos que consiguieron mantener la atención y el interés de la mayoría de los que siguieron el debate por televisión.
La primera parte de su intervención fue muy crítica con Sánchez y sus políticas, la situación de la que partía, para ir desgranando con tranquilidad y sin aspavientos un proyecto para gobernar España. Un proyecto, ojo, en el que pueden verse representados muchos votantes y ex votantes socialistas, sobre todo aquellos que ocupan la centralidad del espacio político y valoran los pactos de estado, de los que el candidato popular ofreció nada menos que seis, como había hecho durante la campaña electoral.
Sánchez, que está a la espera de que el Rey le encargue una nueva investidura, hizo mutis por el foro y soltó a su diputado más odiado para embarrar el debate con una más que abominable intervención
Un gran salto
Después, en las réplicas, descubrimos a un Feijóo tranquilo y con sentido del humor, imponiéndose con claridad a cada uno de sus oponentes. Lo hizo con habilidad y buenas maneras parlamentarias, sin estridencias, utilizando con éxito el método de exhibir las contradicciones de unos y otros componentes del Frankenstein.
Sánchez, que está a la espera de que el Rey le encargue una nueva investidura, hizo mutis por el foro y soltó a su diputado más odiado para embarrar el debate con una más que abominable intervención. No consiguió otra cosa que convertir en paseo triunfal el paso de Feijóo por su primer debate de investidura.
No será elegido presidente, pero inició el camino para serlo algún día. Eso es lo que Feijóo buscaba y, en mi opinión, ha dado un salto muy importante para conseguirlo.
Feijóo ha perdido la investidura pero ha ganado con claridad el debate. Es probable, en cambio, que Sánchez gane su investidura en unas semanas, pero está por ver que pueda ganar el debate.
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