Fue un muchacho de 18 años quien desmontó este domingo el discurso del PSOE y de los independentistas sobre el pacto de investidura recién anunciado. Lo hizo en Salvados, en LaSexta, donde afirmó: “Estoy en contra de la amnistía porque si yo incumplo la ley por lo que pienso, a mí no me lo van a perdonar y lo voy a tener que pagar. No me gusta que los políticos estén por encima de la ley”.
Condensar la verdad suele ser complicado porque en estos tiempos suele estar disipada entre toneladas de morralla, que abunda en las redes sociales, en los medios de comunicación y en los verificadores de la verdad. Estos últimos, auténticos contenedores de mentiras y patrañas oficialistas. Pero la frase de ese muchacho es inapelable. Si usted deja de pagar el impuesto de sucesiones o de basuras porque le parecen dos atropellos seguramente acabe con la nómina embargada. Puede incluso que Hacienda le abra una inspección, le sancione, le obligue a pagar y, a lo largo de 10 años, tras una agotadora batalla judicial, consiga que se haga justicia, en uno de los mayores castigos que pueden recibir los ciudadanos de bien. Ahora bien, si usted es un político y decide desviar 3,5 millones de euros para organizar un referéndum ilegal, entonces sepa que le pueden amnistiar.
Pero aún hay más. Imagine que lanza una piedra a un policía por la calle, hace blanco y consigue reventarle el cráneo. Pues bien, el resultado no será el mismo si pertenece a los CDR que si lo hace a título particular. La realidad de este país la describió el citado invitado de Salvados. También su compañera, que apuntó: “El artículo 14 de la Constitución declara que todos los ciudadanos somos iguales ante la ley. ¿Cómo encajaría aquí una amnistía”.
Un paseo con Junqueras
El programa que hoy encabeza Gonzo y que hasta hace no mucho presentó Jordi Évole es especialista en invitar a los malos de la película durante su clímax. Así lo hizo desde con Arnaldo Otegui hasta con Nicolás Maduro. Ahora, tocaba pasear a Oriol Junqueras por Madrid para que el político independentista defendiera la amnistía ante sus adversarios. El líder espiritual de ERC lo hizo con su típico tono de curilla fondón de parroquia de barrio, con esa forma tan particular de terminar las frases, con la que parece que va a romper a llorar de un momento a otro, y con la que quiere camuflar su verdadero carácter, que es el de político radical -ergo caprichoso- que no dudará en imponer su idea de Cataluña a los españoles y a los catalanes que no creen en ella.
Así se lo sugirió a uno de los invitados del programa, un pujolista desencantado que no creía en la independencia ni en la amnistía, pero que tampoco defendía las penas de cárcel para los organizadores del 1-O. Durante la conversación que mantuvo con Oriol Junqueras, el republicano le aseguró que, como defensor de la democracia, no dudaría en volver a convocar una consulta y en confrontar al Estado en caso de que fuera necesario.
Sus palabras recordaron a las de otros tantos líderes que privaron a su pueblo de derechos y libertades mientras apelaban a la “democracia”. De hecho, hay estos días una exposición en Madrid sobre la historia del Muro de Berlín en la que se pueden apreciar los mensajes que lanzaba la dictadura soviética a sus ciudadanos para justificar la construcción de esa pared. “Sin el muro, corremos el riesgo de que el capitalismo acabe con nuestra democracia”. Mientras tanto, la Stasi reprimía a los 'contra-revolucionarios' y el Gobierno alentaba a sus ciudadanos a ponerse un brazalete y conformar una milicia de chivatos. Todavía hay quien piensa que los autócratas se presentan con rabo, tridente y cuernos, cuando, en realidad, siempre se anuncian como demócratas ejemplares y salvadores de la patria.
El independentismo catalán siempre ha aspirado a levantar un muro entre españoles, lo que deja especialmente desprotegida a la mayoría de catalanes que no quieren oír hablar de la independencia, que es la que más sufre en este caso y la que ha quedado abandonada a su suerte por mor del PSOE y de sus aliados parlamentarios.
Han intentado transmitir mentirosos patológicos como Santos Cerdán o Pilar Alegría que estos acuerdos, en realidad, supondrán la vuelta al terreno constitucional de quienes amenazaron con la independencia sin negociación mediante. Incluso Àngels Barceló celebró esa opción en una de sus homilías mañaneras, dedicadas al presidente con cuyas fotos forró su carpeta y fantaseó de formas inconfesables. Esa trampa argumental se les cae a la mínima de cambio. Basta escuchar a cualquier líder independentista para cerciorarse de que su discurso y sus amenazas son ahora las mismas que hace una década. Ahora, con una novedad. La que asegura que no han estado en la cárcel para nada. Sus condenas les harán luchar con más energía.
O eso dicen en LaSexta. Porque a lo mejor todo es mentira y su discurso es, en realidad, un trampantojo argumental con el que pretenden mantener en pie sus chiringuitos y sangrar al Estado hasta el fin de los días sin arriesgarse a independizar su territorio y tener que gestionar lo que no saben. Ahí se mueven muy bien, entre órdagos, soflamas y llantos de fraile encelado. Se pudo comprobar en Salvados cuando un socialista extremeño recriminó a Junqueras que mientras el PSOE ha pactado con ERC la reforma de su red de ferrocarril de cercanías, en Cáceres y en Badajoz siguen esperando el tren con la abulia con la que una vaca mira las vías vacías. ¿Y qué respondió Junqueras? Que entiende sus quejas, pero que Cataluña no pide nada que no le corresponda y merezca. Que dona mucho al Estado y que recibe menos de la cuenta. Que les parta un rayo al resto, vaya.
El momento más curioso del programa se produjo cuando a Junqueras le dijeron que, si los catalanes fueran pobres, no querrían independizarse de España y utilizó los ejemplos de Argentina y Chile para rebatir esa afirmación. Es difícil saber si el señor lo dijo de forma espontanea o si todo formaba parte de un guión. Sucede igual con las declaraciones cruzadas entre ERC, Junts y el PSOE que se han producido durante los últimos días. A veces, hasta lo que parece más casual y espontaneo está escrito en alguna parte: desde los encuentros fortuitos hasta el destino de los premios literarios mejor dotados de España.
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