Hay que hablar otra vez de las jergas tribales españolas aunque ya estarán ustedes, apreciados votantes, hartos de eso. Como estarán hartos de tragar sin rechistar, como si no les concerniera, la corrupción de la política española: ahora es el turno del PSOE. ¿Dónde están las sentadas multitudinarias frente a la cueva de Alí Baba, léase Moncloa, hasta conseguir que los ladrones, léase políticos, tengan que largarse? Me lo pregunto a cada rato, ingenuamente.
La porquería se acumula, pero ellos no se irán, convénzanse. En España ya no existe la base moral ni la decencia que vemos en los políticos de otros países, que dimiten cuando incurren, no digamos ya en delitos, les basta con conductas inapropiadas. En España, la vulgaridad y el analfabetismo han sido llevados al Poder por los españoles ideologizados durante décadas, por la educación progre. Y así estamos. Cada vez más lejos de la aburrida pero salvífica rutina democrática, y más cerca del Salvador Iluminado que viene a redimirnos y llevarnos (léase arrearnos) a la Tierra Prometida, al Paraíso Progresista, Izquierdista, Socialista y Neocomunista. Tengo en esto alguna experiencia, y los Salvadores me provocan unas ganas enormes de salir corriendo. No sería la primera vez. Es lo que recomiendo a los cubanos y a cualquiera que tenga la desgracia de vivir en un país donde llegue al poder un Salvador. Los que vienen a salvarnos son nuestros mayores enemigos.
Sin embargo, aunque la situación es poco menos que catastrófica (ya se percibe en la distancia el hedor de los indultos a Ábalos, Begoña, y a todos los compinches de Sánchez que a Sánchez le convenga indultar) puede que no sea irremediable. Seré, para variar, optimista. Tal vez dos mujeres, Isabel Díaz Ayuso y Cayetana Álvarez de Toledo, si llegaran a formar un frente común e independiente, podrían, de arribar al Poder, revertir la riada tribal–populista y librar a España de un destino que no merece. Pero es bastante improbable que lo consigan. Esa es la verdad.
Las jergas regionales son la fruta envenenada de la nación española (la única nación que hay en España), en tal medida, que empiezo a ver estas taras primitivas y castradoras de la manera más bíblica, como una maldición divina para causar nuestra perdición, y llevarnos como reses de diferentes rebaños al siniestro abismo identitario. ¿Y si es algo dispuesto por el mismísimo Dios, qué esperanza podemos tener de librarnos? Ya nos disponemos a sacralizar (y a financiar, cosa muy importante) el andalú y el extremeñu, nuevos bodrios al servicio del estercolero tribal. Sacralizar jergas carentes de cualquier importancia, salvo la folklórica, es una de las marcas de agua de la idiosincrasia española, si es que se puede hablar de tal cosa.
Potente luz sobre la verdad
Claro que Dios no existe, dirán muchos, entre ellos yo, que lo he buscado sin fortuna en la noche de los tiempos, ¿pero desde cuándo esa inexistencia ha impedido que los hombres se maten en su nombre? Nunca. Al contrario, Dios ha sido siempre un incentivo para las matanzas.
He leído a muchos de los grandes descreídos, Twain, Russell, Dawkins, Hitchens, Dennett, y últimamente a Sebrili, que arroja una potente y lúcida luz sobre la verdad, quiero decir los hechos, de la historia de los dioses y las religiones. Incluso llega a determinar, lo que me ha ayudado mucho a ordenar mi visión del mundo, el momento de su nacimiento:
Decir que la religión progre en España intenta que nos deseemos Felices Fiestas en lugar de Feliz Navidad. Lo hace para privar de su impronta religiosa, el clima de la celebración
“La religión tiene origen en una etapa avanzada de la evolución humana y, por lo tanto, lejos de ser un ente natural, surge como un artefacto cultural y en ese sentido se inscribe en la historia. Se sabe la fecha de su aparición: la mitad del primer milenio de Cristo, entre los años 800 y 200, llamada por Jaspers la “era axial”, tomando como eje el siglo V antes de Cristo. En ese período acaece una evolución en la conciencia humana que dio origen a las doctrinas religiosas y a las cosmogonías en Persia, China, India, Israel: zoroastrismo, budismo, confusionismo, brahmanismo, judaísmo, y habría que agregar, como filosofías religiosas, las cosmogonías griegas. El cristianismo y el islamismo surgieron quinientos años más tarde, como un desprendimiento del judaísmo”.
Y ya que hablo de religiones, decir que la religión progre en España intenta que nos deseemos Felices Fiestas en lugar de Feliz Navidad. Lo hace para privar de su impronta religiosa, el clima de la celebración. Pero. Quiero dejar claro aquí que, como pertenezco a la cultura cristiana, no participaré de la cobardía de decir Felices Fiestas sino que diré siempre y en toda ocasión, inalterablemente, ¡Feliz Navidad! Y si a los musulmanes, o a fieles de cualquier otra religión laica, como la comunista o la progre, no le gusta, si se ofenden, pues, en lo que respecta a los musulmanes, no haber venido a vivir en un país cuya cultura es cristiana. Podían haberse instalado en un país musulmán rico y en paz, que los hay. Qué, ¿no los aceptan? Bueno, entonces, dicho en popular, tendrán que joderse.
Y en lo referente a los fieles de la religión comunista o progre, la solución es muy sencilla, irse a un país donde no se celebre la odiada Navidad. Les propongo Cuba o Corea del Norte. Vamos, anímense.
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