El PP ha ganado las elecciones autonómicas de Castilla y León pero depende de Vox para gobernar. Si tenemos en cuenta que Alfonso Fernández Mañueco adelantó los comicios para absorber el voto de Ciudadanos, hacerlo desaparecer de su comunidad y poder así gobernar en solitario, podemos concluir que su estrategia ha cosechado un enorme fracaso: no solo no podrá gobernar en solitario sino que deberá sustituir a Ciudadanos por Vox como socio indispensable; y aunque efectivamente podrá gobernar, ese pacto con Vox es para el PP mucho peor o, al menos, mucho más complejo y problemático de gestionar, y puede ser pan para hoy y hambre para mañana. Mientras llega ese mañana, el PP se consuela constatando el fracaso aún mayor de la izquierda: el PSOE pierde siete procuradores y a Podemos ya solo le queda uno. El gran ganador es Vox, que pasa de uno a 13.
Efectivamente, si atendemos al resultado electoral, Vox se ha ganado el derecho a exigir entrar en el gobierno, y en estos términos se expresó Santiago Abascal en la misma noche electoral, cuando exigió que Juan García-Gallardo, a quien hace un mes no conocía nadie, se convierta en vicepresidente de la Junta. Es lo que tiene equivocarse en la estrategia: que puedes gratuitamente insuflar fuerzas a tus adversarios y complicarte innecesariamente la vida política.
Mi opinión es que el PP negociará y aceptará que Vox entre en el gobierno, a pesar de que no es la única opción posible aunque sí la más probable; la posibilidad de pactar con los partidos localistas e incluso incorporarlos a su gobierno para no incluir a Vox me parece poco factible, no solo porque no se alcanzaría la mayoría absoluta necesaria sino porque el pacto con los de Abascal parece ser a día de hoy la única esperanza del PP para gobernar España.
Hay alguna otra alternativa que algunos prefieren pasar por alto pero que otros hemos observado, por aquello de analizar todas las opciones posibles y no descartar ninguna: ¿Sería capaz el PSOE de abstenerse para evitar que Vox entre en el gobierno de CyL? Es poco probable porque el PSOE quiere que Vox entre en el gobierno de CyL. ¿Y sería posible que PP y PSOE formaran gobierno en una especie de pequeña Gran Coalición castellanoleonesa? No lo creo: el PP teme que, en ese caso, Vox creciera más; y el PSOE, que Pedro Sánchez perdiera los apoyos que lo mantienen en la Moncloa. Obviamente, ninguno atiende a los intereses de España sino a sus intereses particulares y partidarios. Y actuarán en función de ello.
Se acabaron los tiempos de las mayorías con pactos puntuales y no digamos ya los de las mayorías absolutas. Mejor no recordar el pacto PSOE-Ciudadanos cuyos líderes rechazaron
Sea como fuere, el pacto del PP con Vox es problemático e incómodo para Pablo Casado. Principalmente, porque tal decisión provoca desavenencias internas y críticas externas, incluso por parte de Europa, donde se rechazan los pactos con la extrema derecha. En el PP hay inseguridades y dudas. O sea, zozobra. Por un lado, porque en el propio partido hay opiniones enfrentadas al respecto. Por otro lado, porque si pacta con Vox, podría perder futuros votantes del centro.
Y Sánchez se beneficiaría de ello. No olvidemos que a Vox lo impulsaron el PSOE y Podemos, sin otro objetivo que dividir a la derecha. Obviamente, lo ideal sería lograr mayoría absoluta para no depender de nadie, pero esos tiempos ya son tiempo pasado. De hecho, al PSOE le ocurre algo parecido. Y así como al PP le afectarán sus pactos con Vox, al PSOE ya le están afectando sus pactos con nacionalistas e independentistas. No hay que ser muy listo para observarlo. Es una evidencia empírica.
Así que, si atendemos al panorama político actual y a la progresiva atomización del escenario que seguramente se consolide e incluso se acreciente en el futuro, desaparecido Ciudadanos, el PP solo podrá gobernar España con Vox, del mismo modo que el PSOE solo podrá hacerlo con Podemos, ERC, PNV, Bildu y algunos otros compañeros de viaje. Se acabaron los tiempos de las mayorías con pactos puntuales y no digamos ya los de las mayorías absolutas. Mejor no recordar el pacto PSOE-Ciudadanos cuyos líderes rechazaron.
Sin embargo, hay una alternativa (o podría haberla) a la ingobernabilidad que se avecina: una Gran Coalición PSOE-PP para no depender de los que quieren romper España, frenar a los populistas y a los extremistas, impulsar las reformas que España necesita y resolver los principales problemas de los ciudadanos. Sé que el contenido que apunto es ilusorio pero el acuerdo no lo es tanto. Y quizás, si todo empeora, pueda llegar a ser la opción menos mala. O incluso la única, cuando España sea ingobernable.
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