La reapertura de la economía junto con los estímulos económicos han creado un problema inflacionario que ha venido a agravarse con la guerra de Ucrania y, como quiera que este fenómeno global es, en buena parte, responsabilidad de los gestores globales, creo que el análisis ha de empezarse poniéndoles el foco a ellos. Hecho eso, pasaremos a ver por qué la guerra se alargará y terminaremos con los últimos datos de crecimiento, ya que se está extendiendo un diagnostico errado sobre los mismos.
Cuando analizo a esa extensa comunidad de gobernantes siempre recuerdo una interesantísima entrevista (no se la pierdan, enlace a la misma) hecha en 1993 al director de Harper's Magazine, una revista liberal en el sentido correcto del término hoy usurpado por los socialdemócratas. En ella explicaba ese ecosistema político que habita en torno al "Capital Beltway", en Washington; entre los descubrimientos de su investigación estaba el caso de que el Banco Mundial podía ahorrar 12 millones de dólares al año si sus ejecutivos, en vez de viajar en primera, lo hicieran en clase business; por supuesto, los responsables de la "institución" evitaron que se hiciera ese cambio. ¿Dónde estará hoy, tras treinta años, ese y otros dispendios en atención a la ley de hierro del crecimiento perpetuo de la burocracia?
Como el Banco Mundial hay, literalmente, cientos, si no miles, de instituciones con sus respectivos escándalos periódicos, en Washington, Nueva York, Bruselas, en Suiza, etc., organismos y entes con fuertes relaciones simbióticas de poder político con oligopolios mediáticos, lobbies, redes sociales (guerra a Elon Musk y a la libertad de expresión), universidades, empresas financieras o industriales (a las que regulan), y con una enorme una red burocrática y de subcontratas, en productoras, consultoras, ONGs, fundaciones, "verificadores", etc., en las que muchos sin oficio sueñan con enchufarse, dadas su prebendas y prestigio (hoy ya falso), buscando alcanzar, por ejemplo, un éxito a lo "Pedro Solbes tres pensiones", por poner un caso de miles, y con todos sangrando al contribuyente y sometiéndole a sus experimentos, siendo la acomplejada España uno de los sitios preferidos para sus fechorías.
Tras mucha degeneración, hoy ya podríamos hablar de un verdadero ejército de parásitos y activistas y, si bien es cierto que no todos en nómina son parásitos, sí lo es que todos son activistas. En el tiempo de aquella entrevista, la revista (de contribuyentes netos) tenía un déficit que cubrían filántropos que creían que no se puede ser neutral entre la verdad y la mentira, fervientes partidarios del periodismo de investigación de calidad, ese que consigue, entre otras cosas, que estas "instituciones", al no ser democráticas, moderen la voracidad de dicha casta gracias al poder de la prensa libre, hoy en retroceso ante el acoso globalista a la Sociedad Civil allí donde la hay (aquí no).
Así las coas, hoy es casi imposible moderar el control que el globalismo tiene, por ejemplo, de la narrativa, siendo uno de sus grandes éxitos imponer el término "democracia liberal" (dos mentiras, ni democracia ni liberal), "socialdemocracia" en Europa continental, que es un orden partitocrático de botarates que vino a substituir, tras la Segunda Guerra Mundial, apropiándose de la Pax Americana, al parlamentarismo liberal (este sí), piadoso y austero, que describe magistralmente Bertrand Russell en otra extraordinaria entrevista (enlace), y promovido por la Pax Británica. Y todo, dicen, con la intención de evitar pandemias, hambrunas, reducir la pobreza y la explosión demográfica en los países pobres, las crisis económicas y lograr la paz mundial, cuando en realidad aplican una agenda de dominación global que expolia y destruye a las naciones.
Una guerra larga
En ese extenso ecosistema parasitario te encuentras distintos grupos de interés, caso de los consultores geopolíticos, destacando los que viven de mantener la narrativa que interesa al Estado profundo estadounidense. Entre este subgrupo se da la circunstancia de que, a la que pueden, denuncian que, sobre Ucrania, John Mearsheimer está equivocado, tal vez intentando el imposible de que no afecte la narrativa dominante. Mearsheimer, que pertenece a la vieja izquierda del partido Demócrata, es un académico laureado de la Universidad de Chicago que tiene una conferencia de 2015 (enlace), que ya ha superado los 26 millones de visionados sin contar los extractos, copias piratas, etc., en la que explicó por qué habría guerra, la responsabilidad de Occidente (en realidad de los globalistas) y que lo que convenía a Ucrania era la neutralidad. Hoy, Mearsheimer cree que Rusia, por lo que se juega, conseguirá sus objetivos.
Escenarios para el final de este desastre hay muchos (10 de interés) y, más allá de lo que uno crea justo o le gustaría, lo cierto es que, desde la perspectiva rusa, tema que analizamos la semana pasada, no pueden permitirse perder. Si lo consiguen o no, es otro tema; en todo caso, a estas alturas y conociendo cómo se comportan los principales actores en liza, pienso que lo mejor es trabajar con un escenario de guerra larga. Así lo indica la lógica geopolítica: ¿Qué harían Ustedes con un peligro existencial? Pues si no pueden neutralizarlo o someterlo, destruirlo. Luego hay un agravante añadido y es que, tal y como les han ido sancionando desde hace años, no esperan que se las quiten hagan lo que hagan. Terrible. Salvo el Papa, nadie quiere la paz.
