Opinión

García-Page, en la encrucijada

Con muy poquito tiene el PP de Castilla La Mancha hecha la campaña. ¿Sólo en esa Comunidad? En cinco meses, la respuesta

Comienzo el día abriendo el último poemario de Álvaro Tato (Años Luz, Hiperión, 2022) Vives casi olvidando que estas hecho de olvido/ que no tienes sentido/ pero lo vas buscando/ que no pierdes el mando/ pues nunca lo has tenido/ que pronto te habrás ido/ pero no sabes cuando. No sigo, no sea que me haya equivocado arrancando la jornada buscando refugio en la poesía. Aun con todas mis dudas, sigo pensando que mejor esto que encender la radio o abrir el diario. Mejor vivir olvidando que estamos hechos de olvido que recordar cómo está el mundo o leer declaraciones y discursos vacíos e iracundos con la estatua de Colón de oyente. Presente, más bien.  Incluso olvidando es difícil entender lo que pasa. 

Las encuestas electorales, lejos de aclarar el panorama lo confunden aún más. Siempre nos tenemos que conformar con las tendencias, en eso todas coinciden. Incluso las más cercanas a la Moncloa -salvo lo de Tezanos- dan por hecho que el PP está en condiciones de ganar las elecciones. Fuera de esto, cada una va por su sitio. Mayoría del PP, pero con la asistencia ineludible de Vox. Mala noticia para Feijóo, que más vale que vaya asumiendo lo que puede suceder si llega a la presidencia.

Cuánto más se empeñe Vox en parecerse a su peor Vox, y ya es difícil, más aire para Pedro Sánchez. Cada insulto, cada bronca, cada embestida, cada escenificación a lo bruto de un diputado en el atril del Congreso, más alivio para un presidente que va saliendo del muladar en que se encuentra a golpe de error de los de Abascal. Sí, ya sé que esto es escribir por escribir: cuanto más se les afee a los de Vox su tosca manera de hacer política, más se enrocan en el error, más a gusto se encuentran en el disparate. Hay tres cosas que no podemos venir a hacer aquí: ni el payaso, ni el tenor, ni el jabalí. Ortega en el Congreso de la Segunda República. Uno cree que hoy hubiera escrito lo mismo, porque el espectáculo se parece mucho al que contó. Y sufrió.

Mejor que se consolide con su nuevo juguete y de ahí salga a la ONU o a la OTAN. Tanta paz lleves como descanso dejas, que se dice por aquí

Reconozcamos que esto de las encuestas es algo de consumo interno que sólo seguimos políticos y periodistas. En realidad, nadie sabe lo que va a pasar dentro de un año. El que crea que Pedro Sánchez está políticamente muerto quizá no conozca la naturaleza de un tipo de hombre que siempre actúa desde una única posibilidad: ganar la batalla sin importarle los daños. Así es cómo ha ido trabando una carrera que culminó el pasado fin de semana nombrándose -era el único candidato- presidente de la Internacional Socialista. La IS, -en la que no están los partidos socialistas de Alemania, Suecia o Reino Unido, pero sí Venezuela, Mali, Bolivia o Irak-, es una asociación inane, absurda y sin nada que hacer o decir. A él le vendrá bien, porque siempre le quedará algo en caso de que se confirmen los tiempos que anuncian las encuestas. A los españoles nos da igual. Todo es a mayor gloria del césar, aunque el césar no conseguirá un voto más por añadir a su tarjeta un cargo tan vano que, vaya por Dios, no ha sido noticia en ningún periódico europeo de fuste. Mejor que se consolide con su nuevo juguete y de ahí salga a la ONU o a la OTAN. Tanta paz lleves como descanso dejas, que se dice por aquí.

No deja de ser curioso que los más enterados adviertan a un año de las generales que con Sánchez puede pasar cualquier cosa. La última encuesta de GAD3 le sigue dando un 26,5%, sólo un punto y medio menos que en las últimas elecciones de 2019. Cuidado, pues. La estrategia de polarización que Sánchez está bordando le beneficia y afianza a sus votantes que, según los días, dudan de su errática política.

A Page, perder la presidencia le puede doler. Perderla habiendo hecho un buen trabajo, le puede quitar para siempre de la política. Perderla ante un candidato que pasaba por allí, lo hunde definitivamente

Y, sin embargo, con algunos de sus barones la suerte esté echada. Es el caso de Emiliano García-Page. El presidente de Castilla la Mancha es una buena persona, algo que ciertamente no te faculta para ocupar ese cargo. Es además, para muchos de sus ciudadanos, el mejor presidente que puede tener esa Comunidad, pero su presidencia está abocada al fracaso ante un candidato del PP, en realidad un no candidato, que Génova no ha cambiado porque no ha habido tiempo, y porque las cosas han llegado a un punto en el que da lo mismo el cartel: es tan profundo el desencuentro de los ciudadanos con Sánchez que da igual a quien presente el PP. A muchos efectos, Madrid sigue siendo una provincia más de Castilla La Mancha, y de ahí la influencia de la capital. A Page, perder la presidencia le puede doler. Perderla habiendo hecho un buen trabajo, le puede quitar para siempre de la política. Perderla ante un candidato que pasaba por allí, lo hunde definitivamente. Y lo peor para el de Fuensalida no es la falta de un diagnóstico; lo peor es que lo tiene, porque no se trata de luchar contra el PP, sino de hacerlo con quien, desde Madrid, te ha dejado sin discurso. Son tan potentes, tan fácilmente comprensibles las barbaridades de Sánchez que las razones de Page pasan inadvertidas. 

En política hay cosas que no se pueden entender, otras no se pueden explicar; algunas son incomprensibles, pero se pueden explicar. Y están por último las que ni se pueden entender ni explicar. Esas, además, gozan de una fácil difusión, y hacen que el votante tenga una idea clara cada vez que escucha hablar de sedición, malversación, Frankenstein, Bildu, Rufián o las leyes del síessí o Trans. Con muy poquito tiene el PP de Castilla La Mancha hecha la campaña. ¿Sólo en esa Comunidad? En cinco meses, la respuesta. La única encuesta de verdad, el 28 de mayo. Ese día está por ver si Núñez Feijóo tiene razón y las elecciones son lo que él desea y predice: una moción de censura en toda regla a Pedro Sánchez, al que, llegado el caso, siempre le quedará la Internacional Socialista para hacer crucigramas, y tiempo para leer al poeta: Vives casi olvidando que estas hecho de olvido…             

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