Quienes hayan tenido el disgusto de toparse en redes sociales con feministas radicales, habrá comprobado que se mueven en manada, como los animales, y que no solo no atienden a razones, sino que se dedican a acosar, mentir, difamar, calumniar e insultar a todo aquel que se le ocurra contradecirles en cualquier cosa.
Los más graves casos de acoso los he visto en relación con la gestación subrogada. No solo los padres son perseguidos, insultados y humillados en redes sociales, también los niños.
Como en todo en la vida, puedes estar a favor o en contra de la gestación subrogada. Es tu opción, que seguramente estará basada en cuestiones morales o ideológicas. Podrás pensar que los que la apoyan son unos energúmenos o que los que están en contra son unos cafres, pero en ningún caso cualquiera de las opciones te da derecho a masacrar a nadie. Una persona razonable defiende su postura con argumentos. La manada de feministas radicales que pulula buscando víctimas por Internet solo tiene tres o cuatro mantras que repite como cacatúas a coro, sin fundamento alguno.
A mí incluso se me ha amenazado de muerte simplemente por demostrar mi empatía tanto con los padres como con las gestantes. Las femilocas se llenan la boca hablando de la explotación de la mujer, pero nunca, jamás, he conocido ni una sola que se haya dignado a tener una conversación con una mujer gestante, para comprobar de primera mano sus motivos, para entender si realmente hay o no explotación.
Si la lucha para conseguir que algo no se regule en España consiste en machacar vidas de familias, incluidos los niños, tengo claro que eso no es lucha, es barbarie y demencia
Saben perfectamente que hay países donde está regulado y no se permite ningún tipo de compensación económica en el proceso, pero mienten sobre ello. Explotación de la mujer, porque no conciben que una mujer pueda tener el gesto altruista de gestar en su vientre el hijo de otras personas. Esa es otra, mienten diciendo que es su hijo. Pues no, oiga, genéticamente no es hijo de la mujer gestante. A algunos les debe explotar la cabeza con esto, debe ser que se saltaron la clase de los guisantes de Mendel. Mi cuerpo es mío para abortar, pero si es para gestar un bebé para otras personas que no pueden gestarlo, ya no tengo derecho. ¿Mi cuerpo es mío para hacer con él lo que me salga del bolo o no?
Mis amenazas no son nada, apenas chiquilladas, con las cosas que les han hecho a otras personas. Desde crear una cuenta en redes sociales con la foto del bebé fallecido de una madre simpatizante, poniendo como nombre insultos y humillaciones hacia ella, hasta acosar a un padre de dos niñas por gestación subrogada, incluso en su lugar de trabajo, para que le despidieran. Si la lucha para conseguir que algo no se regule en España consiste en machacar vidas de familias, incluidos los niños, tengo claro que eso no es lucha, es barbarie y demencia. Lo que me reafirma en que yo siempre debo estar en el lado opuesto en el que se encuentren estas taradas.
Hasta ahora se creían impunes, intocables. Pero todo tiene un límite. Y este límite lo marcó Alberto Barbolani, vocal vecino de Ciudadanos en Madrid y empresario.
Como estas desequilibradas no miran a quién insultan, acosan o difaman, tarde o temprano era de esperar que le tocaran las narices a la persona equivocada
Una de estas energúmenas, cuya única profesión conocida es ser feminista radical, llamada Gemma Bravo Encabo, metió la pata con quien no debía. Las familias por gestación subrogada están hartas de luchar, de trámites, de pegarse con unos y con otros para conseguir que se reconozca en España que sus hijos son eso, sus hijos. Por eso entiendo que sufren los ataques de estas jaurías y pasan, porque están cansadas, pero felices con el deseo de su familia cumplido. Como estas desequilibradas no miran a quién insultan, acosan o difaman, tarde o temprano, era de esperar que le tocaran las narices a la persona equivocada.
Así que Gemma, viendo que Alberto se posicionaba en Twitter a favor de la gestación subrogada, no tuvo reparos en acusarle de comprar sus hijos y de muchas otras barbaridades, como acostumbra a hacer. Las mismas acusaciones que me han hecho a mí mil veces, con la diferencia de que yo no tengo hijos ni pienso, por lo que me resbala bastante, ni ganas de meterme en pleitos, pero Alberto sí, tiene ambas cosas.
Así que denunció a la cabecilla de las radfem y el resultado ha sido que esta semana, Gemma Encabo publicó un tuit en el que reconocía que mintió y en el que pedía perdón. Un perdón de chichinabo, porque sigue con sus humos de diva en Twitter, aunque todos sabemos que, cuando se llega a ese acuerdo, es porque ha habido más llantos que orgullo.
Que no se dejen pisar, machacar, acosar ni mucho menos atacar a sus hijos, por estas desalmadas. Tienen que saber que la ley está de su parte
Es fácil suponer que cuando se llega a un acuerdo sin ir a juicio, es por dos motivos: el que pierde, sabe que tiene las de perder y el que gana, aunque sabe que tiene las de ganar, no sigue adelante porque ve que el otro no tiene donde caerse muerto, que no va a sacar nada más que lloros. A poquito que tengas o puedas tener en un futuro, una nómina o cualquier cosa a tu nombre, a juicio que vas y te embargan de por vida hasta que pagues. Así que es de suponer que las “chocho charlas” con las que fríe el cerebro la señorita Gemma a quien tenga el mal gusto de escucharla, no le deben dar ni para pipas.
Ahora bien, esto marca un precedente para esas familias. Que no se dejen pisar, machacar, acosar ni mucho menos atacar a sus hijos, por estas desalmadas. Tienen que saber que la ley está de su parte y donde hay que denunciar es en un juzgado, no en Twitter para que le cierren la cuenta y mañana se abra otra. ¿Cuántas cuentas lleva nuestra rubia del pelo frito favorita? Se acerca a la docena.
Viendo cómo han transcurrido las cosas los días posteriores, los ataques constantes hacia Alberto y las muestras de apoyo de la manada a la ya confirmada y autoproclamada mentirosa públicamente, tengo la sensación de que veremos muchos más mensajes de perdón como el de Gemma. Porque no, queridas locas, perseguir a la gente, acusarla de haber robado a sus hijos, de haberlos comprado o incluso de ser traficante de personas, no solo es una barbaridad propia de alguien con un alma muy negra, sino que os va a costar dinerito y lloros, porque los niños no se tocan.
Como dice alguien a quien admiro, si hay que monetizar el odio, se monetiza.
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