En plena época estival una tentativa de golpe de Estado en Níger estallaba el 26 de julio y en el momento de escribir estas líneas todavía no se tiene claro si su objetivo es poner a un militar al frente del Estado, crear una junta militar que gestione una transición política o si se liberará al presidente elegido democráticamente en 2021, que se niega a dimitir, y se llegará a una solución negociada como reclama la comunidad internacional y los mediadores africanos. Mientras se aclara el conflicto es importante que sirva como llamada de atención sobre la situación en el Sahel y el impacto que todas sus crisis tienen y pueden tener en la seguridad de España y la UE. Aunque esta noticia pase bastante desapercibida para la sociedad española en este verano repleto de incertidumbre, conviene elevar la mirada más allá de los problemas patrios. No sin fundamento, los analistas de los think tank más prestigiosos de España llevan años poniendo el foco en el Sahel y en concreto en su parte occidental, como una de las mayores amenazas a la seguridad de la UE.
Níger es un país con una gran extensión y amplias fronteras con algunos países del Sahel: Burkina Faso, Mali y Chad. Asimismo, tiene una enorme frontera con Argelia y también con Libia, países de la vecindad mediterránea de la UE. Con sus vecinos sahelianos especialmente con Burkina Faso y Mali pertenece a una área denominada las tres fronteras en las que el terrorismo salafista, especialmente el denominado Estado Islámico del Gran Sáhara (EIGS) está encontrando en los últimos años condiciones favorables para su expansión. El EIGS tiene como base la región de Menaka al noreste de Malí que es fronteriza con Níger y Burkina Faso, lo que le permite realizar operaciones en los tres países. Esto sin menoscabo de otros grupos terroristas que continúan actuando en la región fomentando todo tipo de tráficos ilícitos y captando a jóvenes que tienen pocas alternativas para escapar de la miseria.
Solo en Mali la ONU ha contabilizado en los cuatro primeros meses de 2023, unos 375 539 desplazados internos hacia el centro del país y las regiones fronterizas con Níger y Burkina Faso
Los golpes de estado en Chad (2021), Mali (2020 y 2021) y en Burkina Faso (febrero y diciembre de 2022) han acabado no solo con el poder civil y constitucional sino que han aumentado la inseguridad y todos los males relacionados con la gobernanza, la corrupción, los conflictos étnicos y los efectos del cambio climático. Impunidad, escuelas cerradas, precaria seguridad alimentaria y todos los problemas endógenos y exógenos de estos países se multiplican. Tras la retirada de las tropas francesas de Mali y Burkina Faso y la salida de la Misión de las Naciones Unidas después de diez años en Mali que se completará a lo largo de 2023, la situación de millones de personas puede evolucionar de la precariedad al caos. Esto significa desplazamientos tanto internos como externos. Solo en Mali la ONU ha contabilizado en los cuatro primeros meses de 2023, unos 375 539 desplazados internos hacia el centro del país y las regiones fronterizas con Níger y Burkina Faso.
En este contexto la suerte del presidente nigerino Mohamed Bazoum y de su gobierno elegido en unas elecciones libres y democráticas debería preocuparnos. En primer lugar por sus principios, ya que es un defensor del orden institucional y de los derechos de su población. En una entrevista publicada en junio de 2023 por la revista Jeune Afrique mostraba su rechazo a crear milicias populares y convertir a jóvenes inexpertos en carne de cañón para luchar contra el terrorismo así como a utilizar el enfrentamiento étnico en este combate como están haciendo algunos países vecinos. También declaraba su convencimiento de que hay que buscar mecanismos para sacar del radicalismo violento a muchos jóvenes que pueden recuperarse si se les ofrece educación y empleo.
Aunque sus detractores acusan al presidente Bazoum de aliado de Occidente, este no duda en señalar los excesos y errores del colonialismo francés aunque reconoce que la política de Francia ha evolucionado hacia un apoyo a la democracia también en África
En segundo lugar, porque tras la retirada de tropas francesas de Mali y de Burkina Faso, Níger se ha convertido en el mejor aliado de Occidente en la región. En el país hay dos bases de Estados Unidos y una francesa con 1500 efectivos además de una misión militar de la Unión Europea para la cooperación en Seguridad y Defensa. Si se tiene en cuenta las buenas relaciones de las filiales del grupo Wagner con las autoridades militares que actualmente gobiernan en Mali y Burkina Faso, entre otros países africanos, la necesidad de gobernantes con una visión menos hostil a Occidente en el Sahel es necesaria. Aunque sus detractores acusan al presidente Bazoum de aliado de Occidente, este no duda en señalar los excesos y errores del colonialismo francés aunque reconoce que la política de Francia ha evolucionado hacia un apoyo a la democracia también en África. Sin duda, su formación como filósofo le predispone a apoyar la democracia como el mejor sistema para solucionar los problemas de un país de 26 millones de habitantes y en el que ha tratado de fomentar la seguridad ampliando las capacidades de sus fuerzas regulares en lugar de recurrir a mercenarios nacionales o extranjeros.
La destitución de un gobernante legítimamente elegido supone más incertidumbre no solo en la castigada región del Sahel sino una presión añadida para los países del norte de África y también para la UE. Este mes de julio tuvo lugar en la Universidad Francisco de Vitoria el tercer Seminario Sahel-Europa y los asistentes tuvimos la oportunidad de escuchar a representantes de la sociedad civil nigerina expresar sus temores ante un posible golpe de Estado en su país. También pudimos escuchar los proyectos en los que están involucrados y las ganas con las que una vibrante sociedad civil lucha por un futuro mejor. Ellos no tienen ganas de salir de su país solo quieren tener la oportunidad de desarrollar sus capacidades en libertad. Esperemos que Níger no sea otra oportunidad perdida sino un ejemplo para un continente que no puede seguir posponiendo sus posibilidades de desarrollo a todos los niveles pero principalmente el humano.
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