Ha empezado la Liga de las Naciones y, por increíble que parezca, el mundo no se ha detenido. No hay millones y millones de personas a lo largo y ancho del orbe mirando qué ocurre en el terreno de juego. Nuestra selección española ha disputado un par de encuentros, que por cierto se han saldado sin demasiada fortuna y con un juego preocupante. Pero lo que aquí nos interesa realmente es saber cómo es posible que este torneo exista.
Si haces una encuesta por la calle, el 90% del personal desconoce qué diantres es ese torneo y, sobre todo, para qué sirve más allá del obvio negocio para la UEFA, organizadora del despropósito. Ese porcentaje debe quedarse aproximadamente en el 65% entre los fanáticos del fútbol. Más o menos el 85% del público objetivo no sabe que en esta liga de selecciones hay descensos y ascensos.
Lógicamente servidor no ha hecho tamaño sondeo, ni falta que hace, claro. Basta con ver el interés que suscita la Liga de las Naciones entre amigos, conocidos, familiares y tuiteros, por citar grupos dispares. Ni siquiera los medios deportivos le hacen mucho caso al invento de Ceferin y sus mariachis.
La opinión más extendida, acaso por ser la más certera, es que la UEFA ideó y puso en marcha este torneo simple y llanamente para aumentar los beneficios del negocio
La opinión más extendida, acaso por ser la más certera, es que la UEFA ideó y puso en marcha este torneo simple y llanamente para aumentar los beneficios del negocio. De manera que estamos ante un sinsentido, claro, pero que se antoja bastante goloso para las arcas del organismo europeo y de las diferentes federaciones nacionales.
No puede sorprendernos, en realidad, que la Liga de las Naciones exista en un mundo, el del fútbol, donde va a celebrarse el hiriente Mundial de Qatar o donde recientemente los mandamases de la FIFA querían implantar un Mundial cada dos años, por supuesto con esa misma máxima de aumentar los beneficios económicos. ¿Pero beneficios para quién? ¿Para los espectadores o para los organizadores? Por suerte, parece que esa idea ya ha perdido fuelle.
Así, como unos partidos sin más valor que el preparatorio, o sea de entrenamiento, se lo toman los jugadores y los entrenadores, que son los que más saben de fútbol y, por ello, son también los que menos pintan en el negocio
Lo que es obvio, volviendo al torneo que nos ocupa, es que sólo sirve como remedo de los tradicionales partidos amistosos que las selecciones disputaban en estas fechas. De esa manera, como unos partidos sin más valor que el preparatorio, o sea de entrenamiento, se lo toman los jugadores y los entrenadores, que son los que más saben de fútbol y, precisamente por ello, son también los que menos pintan en el negocio.
Así las cosas, tenemos Liga de las Naciones para rato.
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