No hay prisa para Podemos pese a que su ley estrella no es tal, a juzgar por los últimos datos que ha publicado el CGPJ. No se trata de cifras aireadas por los periodistas, que cuando no bailan a su son corren la suerte de ser dinamitados, sino del informe difundido por el Gobierno de los jueces que alertan que ya hay 722 rebajas de condenas a violadores, pederastas, acosadores sexuales, de los que casi un centenar gozan de una libertad anticipada gracias a la ley del sí es sí.
Irene Montero no está por la labor de apoyar la reforma de sus socios de Gobierno, pese a la buena voluntad que quiere demostrar el PSOE y las buenas palabras de Pedro Sánchez quien asegura que “se ha de corregir una buena ley que está teniendo efectos indeseados”. No dar el brazo a torcer, no reconocer el error es el gran problema de de cualquier político. No se trata de ejercer el papel guerreras de pancarta, de salir a la calle el 8M proclamando lemas ya sabidos, de vestir de color morado, de corearse progresista. La lucha por la igualdad no es exclusiva de la izquierda. La igualdad auténtica es la que pasa por un mismo sueldo desempeñando un mismo cargo, la de las oportunidades laborales, la implicación cívica en todas las áreas de Gobierno, no sólo el de igualdad, y va también en el apoyo de ellos en estos importantes desafíos.
Las guerreras verdaderamente eficaces son las que luchan en los despachos, en los órganos de dirección de las empresas, en los centros de decisiones, incluso en este Gobierno
La igualdad debe ser transversal, contar con la implicación de todo el Gobierno, de todos los ministerios, de todos los estamentos públicos. Las guerreras de pancarta son puro teatro, una representación. Las guerreras verdaderamente eficaces son las que luchan en los despachos, en los órganos de dirección de las empresas, en los centros de decisiones, incluso en este Gobierno. Son las que educan a sus hijos, cuidan de su familia, pelean por la prosperidad de los suyos.
El valor de la mujer, sus derechos, no son territorio del ámbito de un ministerio. Podemos repite con insistencia, como una consigna propagandística, con que la reforma del PSOE es volver al 'código penal de la manada'. Resulta evidente que este Gobierno de coalición debe remar en una misma dirección y corregir una ley que hace aguas y que por encima de todo está generando inseguridad en el sistema y miedo en el ámbito de las víctimas y sus familias. Queda mucho por hacer, más en los despachos, en el Congreso, en los colegios y universidades que en la calle. Cuando ellos se unan a condenar los asesinatos machistas, cuando abandonen ciertos comportamientos en la barra del bar, cuando nuestra lucha deje de centrarse por pertenecer al mundo de hombres en lugar de mejorar el mundo para todos, ese día quizás tengamos una sociedad más justa. Veremos quién lidera las pancartas de este 8M, qué medallas se quieren colgar unas y otras, mientras se siguen rebajando penas a los violadores. Cuídense.
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