Han pasado cuatro meses desde la entrada en vigor –7 de octubre de 2022–de la ley del “Sólo sí es sí”, un auténtico bodrio legal. Con la consecuencia de que ya más de 400 depredadores sexuales han visto sus condenas rebajadas y otros 36 han sido excarcelados. Ahora, tras la alarma social creada, el PSOE ha presentado en el Congreso de los Diputados una proposición de ley para modificar esa ley. Ley que se nos anunció durante casi 2 años como la estrella del Gobierno, y como triunfo del feminismo. Incluso nos dijeron que esa ley sería copiada en los países europeos de nuestro entorno.
El socio de Gobierno, Unidas Podemos, se ha negado a suscribir esa proposición de ley. Ha emprendido además una virulenta campaña contra el PSOE: que si “les tiemblan las piernas”; que si “ceden a la derecha”; que si “no queremos dar ni un paso atrás”. Una sarta de improperios que parecen ser combinación de soberbia e ignorancia, incapaces de entender la alarma que esa desdichada ley provoca en la sociedad española y sobre todo en las mujeres.
Hace tan sólo tres ó cuatro semanas, muy pocas voces públicas del PSOE se atrevían a solicitar lo que era de sentido común, es decir, reformar esa desdichada ley. Ahora, tomada la decisión por el presidente del Gobierno, todo son aplausos a su iniciativa. Lo cual da medida de que el PSOE es un partido sometido de forma exclusiva a la voluntad de Pedro Sánchez.
Nada de dimitir, lo que en cualquier país de la Unión Europea se hubiera producido de forma automática. Y, al mismo tiempo, nada de cesar a tan incompetente ministra
Por otro lado, es significativo del caso que la situación parece salir políticamente gratis. No hay asunción de responsabilidades políticas en el Ministerio de Igualdad que preside la Sra. Irene Montero. Nada de dimitir en el cargo, lo que en cualquier país de la Unión Europea se hubiera producido de forma automática. Y, al mismo tiempo, nada de cesar el Sr. presidente del Gobierno a tan incompetente ministra. Aún peor, nadie en el PSOE pone en cuestión que prosiga esa destrozada coalición gubernamental.
Es incomprensible que esa malévola y fanática ley del “Sólo sí es sí” no suponga ni ocasione responsabilidad política. Es un acto de incompetencia superlativa. A cambio, que los trenes no quepan por los túneles para llegar a Cantabria y Asturias, se resuelve con el cese de algunos mandos intermedios en Adif y Renfe.
Es también incomprensible el desprecio del PSOE a Alberto Núñez Feijóo, que asegura estar dispuesto a aprobar la reforma de la infame ley de los depredadores sexuales “si no contiene ninguna chapuza”. Alegando el PSOE que “con el PP no tenemos nada que negociar”, en otra exhibición de soberbia que está fuera de la realidad. El Código Penal es una ley capital en cualquier sociedad civilizada. Es una ley que necesita de consensos, de buen hacer, y a la que sobran voces destempladas sobre el adversario político.
Porque, en fin, el pacto de gobierno con Unidas Podemos sigue vivo a pesar de la chapuza infinita de esa ley generadora de criminales en la calle, que ahora dicen que van a reformar. Mientras que el Gobierno desprecia olímpicamente a la principal fuerza de oposición, ahora el Partido Popular.
Se atribuye al general Perón una frase feliz, tal vez la única que pronunció en su agitada vida demagógica: “De todas partes se vuelve, excepto del ridículo”. Y así es, porque con tales idas y venidas, la gente acaba perdiendo el respeto. De esta forma llegamos a un radical y lamentable bloqueo político que lastra nuestro país. Es una parálisis suicida, así no se puede gobernar, las reformas se estancan y el país se vacía en un sumidero de normas incomprensibles.
Esa es nuestra casa común que debemos sostener todos los españoles, con la regla principal de la igualdad de derechos y obligaciones entre nosotros
Esa decisión impotente es responsabilidad única y exclusiva del Sr. Presidente del Gobierno, en una coalición imposible de sostener, que nos adentra en un túnel sin salida que a todos los españoles afecta. Seguir así nos anticipa procesos electorales en que este Gobierno sólo puede mantener su continuidad con gente imposible. Y en alianza con los peores del país, con la soberbia e incompetencia de Unidas Podemos, junto a la arrogancia de ERC en Cataluña, que no se va a bajar de su estrategia independentista. Y con el lastre insoportable de Bildu en el País Vasco, que tampoco va a modificar su conciencia de ser los herederos del terrorismo.
Este deterioro de España pone en cuestión lo mejor, bueno y bien hecho por los españoles que hace ya más de cuatro décadas realizamos la Transición democrática y la Constitución de 1978. Esa es nuestra casa común que debemos sostener todos los españoles, con la regla principal de la igualdad de derechos y obligaciones entre nosotros. No aceptamos que contra todo eso se sigan dirigiendo en esta infeliz legislatura tanto Unidas Podemos, como ERC y Bildu; y por añadidura el actual PSOE al no entender la gravedad del deterioro.
Ya puede el Gobierno entonar cánticos sobre la situación económica que atravesamos. Es inútil. Todos sabemos que somos el único país de la Unión Europea que no ha recuperado el PIB económico previo a la pandemia. Que ostentamos el dudoso récord de doblar en paro a la media europea. Que el paro juvenil es insoportable y amenaza con dejar atrás a una generación entera de españoles, hombres y mujeres condenados a severa inutilidad o a emigrar. Que la educación es la primera fuente de desigualdad y decadencia en nuestro país, donde concurre un alarmante fracaso escolar que ha crecido en los últimos años. Que la subida de las hipotecas, de la cesta de la compra, de los carburantes, hace que la vida resulte crecientemente complicada para la gente.
Imaginemos cómo puede ser vista España desde fuera: como un país de segunda donde el Gobierno es incapaz de ver, ni de hacer, ni menos aún de entenderse
Es injusto que el Gobierno nos condene a procesos electorales en que la alternativa sea continuar gobernando con lo peor de cada casa. Son las situaciones que se pagan por insistir en el empeño de estar en la dirección equivocada.
Se trataría, por el contrario, de recuperar el espíritu de la Transición política en la concordia, la capacidad de entendimiento y el consenso en los grandes asuntos. También en la política exterior, que no funciona. Es absoluta la quiebra del Gobierno de la nación con Unidas Podemos en torno a la guerra de Ucrania y sobre la política con Marruecos. Imaginemos cómo puede ser vista España desde fuera: como un país de segunda donde el Gobierno es incapaz de ver, ni de hacer, ni menos aún de entenderse.
Vienen más leyes: la ley trans, la denominada ley “mordaza”, la ley de vivienda, la ley de bienestar animal. Es razonable que las divergencias en el seno del Gobierno se acentúen, mostrándonos una coalición rota y malencarada entre sí. Algo a lo que permanece ajeno el Presidente del Gobierno, empeñado en mantenerla.
Es un desvarío completo del que sólo se puede salir con el voto mayoritario de los españoles, que nos rescate de una trayectoria que nos hunde más y más cada día que pasa. Dejemos de arrancarnos la piel entre nosotros mediante la proliferación de leyes que favorecen estúpidamente a los delincuentes.
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