Opinión

Un Fiscal General ante el Congreso

Primero se negó el borrado, luego pretendieron hacernos creer que era parte de un inexistente protocolo de seguridad, acabarán culpando a unos duendes gallegos

El asombro es la base de la filosofía, como muy bien dijo Tillich, uno de los teólogos luterano-protestantes más importantes del siglo XX. Siendo cierto esto, los españoles debemos ser un pueblo de filósofos, porque nuestra capacidad de asombro es infinita. Vean, si no, a todo un Fiscal General del Estado en el Congreso que acude a presentar la Memoria de la institución que preside y que, cuando es interpelado por el borrado de su móvil, se pone flamenco asegurando que es “custodio” de lo que ahí había, permitiéndose amenazar a PP y VOX diciendo “Imagínense que yo tuviese ahí datos de ustedes o de algunos de sus familiares y se filtrasen”. O sea, pa chulo yo y pa santa mi madre. Esto de los móviles es asombroso. Primero se negó el borrado, luego pretendieron hacernos creer que formaba parte de un inexistente protocolo de seguridad y a este paso acabarán diciendo que la culpa es de unos duendes gallegos del PP, que hacen que dichos aparatejos funcionen. Cosas más raras se han visto, como con Delcy, que pisó sin pisar territorio español cual hada grácil.

Todo eso mientras el juez Hurtado impulsa nuevas diligencias acerca de esos móviles que huelen peor que un camello asesinao a pellizcos, los informes de la UCO y las presiones de la oposición para que este señor se vaya a su casa y preserve el buen nombre que la Fiscalía debe mantener. A uno le sorprende el odio patológico que el sanchismo tiene contra Ayuso, y no lo decimos por este caso en concreto, porque además les sale siempre el tiro por la culata. Ayer mismo el Juzgado de Instrucción 4 de Madrid dictaba sobreseimiento por la denuncia de “Marea de Residencias” – qué mareo con tanta marea - por homicidio de seis residentes en la residencia Adolfo Suárez. Ya saben, Ayuso asesina, los siete mil doscientos noventa y un muertos, etc. – cosa asombrosa, no sabemos cuántos muertos por COVID hubo en España pero los zurdos tienen los de Madrid contados al detalle – y todo lo que le intentan endilgar a la líder popular sin que les salga una bien.

El caso de Don Alvaro García Ortiz, Fiscal General, reviste mayor gravedad en caso de probarse las acusaciones. Pero no se crean que el asombro cesa ahí, porque resulta que a Don Alvaro lo defiende nada menos que la fiscalía y la abogacía del estado. Ahí es ná. Quieren que se anule el registro del despacho del susodicho. O sea, el gobierno de un país europeo supuestamente democrático le pone la proa a quien constituye a día de hoy su mayor azote, digan lo que digan, y le echa encima las instituciones del estado. Políticamente, decimos, aunque si esto sucediese en la década de los treinta del pasado siglo los términos serían más peligrosos para Ayuso. Recordemos el “Has hablado por última vez” pronunciado en las Cortes por la Pasionaria y dirigido a Calvo Sotelo la víspera de su asesinato, La presidenta madrileña no está expuesta a tal riesgo, pero las intenciones de los zurdos siguen estando donde estaban: todo vale con tal de suprimir al enemigo. Que los métodos se hayan “suavizado” es algo, cree este articulista, puramente coyuntural.

El escrache a Espinosa de los Monteros el otro día en la Complutense da justa medida de como es esta harka de intolerantes matones, o el que le hicieron a S’ha Acabat el otro día en mi tierra, o los que sufren los militantes de VOX que han de aguantar con paciencia de santo que les destrocen sus puestos de propaganda. Mientras, en el Congreso se sientan yihadistas a petición de Junts, Sánchez pacta con la hez bilduetarra, la corrupción alcanza niveles jamás vistos, viene el Fiscal viene a hablar de la memoria de la institución que preside y debería abandonar hoy mejor que mañana, y encima dice que ojito con el santo, que es de barro y se puede romper. Decir asombro es poco. Es asco.

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