En el siglo XIX, en una anterior guerra por Crimea y con Rusia en clara inferioridad tecnológica, una coalición británica, francesa y turca quiso arrebatarles dicha península; para mantenerla, los rusos se dejaron medio millón de muertos. Así que, pienso que ahora harán una movilización general, oficial o no, reconstruirán y aumentarán su ejército, con un gasto en armamento que aliviará su recesión y darán guerra intentando reconquistar "Nueva Rusia" mientras destruyen Ucrania hasta que se rinda.
Recuperación robusta
Recientemente se ha extendido la idea de que la recesión (por culpa de la guerra de Putin, dicen) es inminente, pues los medios han "informado" (caso CNN) un crecimiento de Estados Unidos del -1,4%, dato que obtienen de anualizar (multiplicar por 4) el crecimiento del PIB del primer trimestre de 2022 respecto del último de 2021 (-0,35), como si eso tuviera sentido. Tras más de una década explicando sin ningún éxito, hoy repetimos que el cálculo se debe hacer respecto al mismo trimestre del año anterior (siguiente gráfica), que da un crecimiento del 3,6%, que está muy bien pues lo normal es en torno al 2%, que es hacia donde va y que, con un bajísimo nivel de paro, aguanta sin problemas una subida de tipos que modere seriamente las expectativas inflacionarias.
Así que el problema no es un crecimiento recesivo sino, por el contrario, uno robusto que es inflacionario. Esto se sabía hace casi un año y no se ha actuado desde los bancos centrales. ¿Por qué? Explicaciones hay varias, pero destacan la incompetencia y/o deshonestidad del presidente de la FED, o porque la burocracia pública globalista, al tener ayudas contractuales al crédito hipotecario (caso Banco de España, p.e.) y mejor calificación crediticias (empleo seguro), aprovechan el saqueo a los ahorradores humildes para acumular ladrillo (pisos, segundas y terceras viviendas, locales para alquiler, etc.) vía deuda, o para aliviar la gigantesca deuda pública de sus desmanes (tema que vimos), de forma que no les ajusten sus privilegios, etc.; seguramente sea por una combinación de todas.
Es obvio que no se puede seguir haciendo perder valor real al ahorro del sistema pues éste es necesario para financiar la oferta nueva que ataje la inflación (fuera de China, etc.), pero no, prefirieron seguir con un financiamiento especulativo que lo infla todo, de inventarios (en barcos también) a materias primas y, particularmente, a su riqueza inmobiliaria y bursátil mientras saquean a los más humildes, eso sin entrar en la banca progresista que pone peor la oferta energética e, indirectamente, la de insumos para la producción agrícola, fuertemente mermada por la guerra, algo gravísimo sobre lo que el Gobierno español no está haciendo nada.
El desastre español.
Por supuesto que "hay globalistas y globalistas", con los "nuestros" entre los peores, estando al nivel de la partitocracia infame que padecemos. Una forma de evaluar su desastre es haciendo un índice del Producto Interior Bruto de España y compararlo con el de Estados Unidos, siendo el PIB de 2010 el 100% para ambos (siguiente gráfica). Como pueden ver, hasta entonces ambos crecíamos a un ritmo similar, salvo cuando se institucionalizó la economía de las mentiras, reventó, hubo restructuración (2008-2013) y luego seguimos en paralelo pero unos cuantos peldaños por debajo (unos 13 puntos porcentuales).
Tras la (presuntamente) corrupta y desastrosa gestión de la pandemia por el Gobierno (8M, etc.), en que nuestros mejores empresarios acudieron ("nunca más") a ponerse a su disposición generosamente, nos han hecho bajar más peldaños (hasta 20 puntos) y cualquiera sabe cuando recuperaremos el nivel de producción previo a la misma, por no hablar del potencial (flecha punteada verde, anterior gráfica) que está casi ocho puntos por encima. Para colmo, se han colgado las medallas de sanitarios y cuerpos de seguridad que se jugaron la vida durante la misma y hoy, los muy sinvergüenzas, los usan de escudo para su saqueo fiscal.
Adicionalmente, este Gobierno, que empezó enfriando la economía y aumentando el déficit al tiempo que redoblaba la mala política energética y cargaba contra el principal sector industrial, el automóvil, al que castigarán más, ha causado más inflación y dañando a los más pobres. ¿Aparte de aumentar el ejército de parásitos y activistas hicieron esto por el Bien Común? No, ellos aplican la Agenda 2030 como si lo único que les importara fuera colocarse globalmente para viajar en primera, con coche, casa y colegio de los niños pagado por todos, y sueldazo y pensión a poder ser libre de impuestos, que hay bastantes. ¿Y en la oposición qué? Parecido, como saben los engañados que ya han votado al globalista Feijoó, mientras que VOX quiere salvar la partitocracia, que es nuestra principal amenaza existencial; así que, con estos políticos y ante el ajuste por la subida de tipos y el fin de los "dividendos de la paz", recuperación real para los españoles habrá más bien poca o ninguna.
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