Desdeño las romanzas de los tenores huecos
y el coro de los grillos que cantan a la luna.
Antonio Machado. (Retratos)
Imposible escribirlo mejor que Gregorio Morán el sábado pasado y en este periódico: “Ya no hay líderes sin imágenes. Incluso antes de que exista el liderazgo aparecen las imágenes que lo preparan para que lo sea”. Por esto, y otras razones que no vienen al caso, sorprende que los periodistas sigamos cayendo en el error de solemnizar la trivialidad encarnada en tipos como el tal Torra. A un mediocre como el nombrado le dan las portadas de los telediarios de las tres de la tarde de ayer y se viene arriba. Es exactamente lo que deseaba este subalterno de Puigdemont, que el doble plante al Rey fuera noticia desde el primer minuto. Lo consiguió. Pero que lo desee no significa que por el camino encuentre la complicidad de los medios que han decidido dar brillo a un acto impropio de quien dice representar al pueblo catalán. Es curioso, el de ayer fue un día en el que algunos medios que llaman de 'Madrit' coincidían con los marcadamente independentistas a la hora de destacar la renuncia de Torra a cumplimentar al Jefe del Estado.
Sorprende que los periodistas sigamos cayendo en el error de solemnizar la trivialidad encarnada en tipos como el tal Torra
La política se ha convertido en un gran plató de televisión en el que cada vez importa menos lo que se dice y más lo que se ve. No sería así si semejante fatalidad no encontrara por el camino la ayuda de los que nos dedicamos a escribir y a opinar sobre lo que pasa. Yo mismo creo que estoy haciendo exactamente lo que estoy criticando al dar pábulo y trato de político a un mentecato maleducado que ha llegado a presidente sin pedirlo. El mismo que viene aquí, el día que comienza el juicio de los golpistas del 1-O y salen a recibirlo y a despedirlo lo más lato y granado de la judicatura española. No, no digo que haya que responder a la mala educación con más desplantes, digo que quizá pecamos de ingenuos y garantistas con tipos que vienen aquí y saludan al presidente del Tribunal Supremo con un símbolo en el ojal que dice que aquí en España tenemos presos políticos. Torra no saluda ni recibe al Rey de España y así ha hecho una noticia huérfana de palabras pero preñada de imágenes que dicen a quienes las vemos que así es como se hace un feo a millones de españoles que nos sentimos representados, defendidos y amparados por un Rey que da la cara incluso cuando lo dejan sólo.
Hubo un tiempo en que ETA abría también las ediciones de los informativos y los periódicos. Sabían lo que hacían. Conseguían transmitir el terror y lo dejaban reposar en nuestras casas durante un buen rato. Torra puede que no sea tan sofisticado, pero cada vez que sale en la televisión faltando el respeto al Rey, y por extensión a todos los españoles, esboza una sonrisa a sabiendas de que lo que hace, o más bien deja de hacer, da alas a un discurso que está pidiendo una sesión psiquiátrica a voces. Y ahí está este tipo, que un día nos llamó bestias carroñeras, insultando a Felipe VI. No insulta quien quiere. Y menos Joaquim Torra. Cráneo privilegiado de la política local catalana.
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